Hace varios años atrás, cuando era pastor de una iglesia en México, una pareja de recién convertidos y miembros de la iglesia compartieron conmigo que
GUÍAS PARA BRINDAR APOYO TRAS LA PÉRDIDA DE UN EMBARAZO
Hace varios años atrás, cuando era
pastor de una iglesia en México,
una pareja de recién convertidos y
miembros de la iglesia compartieron conmigo que estaban emocionados con la
noticia de tener un bebé. Habían estado
orando por largo tiempo y ahora esa felicidad se notaba en su deseo grande de
servir a Dios.
Sin embargo, la felicidad no duró mucho, pues a casi siete meses del embarazo,
la esposa tuvo un sangrado que la llevó al
hospital. Ellos me llamaron de emergencia
y acudí a su casa, cuando ya habían regresado. Él estaba pálido y sin palabras, y
cuando la esposa me vio corrió hacia mí y
se soltó a llorar. Me dijo: «Pastor, hemos
perdido a nuestro bebé y no sabemos qué
hacer… no sabemos si podremos vivir con este dolor…».
Durante este tiempo de ministerio
pastoral (más de 30 años), he visto y contemplado a muchas familias, incluyendo
la de líderes y pastores, que han enfrentado este tipo de pérdidas, causando dolor,
llanto, traumas emocionales y en algunos
casos incluso provocando rupturas y separaciones de los cónyuges. Tal vez tú te
has preguntado si es posible superar una
crisis de tal magnitud o cómo podrías
ayudar o acompañar a la persona o familia que está enfrentado este tipo de crisis.
Sin lugar a duda que la Palabra de
Dios tiene indubitables ejemplos de personas que enfrentaron crisis y dolor pero
que con el tiempo fueron capaces de sobreponerse y salir adelante. Por eso deseo
compartirte cinco consejos para poder ayudar a una persona o pareja que ha perdido un infante en su familia.
1 Escuchar a la persona
Hay que escuchar atentamente con respeto y sensibilidad. Hablar poco, y cuando se hable a la persona que enfrenta la
crisis, la conversación debe ayudar a facilitar la «catarsis» emocional de quien enfrenta la pérdida. No debe opinarse ni
emitir juicios sobre la situación o tragedia
que ha ocurrido. El consejero o consejera
debe crear una relación de empatía y apoyo incondicional a la persona que enfrenta la crisis, asegurando presencia y disponibilidad.
Permita el desahogo emocional, lo
cual incluye llanto, ira, gritos, y otras facetas emocionales que el ser humano exhibe cuando pierde un ser querido. Los
evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y
Juan presentan a Jesús como el Hijo de
Dios que siempre escucha a las personas
en sus necesidades emocionales, mentales, físicas y espirituales.
2 Acercarse
El consejero o consejera debe acercarse a
la persona física, emocional y espiritualmente hablando. Hay que explorar las
emociones y hechos concretos; comunicar aceptación y comprensión, y principalmente ayudar a encontrar sentido en
relación con lo ocurrido. Durante el
acompañamiento hay que interrumpir
reacciones de pánico, ayudando a enfrentar y tratar la crisis de manera precisa e inmediata.
Como consejero o consejera, usted
debe saber que la persona que está en
medio del sufrimiento y la pérdida percibe la crisis como un trauma, causándole
un impacto emocional muy profundo y
severo. En el evangelio de Marcos, Jesús se
acerca a Bartimeo, un ciego que sufría de
una pérdida. También está el centurión, que sufría por la muerte de su hija. Y en
todas estas historias, encontramos a Jesús
acercándose a las personas sin juzgarles,
por lo tanto, es ese ejemplo el que el consejero debe seguir.
3 Enfocarse
Cuando la persona enfrenta una crisis,
como lo es la pérdida de un infante, hay
descontrol, tensión, desorientación y mucho dolor. Usted debe proveer enfoque a
la persona y familia en áreas que requieren prioridad: atención médica, legal, y si
es el caso, servicios funerarios, etc. El consejero o consejera debe ser capaz de examinar las dimensiones del problema a fin
de comprenderlo adecuadamente. Esto
permite identificar las necesidades de
atención inmediata y prioridades. La crisis
nos cambia el enfoque y Jesús nos dice
que Él es la resurrección y la vida (Jn.
11:25), trayendo esperanza y paz en medio de la tormenta.
4 Brindar ayuda y soporte espiritual
Es de vital importancia proveer recursos internos como externos para poder enfrentar la crisis (comunidad de fe, disciplinas espirituales, grupo de apoyo, etc.).
Hay que ayudarles a buscar un plan de acción realista y alcanzable donde el aconsejado, el que enfrenta la crisis, se comprometa a implementarlo para superar
esta pérdida.
Es importante proveer disponibilidad
al que enfrenta la crisis, pero evitando que
la persona se vuelva codependiente emocional del consejero o consejera. Comparta maneras constructivas de superar la
pérdida, evitando el aislamiento total de
la persona. El consejero debe tener una
lista actualizada de recursos en su comunidad, ciudad o región que permita conectar a la persona con especialistas en el
área emocional y mental. El evangelio nos
dice que Jesús da una paz completamente
diferente al mundo (Jn. 14:27). La paz de
Cristo trae consuelo, fortaleza y serenidad
en medio del huracán.
5 Animar
El consejero debe animar a la persona
para entender que la crisis es una oportunidad de crecimiento. Las crisis son trastornos temporales donde el individuo se
ve a sí mismo sin guía ni estructura para
resolver este u otro problema que se presente. La persona que vive el dolor y la
pérdida puede incrementar estas características cuando no hay procesos saludables, provocando confianza en sí mismo,
aislamiento y otros problemas emocionales e inclusive físicos con enfermedades. El
libro de Job es un ejemplo de una persona
que sufrió pérdidas y que aun en medio
de su sufrimiento nunca abandonó la fe
en Dios, quien era su fortaleza y auxilio en
las tribulaciones.
Volviendo con nuestra historia, aquella noche lloré con la pareja y sufrí con
ellos la pérdida de su bebé. Pero durante
el proceso de acompañamiento y cuidado pastoral les compartí la esperanza de
Cristo y que siguieran adelante, pues habría más oportunidades para tener familia. Al principio, ellos se mostraron incrédulos y cerrados a esto, pues su herida era
reciente, pero con el paso de los meses y la
consistencia del cuidado pastoral, lo volvieron a intentar. Dios les bendijo aun
más, pues tuvieron dos hermosos hijos y
siguen sirviendo juntos en la iglesia local.
Termino con la letra de este canto de Renán Carias: «Aun con tu mundo hecho
pedazos, el Señor guiará tus pasos. Puedes
tener paz en la tormenta».
Por Jorge Orozco (jorgeibm7@gmail.com)
Actualmente sirve como rector en la Universidad Teológica
y Cultural de América, pastor en la iglesia Southside City
Church de Fort Worth, Texas, y consejero espiritual y mentor para pastores jóvenes en Estados Unidos, México y
América Latina.