Uno de los cuadros más bellos sobre liderazgo pastoral se halla exhibido en la repisa 23 de la Galería de los Salmos. Allí, el Señor apare...
Uno de los cuadros más bellos sobre liderazgo pastoral se halla exhibido en la repisa 23 de la Galería de los Salmos. Allí, el Señor aparece retratado por David en escenas desbordadas de sus virtudes como el Pastor de pastores.
Esta obra nos invita a tomarnos un tiempo para meditar profundamente, como Henri Nouwen delante de aquel cuadro del hijo pródigo de Rembrandt, sobre cómo podemos encarnar el amor de Dios a través de prácticas sencillas de cuidado pastoral mutuo dentro del grupo de alabanza.
Primera escena:
Aunque se suele decir en tono jocoso: “Fulano es tu pastor, todo te faltará”, sabemos que es Dios mismo quien cuida de nosotros por medio de sus fieles siervos los pastores, a quienes el Apocalipsis incluso llama “ángeles”. ¡Qué tremendo!
Este cuidado pastoral tomó una forma muy peculiar en un momento de nuestro peregrinaje de fe. Le pareció bien al Señor traerlo a escena en el contexto de un grupo pequeño de oración con amigos de otros ministerios de alabanza.
Allí me encantaba aprender canciones nuevas y disfrutar de la paz de un espacio donde podíamos animarnos con la Palabra, pedir/dar consejos y corrección, abrazar, perdonar, etc.
En medio de esto, aprendíamos a perder el miedo de mostrar nuestro corazón vulnerable, el cual derramábamos en las manos de Papá en oración todos juntos.
Segunda escena:
Cada grupo de alabanza con el tiempo aprende a conocer que se presentarán momentos y momentos en su caminar y que perseverar juntos en unidad será una tarea que sólo el Señor puede ayudar a llevar a cabo.
En referencia a esos lugares que visitamos en el proceso de caminar con el Señor, Matthew Henry considera los pastos en el salmo como los mandamientos del Señor; las aguas de reposo como las consolaciones del Espíritu Santo y la justicia como la senda por la que debemos andar siempre.
Para avanzar firmes necesitamos nutrirnos de los mandamientos del Señor (Jn 14.15) y permanecer estudiando y meditándolos estando juntos como grupo.
Otro factor que traerá verdadero crecimiento al grupo pequeño serán las aflicciones. Aunque no sea fácil caminar en tiempos así, tenemos al Espíritu Santo que nos brinda consuelo y así nos enseña a consolar también a nuestros hermanos. Lo mejor aquí es saber que una vez superadas dichas aflicciones, estrenaremos una más potente y robusta confianza en el Señor (2 Co 1.3-11).
Por último, el desafío más fuerte para nuestro corazón es andar por la senda de la justicia siempre, es decir, procurar lo mejor para el bienestar de los demás, sin distinción alguna. Allí todas nuestras motivaciones, intenciones, pensamientos y acciones deberán ser probados y aprobados por el Espíritu Santo. ¿Qué tal?
Tercera escena:
La canción “tu presencia es nuestro hogar” es perfecta para describir cómo Papá nos hace sentir en todo lugar y momento.
¡Con Él y nuestros hermanos estamos siempre en casa! Ninguna gloria humana se atrevería a compararse al valor de formar parte de un grupo pequeño donde somos pastoreados con gracia, amor y también firmeza.
¡Qué preciosas versiones del Salmo 23 podemos recrear en nuestros grupos de alabanza al pastorearnos y cuidarnos entre nosotros! ¡Dios bendiga nuestros esfuerzos en esta tarea!
Acerca de este Autor:
Ronald Unzaín ([email protected]) nació en Asunción, Paraguay. Es el feliz esposo de Silvia Abadíe desde el 2008 y papá de Amín Khalil desde el 2014. Posee una licenciatura en Teología. Actualmente trabaja en Radio Obedira como técnico informático. Igualmente se desempeña como pastor de jóvenes en la Iglesia Cristiana de la Paz de los Hermanos Menonitas, en Asunción.
Esta obra nos invita a tomarnos un tiempo para meditar profundamente, como Henri Nouwen delante de aquel cuadro del hijo pródigo de Rembrandt, sobre cómo podemos encarnar el amor de Dios a través de prácticas sencillas de cuidado pastoral mutuo dentro del grupo de alabanza.
Primera escena:
Sé quién cuida de mí y quién está a cargo (v. 1)
Aunque se suele decir en tono jocoso: “Fulano es tu pastor, todo te faltará”, sabemos que es Dios mismo quien cuida de nosotros por medio de sus fieles siervos los pastores, a quienes el Apocalipsis incluso llama “ángeles”. ¡Qué tremendo!Este cuidado pastoral tomó una forma muy peculiar en un momento de nuestro peregrinaje de fe. Le pareció bien al Señor traerlo a escena en el contexto de un grupo pequeño de oración con amigos de otros ministerios de alabanza.
Allí me encantaba aprender canciones nuevas y disfrutar de la paz de un espacio donde podíamos animarnos con la Palabra, pedir/dar consejos y corrección, abrazar, perdonar, etc.
En medio de esto, aprendíamos a perder el miedo de mostrar nuestro corazón vulnerable, el cual derramábamos en las manos de Papá en oración todos juntos.
Segunda escena:
De camino a casa (vv. 2-4)
Cada grupo de alabanza con el tiempo aprende a conocer que se presentarán momentos y momentos en su caminar y que perseverar juntos en unidad será una tarea que sólo el Señor puede ayudar a llevar a cabo.En referencia a esos lugares que visitamos en el proceso de caminar con el Señor, Matthew Henry considera los pastos en el salmo como los mandamientos del Señor; las aguas de reposo como las consolaciones del Espíritu Santo y la justicia como la senda por la que debemos andar siempre.
Para avanzar firmes necesitamos nutrirnos de los mandamientos del Señor (Jn 14.15) y permanecer estudiando y meditándolos estando juntos como grupo.
Otro factor que traerá verdadero crecimiento al grupo pequeño serán las aflicciones. Aunque no sea fácil caminar en tiempos así, tenemos al Espíritu Santo que nos brinda consuelo y así nos enseña a consolar también a nuestros hermanos. Lo mejor aquí es saber que una vez superadas dichas aflicciones, estrenaremos una más potente y robusta confianza en el Señor (2 Co 1.3-11).
Por último, el desafío más fuerte para nuestro corazón es andar por la senda de la justicia siempre, es decir, procurar lo mejor para el bienestar de los demás, sin distinción alguna. Allí todas nuestras motivaciones, intenciones, pensamientos y acciones deberán ser probados y aprobados por el Espíritu Santo. ¿Qué tal?
Tercera escena:
Estamos en casa (vv. 5-6)
La canción “tu presencia es nuestro hogar” es perfecta para describir cómo Papá nos hace sentir en todo lugar y momento.¡Con Él y nuestros hermanos estamos siempre en casa! Ninguna gloria humana se atrevería a compararse al valor de formar parte de un grupo pequeño donde somos pastoreados con gracia, amor y también firmeza.
¡Qué preciosas versiones del Salmo 23 podemos recrear en nuestros grupos de alabanza al pastorearnos y cuidarnos entre nosotros! ¡Dios bendiga nuestros esfuerzos en esta tarea!
Acerca de este Autor:
Ronald Unzaín ([email protected]) nació en Asunción, Paraguay. Es el feliz esposo de Silvia Abadíe desde el 2008 y papá de Amín Khalil desde el 2014. Posee una licenciatura en Teología. Actualmente trabaja en Radio Obedira como técnico informático. Igualmente se desempeña como pastor de jóvenes en la Iglesia Cristiana de la Paz de los Hermanos Menonitas, en Asunción.
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