La Biblia es el libro de la historia de Dios con el hombre. Y a través de los libros de la Biblia, Dios mismo revela al hombre sus planes de salvació
Jesucristo como base y fundamento de la iglesia
La Biblia es el libro de la historia de Dios con el hombre. Y a través de los libros de la Biblia, Dios mismo revela al hombre sus planes de salvación. Desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento Dios expresa su pasión por establecer comunión y una relación de amistad con el hombre.
• En el Edén encontramos a Dios viviendo en comunión con el hombre, que por desobediencia de éste, terminó trágicamente.
• A través de Abraham y su familia, Dios deseaba llegar a los pueblos y a las naciones de su tiempo para tener una relación con ellos.
• Más tarde vemos cómo Dios se acerca al pueblo de Israel a través de su siervo Moisés.
• También los profetas realizaron una tarea importante de recordar al pueblo de Israel del deseo de Dios de tener comunión con su pueblo.
Desde la creación Dios eligió diferentes maneras de acercarse al hombre para entrar en una relación viva y real con las personas en todo el mundo.
El camino revelado
Pero llega el momento donde Dios decide enviar a su propio Hijo al mundo para lograr una conexión más directa y más personal con el hombre. La Biblia lo expresa así: «Porque tanto amó Dios al mundo que dio a su Hijo unigénito, para
que todo el que cree en él no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él» (Jn. 3:16-17). De esta manera, por amor al mundo, Dios abre un nuevo camino, una nueva forma de relacionarse con el hombre.
Esta nueva forma de comunión de Dios con el hombre es un cambio drástico a las antiguas formas. Antes existía el requisito de la ley, de la pertenencia a un pueblo, de realizar ciertas acciones; como reglas, mandamientos y sacrificios para cultivar una relación con el Dios vivo. Ahora ya no es necesaria la ley del antiguo testamento, porque en Cristo se cumplen todas estas leyes; «De hecho, Cristo es el fin de la ley» (Rom. 10:4). Cristo ahora ayuda al hombre a cumplir la ley como dicen en mateo 5:17 que Cristo vino a cumplir la ley: «No he venido a anular la ley [...] sino a darles cumplimiento».
Así Cristo, nos presenta un nuevo mandamiento, una nueva ley: «“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas”. El segundo es: “Ama a tu prójimo como a ti mismo”. No hay otro mandamiento más importante que estos». En este nuevo mandamiento de amor, se resumen todos los mandamientos, las leyes y las reglas del Antiguo Testamento.
Esta nueva ley de amor crea
nuevas condiciones para acercarnos a Dios. Ahora el único requisito para entrar en una relación con Dios es poner nuestra confianza y nuestra fe en Cristo, el Hijo de Dios.
Este nuevo enfoque en la persona de Cristo, Hijo de Dios, pone las bases para avanzar con el anhelado deseo de Dios de alcanzar a todas los pueblos, culturas y naciones en el mundo y unir a los creyentes en comunidades locales, para que Dios pueda vivir en medio de ellos. Ya no están las barreras de culturas y naciones, y tampoco los requisitos imposibles de cumplir. Todo se centra en Cristo y la fe en Él: «Todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios» (Jn. 1:12).
Una relación doble
A través de Jesucristo, Dios nos abre
el camino para que las personas de todo el mundo puedan entrar en comunión con él. Y esta comunión no solo sería una relación individual con el hombre, sino sería una relación doble; horizontal y vertical al mismo tiempo. Es decir, una comunión con Dios y al mismo tiempo con otros creyentes.
Con los apóstoles, quienes fueron llamados y preparados por Jesus, este mensaje de Dios llega hasta lo último de la tierra, formando grupos y comunidades de fe. Pablo dedicó su vida a viajar y fundar iglesias por todo el mundo, como también Pedro y los otros apóstoles.
Así la iglesia se convierte en el lugar donde Dios cumple su gran deseo de tener comunión con el hombre, a través de la fe en su Hijo Jesucristo. Por esta razón también, Cristo es la cabeza de la iglesia: «Él es la cabeza del cuerpo, que es la iglesia» (Col. 1:18) y el fundamento de la iglesia: «Porque nadie puede poner un fundamento diferente del que ya está puesto, que es Jesucristo» (1 Cor. 3:11)
Que su pasión sea la nuestra
Es mi deseo que con este artículo veamos la pasión que Dios ha demostrado a través de toda la historia por vivir en medio de su pueblo y tener comunión con el hombre. El Padre sacrificó a su único hijo para que sea el perfecto mediador entre Dios y los hombres (1 Timoteo 2:5). ¿Cómo respondemos a tan grande amor?
¡Estimados lectores, seamos una iglesia local fiel al gran deseo de Dios; de tener comunión con Dios y los unos con los otros, enseñando y predicando las buenas nuevas de salvación a todas las personas a nuestro alcance!
Por Leonard Janz, lafuentela@gmail.com
Casado con Gudrun, juntos tienen 5 hijos adolescentes y adultos: Rocío, Joel, Timo, Mose y Eliane. Es predicador ordenado en su iglesia, Hermanos Menonitas Concordia, de Asunción, Paraguay. Posee una maestría en Misionología por la Facultad Teológica Sul Americana. Es fundador y presidente de la revista La Fuente desde el año 2005 y director de Alfalit del Paraguay, una organización que se dedica a la alfabetización de adultos.