Sobrellevar la pérdida de un cónyuge es uno de los mayores retos que podamos enfrentar. La muerte de la pareja puede causar un dolor especialmente pro
UNA GUÍA PARA TRANSITAR EL PROCESO DE DUELO POR EL CÓNYUGE
Sobrellevar la pérdida de un cónyuge
es uno de los mayores retos que podamos enfrentar. La muerte de la pareja puede causar un dolor especialmente
profundo. Se puede ver la pérdida como
una parte natural de la vida, pero aun así
nos embargarán el dolor y la confusión,
que pueden dar lugar a largos períodos de
tristeza y recuerdos que llenan los ojos de
lágrimas fruto de los gratos momentos vividos y que no se repetirán.
El dolor real y profundo que solo el cristiano experimenta frente a la pérdida
Sin ánimo discriminatorio, nadie sufre la
pérdida del cónyuge como un cristiano
renacido que unió su vida a su ser amado
con la bendición de Dios; ya que entendió que llegaron a ser «una sola carne», por lo
que la muerte desgarra y deja al sufriente
en «carne viva». Tal herida no cicatriza
con un consuelo superficial, sino como
todo dolor profundo debe cicatrizar de
dentro para afuera. Sumamos lo que Pablo señala en 1 Tesalonicenses 4:13:
«Tampoco queremos, hermanos, que ignoréis acerca de los que duermen, para que no os entristezcáis como los otros que no tienen esperanza» (RVR60).
¿Cómo se compone esa significativa
diferencia de tristeza? En un matrimonio
cristiano, la pérdida no es una carencia común. Se vive una «doble pérdida»; el que
sufre la viudez ya no es más amado por su cónyuge con un amor humano, sino también dejo de amarlo «con el amor de Dios
que ha sido derramado en ambos corazones por el Espíritu que les fue dado»
(Rom. 5:5). Al igual que él o ella ya no puede amarle con este doble lazo de amor.
Todos reaccionamos de forma diferente a la muerte y echamos mano de
nuestros propios mecanismos para sobrellevar el dolor que ésta conlleva. La experiencia indica que el paso del tiempo permite a la mayoría de las personas recuperarse de la pérdida y así recuperar la afinidad con su entorno social manteniendo
hábitos saludables. Aceptar la muerte de
alguien cercano puede tomar desde meses hasta un año. No hay una duración
«normal» de duelo.
Cómo elaborar el duelo
El duelo es un proceso de adaptación
emocional a una pérdida. Se trata de una
experiencia normal y se resolverá con el
tiempo, pero sobre todo apoyándose en
la fortaleza que da Dios.
La observación de la conducta de
quienes han perdido un ser querido
muestra que generalmente se pasa por
varias etapas antes de entrar en la elaboración reparadora del duelo
La psicóloga suiza Elisabeth KüblerRoss propuso en el año 1969 un modelo
que lleva su nombre y está dividido en 5
etapas. Estas etapas no siempre se presentan en orden lineal y la experiencia de
cada persona puede variar. Veamos:
- Negación: En esta fase, la persona se niega a aceptar la realidad de la pérdida, a menudo sintiendo incredulidad o shock.
- Ira: Quien está en duelo puede experimentar sentimientos de rabia, frustración y resentimiento, dirigidos hacia sí mismo, hacia la persona fallecida o hacia otras personas. Muchos cristianos se enojan con Dios.
- Negociación: Se busca una forma de «negociar» con la situación, a menudo con pensamientos como «¿Qué hubiera pasado si…?».
- Depresión: Se experimenta una profunda tristeza, desánimo y apatía, acompañada de sentimientos de vacío y pérdida de interés en las actividades cotidianas. Es el verdadero inicio que lleva a la elaboración de la pérdida.
- Aceptación: En esta etapa, la persona acepta la realidad de la pérdida y comienza a adaptarse a la vida sin la persona fallecida, sin olvidarla, pero aprendiendo a vivir con su ausencia sin culpa ni tristeza profunda.
Es importante recordar que el duelo
es un proceso individual y que no hay un
tiempo establecido para superarlo. La clave está en permitirse sentir las emociones,
buscar apoyo en otros y cuidarse a sí mismo durante este proceso.
Para quien ha tenido una relación difícil con la persona fallecida, esto puede
añadir otra dimensión al proceso de duelo, y necesitará reflexionar por algún tiempo sobre sí mismo antes de lograr mirar la
relación con nuevos ojos y acostumbrarse
a la pérdida.
Si tomamos en cuenta que la mayoría
de las personas puede superar la pérdida
y continuar con su vida, nos damos cuenta de que los seres humanos, por naturaleza, tenemos una gran capacidad de resiliencia. Algunas personas lidian con el
duelo por más tiempo y se sienten incapaces de llevar a cabo sus actividades cotidianas. Estas personas dolientes pueden
pasar por lo que se conoce como «duelo
complicado» y les beneficiaría buscar
ayuda.
Cómo continuar con la vida
Superar la pérdida de un ser profundamente amado toma tiempo, pero las investigaciones nos sugieren que hay actividades y actitudes que pueden ayudar a alcanzar un renovado sentido de propósito
y dirección en la vida.
A las personas que están pasando por
el duelo podrían resultarles útiles algunas
de estas estrategias para lidiar con su pérdida:
- No niegue la realidad. Hable sobre la muerte de su ser querido, con hermanos en la fe, familiares y amigos para poder comprender lo qué ha sucedido y recordar con amor a quien ha perdido. Negarse que ocurrió la muerte lleva al aislamiento fácilmente y puede a la vez frustrar a las personas que forman su red de contención.
- Acepte sus sentimientos. Después de la muerte de alguien cercano, se puede experimentar todo tipo de emociones. Es normal sentir tristeza, rabia, frustración, agotamiento y hasta culpa.
- Cuídese usted y a su familia. No descuide su apariencia, usted es la imagen que ve en el espejo. Comer bien, caminar en compañía y descansar le ayudará a superar cada día y a seguir adelante. No será fácil, ni será pronto
- Ayude a otras personas que también sufrieron pérdidas. Al ayudar a los demás, se sentirá mejor usted también. Compartir anécdotas sobre los seres queridos que han partido puede ayudar a todos a lidiar con la pérdida.
- Recuerde momentos gratos vividos con su ser querido. Enmarcar fotos de momentos felices que vivieron juntos, cuidar con amor las plantas que amaba, repetir las comidas que disfrutaba o plantar un jardín en su memoria son prácticas sanadoras. La elección es suya —solo usted sabe cuál es la forma más significativa de honrar el recuerdo de esa relación única—.
Buscar ayuda
Si siente que sus emociones le abruman o
que no puede superarlas, hablar con un
consejero espiritual o un profesional de la
salud mental le puede ayudar a lidiar con
sus sentimientos y recuperar el rumbo
para salir adelante. ¡Busque ayuda!
Los consejeros cristianos tienen en sí
mismos, como usted, la presencia de un
Dios vivo en su interior y han creído que,
así como Dios nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros delitos y pecados (Ef. 2:1-5), también creen que el Señor puede darle una vida de bendición en
estas circunstancias dolorosas. Escúchelos.
Si necesita ayuda para lidiar con su
pena o manejar la pérdida de alguien cercano, no deje de buscarla, aunque sea en
los primeros tiempos. El apoyo de un consejero cristiano le ayudará a desarrollar
una reconstrucción espiritual y emocional. La fe cristiana es pionera en ella; así
como Cristo recrea nuestra vida al confiar
en Él, el Espíritu Santo puede a través de la
sabiduría e inteligencia espiritual que nos
ha dado (Col. 1:9) reconstruir nuestro ánimo y nuestra esperanza debilitada.
Por Osvaldo Juan Maccio (ojmaccioyasoc@hotmail.com)
Osvaldo es anciano de la Iglesia Cristiana Evangélica en Buenos Aires, Argentina. Lleva 59 años de casado con Carmen y
tienen cinco hijos y seis nietos. Terapeuta matrimonial y sexual, es doctor en Psicología, docente universitario y profesor en varios institutos bíblicos. Con 47 años de experiencia
como psicólogo cristiano, ha desempeñado actividades en
psicología clínica, educacional y organizacional, y realizado
retiros y seminarios para matrimonios por 39 años. Autor
del Manual de Educación Sexual para la familia y la escuela.