Acerca de la incomunicación en el matrimonio Cuántos malos ratos nos podríamos evitar si estuviésemos más dispuestos a escuchar ...
Acerca de la incomunicación en el matrimonio
Cuántos malos ratos nos podríamos evitar si estuviésemos más dispuestos a escuchar lo que nos dicen los demás, en especial nuestro cónyuge. Nos hablan y nuestra atención está en otro lugar. No hay nada más molesto que darte cuenta de que todo lo que uno dijo se lo ha dicho a la pared:
“Amor, ¿me pasarías la sal por favor? –le dijo María a su marido, durante el almuerzo.
Sí, bien, –respondió su esposo esbozando levemente una sonrisa, mientras seguía comiendo y viendo las noticias deportivas en la televisión. Y… ¿la sal? Ganó 5 a 1, fue un buen partido, ya te dije…”
El escuchar y hacerlo con atención, es un acto de respeto y de amor. Es dejar de concentrarnos en nuestros pensamientos por un momento y fijar nuestra atención en alguien o algo que es importante para nosotros.
Es muy fácil sumirse en los propios pensamientos y perder contacto con el exterior, en especial si estamos muy cansados o estresados. Solo con la voluntad de abrirnos al otro, lograremos una comunicación fluida, lo que a su vez ayudará a evitar peleas, resolver más fácilmente los conflictos, cultivar el amor y poder trabajar como equipo para alcanzar nuestros objetivos.
Para la vida matrimonial es algo básico el poder tener una buena comunicación. Esto solo se dará si estamos dispuestos a escucharnos el uno al otro y hacemos un esfuerzo consciente de centrar nuestra atención en lo que nuestro cónyuge nos está hablando. Se aprende a escuchar, practicando. Así que hagámoslo. Será de beneficio para nosotros mismos, para nuestro cónyuge y para toda la familia.
Pautas para una buena comunicación
Recuerde: Las palabras, el lugar y el momento adecuado son pautas para una mejor comunicación. Al hablar claro e interesarse por el bienestar del otro, la pareja puede resolver diferencias y llegar a consensos.
Del artículo “Pautas para una buena comunicación”, de Luis Diego González Chávez. Publicado en Enfoquealafamilia.com
Evalúa la comunicación en tu matrimonio
- ¿Dedico tiempo para hablar sobre la educación de los hijos con mi cónyuge?
- ¿Sé cuáles son las preferencias políticas de mi cónyuge?
- Cuando me enojo, ¿puedo decir lo que siento?
- Cuando digo lo que pienso, ¿me siento aceptado?
- ¿Hablo sobre la administración del dinero en el hogar, sin disgusto o discusiones?
- ¿Prefiero estar con mi cónyuge más que con otra persona?
- ¿Hablo fácilmente los problemas de mi familia (padres, hnos.) con mi cónyuge?
- ¿Le digo a mí cónyuge lo que me molesta o disgusta de él o ella?
- Cuando tengo que corregir algo a mi cónyuge, ¿se lo digo con delicadeza y en el momento oportuno?
- ¿Dedicamos tiempo entre semana para hablar de lo sucedido?
- ¿Puedo expresar mis sentimientos en lo que se refiere a las relaciones íntimas con mi cónyuge?
- Durante el día, ¿sé donde está mi cónyuge?
- ¿Digo las cosas aunque sepa que al otro no le van a gustar?
- Cuando hablamos de educación de los hijos, ¿estamos de acuerdo y no nos enojamos?
- ¿Estamos de acuerdo en los permisos que damos a los hijos?
- ¿Evitamos las discusiones en temas importantes?
- Si estreno alguna prenda de ropa, ¿mi cónyuge me dice como me veo?
- ¿Conozco los problemas que tiene mi cónyuge en el trabajo?
- ¿Puedo hablar todo con mi cónyuge?
- ¿Conozco los programas de televisión que más le gustan a mi cónyuge?
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