Consejos para hablar sobre sexualidad en cada etapa: Hablar de sexualidad con nuestros hijos no es solo una cuestión de prevención ni una respuesta a
CONSEJOS PRÁCTICOS PARA HABLAR SOBRE SEXUALIDAD EN CADA ETAPA
Hablar de sexualidad con nuestros
hijos no es solo una cuestión de
prevención ni una respuesta a los
peligros que existen en el mundo. Es un
llamado de Dios a discipular el corazón de
nuestros hijos también en esta área tan
importante de la vida. El silencio de los
padres ha dejado un vacío que el mundo
no ha tardado en rellenar. Por eso, este artículo busca ofrecerte herramientas prácticas para entablar conversaciones honestas, apropiadas y llenas de verdad bíblica
sobre la sexualidad en cada etapa del desarrollo.
1. Infancia (3–8 años): construir una base de verdad y confianza
¿Qué necesita un niño pequeño?
Durante esta etapa, los niños comienzan a hacer preguntas simples sobre el cuerpo, el nacimiento de los bebés y las diferencias entre varones y niñas. Es un momento clave para afirmar que el cuerpo es
bueno, fue creado por Dios, y tiene un
propósito.
Consejos prácticos
- Usa nombres correctos para las partes del cuerpo. Esto enseña respeto y elimina la vergüenza. Decir «pene» o «vagina» no es malo; es enseñar con claridad y sin tabúes.
- Afirma que el cuerpo es creado por Dios. «Dios te creó varón» o «Dios te creó mujer» puede parecer una frase simple, pero está sembrando identidad desde la raíz.
- Sé tú quien da las respuestas. No esperes que lo aprendan en la escuela o con amigos. Cuando tu hijo pregunta: «¿De dónde vienen los bebés?», una respuesta como «Dios diseñó una forma especial para que los bebés nazcan». Decir lo necesario es suficiente a esta edad. No es aconsejable decirles más de lo que preguntan. Y los niños están satisfechos en recibir una respuesta sencilla y breve.
- Establece límites saludables. Enseña desde temprano qué partes del cuerpo son privadas, y que nadie tiene derecho a tocarlas. No desde el miedo, sino desde el respeto propio y ajeno.
- Crea una cultura de conversación abierta. La meta es que tus hijos sientan que pueden preguntarte cualquier cosa sin temor ni vergüenza.
- Es importante que los niños sepan que Dios los creó perfectos y con propósito. La Biblia lo confirma: «Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien» (Sal. 139:14 RVR60).
2. Preadolescencia (9–12 años): prepararlos antes de que el mundo lo haga
¿Qué ocurre en esta etapa?
Aquí comienzan los cambios físicos, hormonales y emocionales. Los niños y niñas
empiezan a experimentar el desarrollo de
sus cuerpos y el despertar de la curiosidad
sexual. Este es el momento más estratégico para enseñar, no para reaccionar.
Consejos prácticos
- Habla antes de que lo hagan otros. No asumas que tu hijo «todavía no está en eso». Es preferible que escuchen de ti, con amor y claridad, a que lo descubran en internet o con amigos.
- Aborda los cambios del cuerpo. Ayuda a tu hijo o hija a entender lo que está por venir: el crecimiento de vello, los cambios en la voz, la menstruación, las erecciones. Dale contexto biológico y espiritual: «Esto significa que tu cuerpo está creciendo como Dios lo diseñó».
- Enseña el propósito de la sexualidad. «Dios creó el sexo como algo hermoso y reservado para el matrimonio entre un hombre y una mujer». Es una verdad que puede compartirse de forma sencilla y profunda.
- No reduzcas la sexualidad al «no hagas». Si solo hablamos de pecado, creamos confusión. La sexualidad es parte del diseño divino. Enseña su valor, no solo sus límites.
- Habla y explica sobre la presión del mundo. Puedes comenzar a hablar sobre lo que ven en la televisión, en redes sociales, o lo que escuchan en la escuela: «¿Qué piensas de lo que viste? ¿Tú qué crees que dice Dios sobre eso?».
- Sé un puente, no una pared. Si tu hijo no siente libertad para hablar contigo, buscará en otro lado. Valida sus dudas y escucha sin escandalizarte.
Ideas para reforzar
- Hacer juntos un devocional sobre el diseño de Dios para la familia.
- Leer libros cristianos sobre sexualidad adecuados a su edad.
- Compartir tu experiencia personal con honestidad (según lo apropiado).
3. Adolescencia (13–18 años): acompañar con verdad y gracia
¿Qué ocurre en esta etapa?
La adolescencia es un tiempo de intensas
emociones, desarrollo de identidad, y
búsqueda de independencia. Aquí el
tema de la sexualidad está en plena ebullición: tentaciones, relaciones, internet,
pornografía, ideologías de género, presión social, etc.
Consejos prácticos
- Mantén el canal abierto. Aunque tu hijo adolescente parezca distante, sigue necesitando tus palabras y guía. No te canses de buscar momentos para hablar.
- Habla sin miedo ni juicio. No uses frases como «¡Cómo haces eso!», «No puedo creer que pienses así». La vergüenza es un muro. La gracia es un puente.
- Sé directo, con amor. A esta edad, ya puedes hablar sobre masturbación, pornografía, relaciones sexuales, homosexualidad, identidad de género. No desde la condena, sino desde la verdad bíblica y el amor.
- Reconoce que ellos tomarán decisiones. Ya no controlas todo. Tu rol ahora es el de mentor, no solo de regulador. «Quiero ayudarte a tomar decisiones que honren a Dios y protejan tu corazón».
- Fortalece su identidad en Cristo. En un mundo que promueve «sigue tu corazón», el llamado es «sigue a Cristo». Enséñales que su valor no depende de su deseo sexual ni de su aceptación social.
- Sé transparente sobre tus errores (cuando sea útil). A veces compartir cómo Dios restauró tu sexualidad o te guardó puede ser más poderoso que cualquier sermón.
Ejemplos de preguntas que abren la conversación
- «¿Qué piensas del noviazgo en esta etapa?».
- «¿Tus amigos hablan de sexo? ¿Qué dicen?».
- «¿Te sientes presionado a hacer cosas que no quieres?».
- «¿Qué piensas que dice la Biblia sobre esto?».
No una sola charla
Uno de los errores más comunes es pensar que hablar de sexo y sexualidad con
tus hijos es una sola charla, un «discurso
incómodo» que hay que dar y terminar.
Pero la realidad es que es un proceso, una
serie de muchas pequeñas conversaciones, sembradas con paciencia, gracia y
verdad. Cada edad trae oportunidades distintas para fortalecer el vínculo, formar carácter, y guiar a nuestros hijos a ver la sexualidad como Dios la diseñó: hermosa,
santa, y digna de ser vivida con propósito.
Conclusión
El evangelio debe estar en el centro de la
conversación. Hablar de sexualidad no es
solo hablar de cuerpo y deseo. Es hablar
de corazón, identidad y redención. El
evangelio nos recuerda que todos hemos
fallado de alguna manera, pero que hay
gracia, perdón y restauración para todo
aquel que viene a Cristo.
No se trata de criar hijos «puros» por
fuera y reprimidos por dentro, sino hijos
que amen a Dios con todo su ser —espíritu, alma y cuerpo— y que vivan su sexualidad como un acto de adoración.
Ideas prácticas para padres
- Ora por oportunidades para hablar. Pídele a Dios sabiduría y sensibilidad.
- Aprovecha momentos cotidianos: películas, noticias, preguntas espontáneas.
- Acércate con una actitud de guía, no de juez.
- Prepárate tú también: lee, escucha, estudia sobre sexualidad bíblica.
- Crea un ambiente seguro: si tus hijos se equivocan, que sepan que pueden venir a ti.
No necesitas ser un experto, solo necesitas estar presente, ser intencional, y
poner a Dios en el centro de cada conversación.
Por Lolita Rempel Harder (lolitahildegard@gmail.com)
Lolita Hildegard Rempel está casada con Anton Harder por
casi 25 años y son padres de dos hijos. Han trabajado en varios ministerios y fueron pastores en la iglesia La Roca, en
Asunción, por diez años. Posee una licenciatura en Biblia
con énfasis en la psicología de la mujer y de la juventud y énfasis en la misión, así como una maestría en Estudios Interculturales con énfasis en misiones urbanas.