Aunque el hijo es responsable delante de Dios por su comportamiento, debemos considerar si pudo haber algo que lo agitara, exasperara,
MANERAS EN QUE LOS PADRES PROVOCAN A IRA A SUS HIJOS
Comencemos esta serie de artículos sobre la paternidad dando paso a la imaginación. Imagínese la siguiente
escena: Mamá y papá están sentados con su hijo en la oficina del pastor. El pastor sentado frente a ellos tres. Los padres han traído a su hijo adolescente en busca de orientación ya que no pueden más con los arranques de ira, de rabia, tan terribles que tiene el hijo. Ya no aguantan más las explosiones de enojo que él descarga a diario sin importar el lugar ni la hora. Mamá está llorando y papá está sentado en la silla con sus brazos cruzados con una cara de pocos amigos. La mamá se esfuerza por servir de mediadora entre su hijo y su esposo. Los tres, padre, madre e hijo ya no saben qué hacer. Pronto el pastor, presente en la reunión, se añadirá a este cuadro de desesperación: el pastor. Aunque el hijo es responsable delante de Dios por su comportamiento, debemos considerar si pudo haber algo que lo agitara, exasperara, innecesariamente y lo enojara. Es precisamente lo que queremos tratar en este primer artículo: padres que exasperan y enojan a sus hijos.
¿QUÉ NOS DICE LA BIBLIA?
Hay dos pasajes en la Biblia que hablan claramente al respecto:
«Padres, no hagan enojar a sus hijos con la forma en que los tratan. Más bien, críenlos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor» (Ef. 6:4 NTV).
«Padres, no exasperen a sus hijos, para que no se desanimen» (Col. 3:21 NTV).
¿Puedes ver lo que ambos pasajes dicen? La responsabilidad del padre es criar a los hijos con la disciplina e instrucción que proviene del Señor y no desanimarlos. ¿Y qué es lo que muchas veces hacemos? Enojar, exasperar. Cumplimos con la parte negativa de ambos pasajes.
La palabra «padre» utilizada en ambos textos se refiere literalmente al padre (el hombre) en el original griego. El papá tiene la mayor responsabilidad, sin embargo, ambos padres pueden hacer enojar o exasperar a sus hijos. Este mandato corresponde a acciones habituales que, con el paso del tiempo, llegan a tener este efecto en el niño. No se trata de un caso aislado o de un solo incidente, sino de un estilo de crianza continuo y constante. No estamos hablando de un caso en el cual el padre solamente una o dos veces dice algo que al niño no le gusta y por lo cual se enfada. Estamos hablando de provocación repetitiva, que con el paso del tiempo hacen que el niño se enoje y se desmoralice.
Ahora bien, en ningún momento estoy quitando la responsabilidad del hijo para ponerla por completo en los hombros de los padres. Cada uno es responsable por sus propios pecados y nada de lo que hacen los padres determina de manera permanente la reacción de un hijo, pero el deseo de los padres siempre ha de ser facilitar que su hijo piense y haga lo correcto según la «instrucción que proviene del Señor» (Ef. 6:4 NTV). Consideremos algunas maneras en que los padres pueden provocar a ira a sus hijos.
ORGULLO
Comencemos con el orgullo. Un padre orgulloso probablemente ganará el premio al primer lugar en la categoría de provocación a los niños. Añádele arrogancia al orgullo y el padre obtendrá medalla de oro en exasperar a los hijos. Estos son los padres que no admitirán que están equivocados. Si su hijo se atreve a decirles con amor que están equivocados, el hijo recibe un regaño severo o es castigado por no honrar a su padre. Un padre orgulloso lleva una vida hipócrita. El mensaje que recibe el hijo suena fuerte y claro: «¡Haz lo que digo, no lo que hago!».
DESESPERACIÓN
Seguimos con los padres que se desesperan y desesperan. ¿Los conoces? El padre que se desespera... desespera a sus hijos y a los que les rodea. Todo es oscuridad y tinieblas. Están en un constante martirio. Es el protagonista dramático de cualquier novela de televisión Hispana. No hay algo que le infunda esperanza. Siempre es demasiado tarde y no hay tiempo para recuperar lo perdido. Quienes viven a lado de un padre como este frecuentemente tienen que preguntar: «¿Qué sucede?», «¿Qué malo le pasó?», «¿Qué patatús le dio ahora?».
A nadie le gusta estar en compañía de
un padre como este, ni siquiera sus hijos. Y no los culpo. Es el padre que piensa que el vaso siempre está «medio vacío». Es el padre que, como decimos en Puerto Rico, la piña siempre está agria. Es el padre o madre que se lanza y se hunde en el lodo de forma voluntaria. ¿Conoces a un padre que se desespera de este modo?
CONTROL ABSOLUTO
¿Y que tal los padres que son controladores? ¿Los conoces? Quieren tener el control absoluto de todo, absolutamente todo. Son los que le dicen constantemente a Dios: «No haces falta, yo me encargo, tengo todo bajo control». Son padres que se exceden en el autoritarismo. Usan palabras de ira y un tono de voz áspero y feo para manipular a sus hijos a comportarse de cierta manera. Son padres que no solamente crean un ambiente tóxico, pero llegan a crear una relación toxica con sus hijos. Suena áspero, pero es la realidad.
PERFECCIONISMO
Y por supuesto, tenemos al padre que «todo tiene que ser perfecto». Un padre cuyos hijos tienen que ser perfectos promueve un estándar imposible de alcanzar. Es impulsado por su propio orgullo. Es irónico porque el padre mismo no puede ser perfecto. ¡Hipocresía! La alcoba, el cuarto, del niño, tiene que estar en un estado tan limpio y ordenando como sea humanamente posible. Sin embargo, los corazones de los padres probablemente estarán llenos de orgullo y desesperación debido a que lo que el niño hace nunca es suficientemente bueno para ellos. Estos padres son como los legalistas en el sentido de que «aplastan a la gente bajo el peso de exigencias religiosas insoportables y jamás mueven un dedo para aligerar la carga» (Mt. 23:4).
¿CUÁL ERES TÚ?
¡Hay más! Hay más comportamientos o acciones habituales y constantes que exasperan a los hijos. Lo sabemos. ¿Cuál de ellos eres? Evalúa seriamente tu comportamiento y da el paso para impartir la disciplina e instrucción que proviene del Señor.
Fuentes consultadas:
- Burt, D. F. (2015). Efesios. Publicaciones Andamio.
- Peace, M., & Scott, S. W. (2014). Padres fieles: Una guía bíblica para la crianza de los hijos. Publicaciones Faro de Gracia.
POR RAFAEL GUTIÉRREZ
Esposo, padre y abuelo, el Prof. Dr. Rafael Gutiérrez es director ejecutivo del Ministerio Abiding Fathers/Padre de Corazón y profesor adjunto en Midwestern Baptist Theological Seminary. Oriundo de Aguadilla, Puerto Rico, junto con su familia reside actualmente en Dallas, Texas, Estados Unidos.