¿Cómo mantener un equilibrio entre ser una iglesia orientada «hacia adentro» y una iglesia orientada «hacia afuera»? Entiéndase una iglesia «hacia ade
GUIANDO A LA JUVENTUD HACIA UNA VIDA ENFOCADA EN EL REINO DE DIOS
¿Cómo mantener un equilibrio
entre ser una iglesia orientada
«hacia adentro» y una iglesia
orientada «hacia afuera»? Entiéndase
una iglesia «hacia adentro» como aquella
se enfoca mayormente en sus propias actividades y prácticas espirituales, buscando fortalecerse la fe individual y colectiva
entre ellos mismos. Y una iglesia «hacia
afuera» como aquella que busca tener un
impacto social, por tanto, se compromete
con la evangelización y con el servicio a su
comunidad alrededor.
Aunque este equilibrio debe manejarse a nivel de liderazgo general, el pastor
que ha sido encomendado para el cuidado de los adolescentes y jóvenes, lidia
fuertemente con esta dualidad, porque es
en la etapa de la juventud donde existen mayores abandonos de iglesia. Por esto,
muchos pastores buscan prácticas «hacia
adentro» para retenerlos, pensando que
su mayor labor o logro es «que no se vayan de la iglesia», descuidando la labor
«hacia afuera» de la iglesia.
Por eso, comprender el reino de Dios
es clave para mantener este equilibrio de
ser relevantes en nuestra sociedad mientras nos edificamos espiritualmente en
nuestras iglesias locales. Aquí te presento
cuatro verdades que todo pastor debe
aprender y enseñar para mantener un
equilibro al formar jóvenes «hacia adentro» y «hacia afuera».
Dios tiene un propósito: su reino
«El reino de los cielos se ha acercado», es el mensaje de nuestro Señor Jesús hace
más de dos mil años, ¿por qué dijo eso?,
porque Dios tenía y tiene, un propósito, el
establecimiento de su Reino en esta tierra.
Lo podemos ver desde el primer libro de
la Biblia, y desde su primer capítulo. Lo
que Moisés quiere mostrar de Dios no es
solo que «Él es el creador de todas las cosas», sino que «Dios está creando la tierra
para su reino», las expresiones usadas en
dicha narrativa lo indican; que haya creado todo con el poder de su palabra indica
que es el gran Rey Soberano dispuesto a
conquistar este mundo para sí.
«Hágase, Señor, tu voluntad», es la
oración de nuestro Señor Jesús, manifestando el significado del propósito por el
cual Dios creó este mundo, esto es, para
que todos hagan Su voluntad, de eso se
trata el Reino de Dios, de que la voluntad
de Dios se haga en la tierra, que su nombre sea santificado en todo lugar, desde
los ámbitos más específicos, como la familia y la iglesia, hasta los ámbitos más
amplios, como pueblos, naciones y la sociedad en general.
Entonces hay una realidad que no debemos descuidar: Dios no solo tiene un
propósito espiritual y celestial, como las
iglesias «hacia adentro» lo piensan, sino
que también tiene un compromiso físico
y terrenal. Dios creó este mundo para que
sea la manifestación de su santidad y justicia, por tanto, el cielo no es la única meta
de Dios, y no debería ser la nuestra, sino
también la tierra; recuerda: es «cielo nuevo y tierra nueva».
Como líder de jóvenes debes saber
que el compromiso contigo mismo y con
la juventud que pastoreas, es contemplar
el Reino de Dios como su bien supremo.
Dios ha establecido cumplirlo con seres humanos
¡A imagen de Dios los creó! Es la expresión
de Moisés al narrar la creación del ser humano; ¿qué significa ser «imagen de
Dios»?, el ser imagen de Dios tiene dos
acepciones. La primera hace referencia a
que Dios comunica al hombre sus atributos divinos como su santidad, justicia y capacidad creativa; y la razón de ello está en
la segunda acepción, el ser humano es su
representante en la tierra, tierra que había
sido creada para establecer su Reino.
¡Gobiernen sobre la tierra!, es el mandato que Dios le da a Adán y a su mujer.
Este mandato cultural o de dominio,
muestra la segunda acepción de ser imagen de Dios e implica la necesidad de la
primera. Dios ordena que Adán y Eva tengan hijos y como sus administradores,
con autoridad, sigan construyendo esta
tierra para que se establezca el Reino de
los cielos; y para que desarrollen su capacidad creativa en este mandato, debían
permanecer en santidad y justicia, por eso
Dios establece un pacto con Adán, que,
vencida la prueba, con total autoridad
podrían continuar cumpliendo su misión,
esto es, que toda la creación haga la voluntad de Dios.
Aunque Dios, podía haber establecido su Reino sin la intervención humana, a
Él le plació determinarlo así. El ser humano es el pináculo de la creación de Dios, y
el llamado a extender el Reino de Dios, en
su sentido espiritual y material, y para ello
es importante las dos acepciones de ser
imagen de Dios: santidad, justicia, capacidad creativa y cuanto atributo divino comunicado por Dios, para ser buenos administradores de su Reino.
Por descendencia y representación,
recuerda líder, que tus jóvenes y tú, y toda
la humanidad, son imagen de Dios, esa es
nuestra identidad que encamina nuestro
propósito.
Los seres humanos se desviaron del propósito.
¡Se escondieron del Señor Dios! Esa fue la inmediata reacción de Adán y Eva
luego que pecaron contra Dios; su condición de santidad, es decir, de «apartados
para Dios» se volvió a «apartados de
Dios», de justos a culpables y sus capacidades creativas se tornaron al mal, no más
podían ser administradores de Dios. La
imagen de Dios en el hombre fue afectada
por el pecado, y desde ese momento todo ser humano es pecador por naturaleza, la
muerte espiritual y física son parte de nosotros ahora.
¡Dios creó la humanidad, la hizo a su
imagen y semejanza!, esta es la expresión
de Moisés narrando Génesis después de
la tragedia del pecado, y posteriormente,
Dios le replica el mandato cultural a Noé;
indicando que la imagen de Dios en el
hombre no fue erradicada, sino distorsionada. El hombre sigue administrando la
tierra, lo que le fue encomendado, pero ya
no lo hace para Dios, sino para sí mismo,
para su propio orgullo, su propia gloria,
todas las vocaciones dadas al hombre
fueron inclinadas para el pecado.
Como líder juvenil no debes pasar por
alto esta verdad, somos incapaces de levantar el Reino de Dios, aunque seguimos
siendo requeridos por Dios para esa labor.
Cristo nos dirige hacia el propósito
¡El que no nace de nuevo, no puede tener
parte en el reino de Dios!, es la respuesta
que le brinda Jesús a Nicodemo. Recuerda
que el reino de Dios tiene un aspecto celestial/espiritual y otro terrenal/material.
Ninguna imagen de Dios distorsionada
puede ser un administrador de las cosas
de Dios, a menos que Dios intervenga y
obre internamente en el ser humano, y así
fue. Dios mismo se hizo hombre, y por
medio de su Espíritu Santo, hace nacer de
nuevo a su pueblo, pueblo escogido que
haciendo su voluntad influirá a otros a someterse a Dios.
Entonces, líder, contemplar el Reino
de Dios como tu bien supremo, y llevar a
tus jóvenes a hacerlo también, te ayudará
a mantener un equilibrio en ser una iglesia
«hacia adentro» que se estimula en santidad y justicia mediante disciplinas espirituales, y al mismo tiempo ser una iglesia
«hacia afuera» que buscan ser buenos
administradores de las cosas y vocaciones
que Dios les ha dado para la extensión del
Reino de los cielos.
Por GIancarlos Ventura (gian.venturag@gmail.com)
Esposo de Joycy, papá de Samy. Abogado y bachiller en Estudios Teológicos. Estudia una Maestría (MA) en el Seminario Bautista Confesional del Ecuador. Diácono de la Iglesia
Evangélica Peruana de Mansiche (Trujillo, Perú). Director
académico de Civitas Dei. Autor en revista la Fuente y GlobalRize.