Aspectos para trabajar por el amor romántico ¡Cuán importante es que ambos cónyuges comprendan el valor fundamental del romance en la vi...
Aspectos para trabajar por el amor romántico
¡Cuán importante es que ambos cónyuges comprendan el valor fundamental del romance en la vida matrimonial! Pero aún más importante es saber cómo hacer que sea una realidad en la convivencia.
Como dijimos, el romance es el goce, disfrute y entusiasmo que sienten los cónyuges al experimentar vivencias, momentos inherentes a la relación en lo emocional, físico y espiritual. Un estado de plenitud y satisfacción respecto a la pareja, que genera bienestar y alegría. Entonces tenemos mucho trabajo que realizar, porque sostener todo esto en el tiempo jamás puede ser fruto del azar. ¡Sí, el romance se trabaja, es una construcción!
Prioridades
De Dios aprendemos que ante todo debe primar el orden, lo que significa que debemos calibrar nuestra vida estableciendo un orden de prioridades en todo, pero específicamente en el matrimonio. En la vida hay tareas imprescindibles a realizarse cada día, y muchas de ellas son delegables en otras personas. Pero de la misma manera que no puedo delegar mi relación personal con Dios a otros, tampoco puedo delegar el cuidado y atención que requiere mi cónyuge y mi matrimonio.
El cuidado de la casa, del negocio, el cuidado de los niños por ciertas horas, son responsabilidades en
las que otras personas pueden suplirme. Pero el cuidado de mi matrimonio no se lo puedo delegar a nadie, ni lo puedo posponer por mucho tiempo. Ciertamente la vida está llena de situaciones que afrontar y resolver; pero el compromiso de velar por mantener viva la llama del amor es una prioridad que no podemos ignorar o descuidar sin sufrir consecuencias.
Intencionalidad
Para evitar que la sumatoria de circunstancias difíciles, rutinarias o negativas se confabulen en contra de la conexión que debe existir en la pareja, cada uno debe renunciar a deseos egoístas y expectativas irreales, aplicando en la convivencia el ingrediente de la intencionalidad. Lo que significa hacer o renunciar a hacer cosas, teniendo en cuenta propósitos bien establecidos.
Sean acciones, reacciones, actitudes, deberíamos hacerlo todo con el fin de edificar. Un área especialmente sensible, y difícil en el matrimonio, por ejemplo, es la comunicación. ¡quién puede negar lo complicado que puede llegar a ser! Para nosotras las mujeres, creo que pocas cosas pueden ser más románticas que sentirnos escuchadas y comprendidas. Porque esto implica que estamos siendo atendidas, valoradas y respetadas. Lo que genera en nosotras seguridad y fructifica en confianza. De igual modo, el hombre, a pesar de ser menos expresivo, más resolutivo, también necesita sentirse valorado y comprendido por la esposa. Para que esto sea posible lo primero que deberíamos hacer es desaprender...
Desaprender las maneras en que nos hemos habituado a comunicarnos, es decir hacer un esfuerzo consciente por abandonar las formas nocivas en que transmitimos los mensajes, muchas veces, con aspereza, con enojo o buscando el famoso “culpable”, otras, siendo indiferentes. Intencionalmente, aplicar la búsqueda de soluciones y la expresión de sentimientos sin acusaciones, sin adjetivos calificativos dedicados al cónyuge, que lo pongan a la defensiva. En la comunicación matrimonial será un paso vital hacia la construcción de una relación más armoniosa, cambiar la acusación por la información. Intencionalmente, dedicar tiempo y escucha activa, a la pareja, crear momentos apropiados, espacios donde intimen las almas, son secretos aplicados por aquellos que llevan una vida enamorados.
El matrimonio fue creado por Dios para ser un refugio, un lugar donde encontrar complemento, ayuda y soporte. Un lugar donde cada cónyuge pueda andar desnudo sin avergonzarse. La figura de la desnudez en el matrimonio abarca más allá de lo sexual, describe una relación tan íntima en donde cada cónyuge es libre de ser auténtico y, aun así, es aceptado y amado.
Conocimiento y empatía
Sobradamente sabemos que existen diferencias entre hombres y mujeres, y que todas las personas somos únicas. El romance matrimonial, depende y mucho, de la predisposición, voluntad y esfuerzo que pongan ambos cónyuges, en la tarea de comprenderse y aceptarse mutuamente en sus diferencias. Encontrar el punto de complementación en las particularidades es un arte que se desarrolla en el tiempo.
Aquellos detalles que para el hombre quizá no sean importantes, para la mujer muchas veces son como termómetros indicadores del interés o no de su amado. Sí, las mujeres necesitamos de detalles, atenciones, gestos que demuestren un interés genuino en nosotras y en la relación. Y atención, nosotras y la relación son dos cosas diferentes. ¿Por qué? Porque el matrimonio es una institución y la esposa es una persona.
Cuando las mujeres no se sienten suficientemente amadas, surgen esas afirmaciones tan dolorosas como: “Está conmigo por los hijos”. “En realidad, creo que solo está por compromiso”. “No dejará el matrimonio, pero yo no cuento para él”. Expresiones cargadas de sufrimiento, que muchas veces, se generan en la falta de comunicación, en el desorden de prioridades, y en la incomprensión de ambas partes.
Frecuentemente lo único que hace falta es un detalle, tierno, cuidadoso e intencional que transmita un oportuno mensaje de amor y afirmación.
En resumidas cuentas, el romance en la pareja no solo es posible, es necesario y vale la pena mantenerlo vigente. Pocas inversiones en la vida redituarán tantos beneficios como el tiempo, la dedicación y el esfuerzo empleados en demostrar amor al cónyuge. La Biblia afirma que el amor nunca deja de ser (1 Cor. 13:8). Solo debemos cuidarlo haciendo constantes esfuerzos, que demuestren nuestro sincero interés por el bienestar de la persona amada.
Por Lili Torres de Schmidt
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Sirve en el ministerio femenino de la IEBNI y es facilitadora voluntaria de la Fundación Principios de Vida. Casada con Cristian Schmidt desde 1994, han formado una numerosa familia y pastoreado la iglesia hija del Centro Familiar de Adoración, en la ciudad de Nueva Italia (2000-2007). Dicta charlas y cursos para mujeres y dedica tiempo sirviendo en consejería a mujeres.
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