El pastor, sin lugar a duda, cumple un rol de líder de una iglesia en una determinada localidad. Pero su liderazgo no se limita a este grupo de person
EL PASTOR Y LA RESPONSABILIDAD DE LA DIRECCIÓN (LIDERAZGO)
El pastor, sin lugar a duda, cumple un
rol de líder de una iglesia en una determinada localidad. Pero su liderazgo no se limita a este grupo de personas
que asisten a las reuniones regulares y son
miembros y familia de la fe, sino que se extiende a la comunidad.
El pastor es líder donde se encuentre,
porque el liderazgo que recibió se inicia
en Dios (don de presidir), y no depende
de sus capacidades naturales.
El pastor, al ser líder, afecta personas
En este artículo nos estamos refiriendo a
los pastores, pero si se tratara de un educador, intercesor, misionero o de cualquier otro ministerio, si recibió de Dios el
don de presidir, el líder siempre afecta
personas.
Si tu don consiste en animar a otros, anímalos. Si tu don es dar, hazlo con generosidad. Si Dios te ha dado la capacidad de liderar, toma la responsabilidad en serio. Y si tienes el don de mostrar bondad a otros, hazlo con gusto. (Rom. 12:8 NTV)
Al abordar este tema, se hace necesario tener una mirada espiritual del liderazgo, ya que de lo contrario se puede errar el
camino. Esto es así debido a que, tristemente, hay líderes no espirituales con un
enfoque desmedido en resultados numéricos o en otro tipo de logros, que nada
tienen que ver con el propósito de Dios en
el cumplimiento de la misión.
Para ayudarnos a mantener esa mirada espiritual del liderazgo, los pastores deberíamos hacernos dos preguntas clave:
1. ¿Para qué estoy en la tierra?
La respuesta conecta directamente con el
sentido y la necesidad de trascendencia.
Abraham Maslow, [1] psicólogo humanista de mitad del siglo pasado, nos dejó un importante legado al referirse a la Pirámide las Necesidades Humanas. Es posible que ya la conozcas.
Esta pirámide comienza con las necesidades más básicas y avanza a las más
complejas: las necesidades fisiológicas, las
de seguridad, las afectivas, las de autoestima y las de autorrealización. Sin embargo,
más tarde se encontraron escritos de
Maslow en los cuales se refería a una sexta
categoría: la necesidad de trascendencia.
La necesidad de trascendencia conlleva la idea de ir más allá de uno, de servir al
prójimo, de hacer una contribución a la
comunidad. Como necesidad altruista va
más allá de la actualización en el aspecto
motivacional; alcanza su satisfacción plena en el servicio al otro y en el anhelo creciente de dejar un legado a las generaciones futuras.
Los pastores deben preguntarse periódica y honestamente el «para qué» de
su ministerio, debido a que esto conlleva
la idea de propósito. Es cuando un pastor
entiende y asume que debe liderar con
una amplia vocación de servicio:
- Soy líder cuando tengo resultados tangibles en términos de la misión.
- Soy líder cuando mi liderazgo mejora la calidad de vida y el liderazgo de mi equipo.
- Soy líder cuando puedo dominarme a mí mismo.
2. ¿A qué mundo
nos llama Dios a liderar?
Cada pastor tiene el desafío de liderar a
personas en un momento puntual de la
historia y en un contexto determinado
(ahora, por ejemplo, en una sociedad postpandemia).
Dios espera que a este mundo le podamos permear su vida, su cultura y su
realidad con los valores del reino de Dios.
Como iglesia, y en particular los pastores,
tenemos que hacernos cargo del mundo donde Dios nos ha puesto a servir.
Cada uno conforme al don que ha recibido, minístrelo a otros. (1 Pe. 4:10 RVR60)
Como creyentes y seguidores de Jesús,
cada uno sabe cuál es su «micro» al que
debe ministrar. Estamos en este mundo
para no pasar desapercibidos, sino para
ser luz del mundo y sal de la tierra (Mt.
5:13-16). Pero de manera especial, los pastores deben ser líderes dónde están, como
decía un antiguo himno: «brilla en el sitio
donde estés».
Y para poder hacer esto, inevitablemente, tenemos que estudiar el mundo
en que vivimos, un mundo que está cambiando todo el tiempo. Por tanto, el liderazgo pastoral también debe cambiar,
debe actualizarse permanentemente,
para seguir siendo relevantes al contexto,
para «rascar donde pica». Es preocupante encontrarnos respondiendo preguntas
que nadie hace.
Liderazgo de posición y liderazgo moral
Todo pastor o pastora, al asumir la función, de ex profeso tiene una autoridad de
posición, la autoridad que le da el cargo, la
autoridad que deviene de que un líder superior lo ha puesto en funciones pastorales para lo cual el Señor lo ha ungido.
Esa autoridad es real para comenzar la
tarea y será respetada como tal. Si bien
toda autoridad viene de Dios, sin embargo, ningún pastor podrá sostener el liderazgo en el tiempo a menos que pase de la
autoridad de posición a la autoridad moral, la cual solo puede tomar forma mediante una clara actitud de servicio, conocimiento de la Palabra de Dios y una vida
de integridad.
Liderazgo pastoral y gestión
Es aquí donde aparece una faceta muy necesaria del liderazgo pastoral. El pastor no
solo tiene un corazón pastoral que permea todo lo que hace y lo habilita para tener relaciones saludables y a hacer un
buen uso de la inteligencia emocional,
sino que la persona que ejerce la tarea
pastoral debe demostrar asimismo capacidad para gestionar, esto es, dirigir, por lo
tanto liderar.
Esta combinación de liderazgo espiritual con corazón pastoral, otorga el equilibrio necesario en el desenvolvimiento de
la tarea.
Características del pastor de una iglesia en proceso de crecimiento
- Tiene compasión por la gente y un mensaje impregnado de esperanza (Mateo 9:35-38).
- Tiene integridad moral, espiritual y
doctrinal (2 Timoteo 2:15; 1 Pedro
5:2-3).
- Transmitir la visión a la iglesia.
- Guiar la estrategia para alcanzar la visión.
- Capacitar y desarrollar líderes (Efesios 4:11-12).
- Promover un liderazgo participativo.
Un pastor que dirige (o sea, que lidera), será entonces un líder visionario, marcado de manera profunda por la necesidad de su entorno. Un líder orientado a la
oportunidad que…
- Guía por medio de la visión y de los valores.
- Articula y comunica la misión.
- Alinea la estructura y facilita mecanismos apropiados para lograr la misión.
- Identifica y desarrolla líderes.
- Construye equipos de trabajo.
- Y dirige los cambios y la transición.
Conclusión
Para concluir, me gustaría finalizar este artículo con una frase de Gordon Sullivan: [2]
Los líderes eficaces hacen alianzas y construyen equipos. Derruyen muros, pisos y techos distribuyendo el liderazgo a través de la iglesia. La construcción de equipos dota a la gente del sentido de la responsabilidad para que el impulso de crecer y transformarse se origine en la iglesia y no solo en la cabeza. El liderazgo eficaz no consiste en controlar desde arriba, consiste en desencadenar el poder de la gente.
Referencias:
- Abraham Maslow (1908–1970) fue un psicólogo estadounidense conocido por desarrollar la Teoría de la Jerarquía de Necesidades. Figura central de la psicología humanista, su trabajo influyó en áreas como la educación, la gestión empresarial y el desarrollo personal.
- En su libro Hope Is Not a Method [La esperanza no es un método], coescrito con Michael V. Harper, Gordon R. Sullivan (1937–2024) aborda cómo los líderes eficaces construyen equipos y distribuyen el liderazgo.
Por NIcolás Marulla (marullanicolas@gmail.com)
Nació en Buenos Aires, es hijo de inmigrantes italianos y está
casado con Sonnia Vega, con quien son padres de dos hijos
y abuelos de una hermosa nieta. Posee un doctorado en
Teología Práctica (Misionología). Ha sido pastor de dos iglesias y promotor de pastores y nuevas iglesias. Fue profesor y
director de un seminario teológico en Paraguay. Actualmente preside la denominación evangélica Iglesia de Dios
en Sudamérica Cono Sur, sirve como educador en varias instituciones y escribe para diferentes medios.