En la vida de cualquier congregación, encontramos diversidad de grupos cercanos al pastor que desempeñan papeles fundamentales en su funcionamiento
CARACTERÍSTICAS Y NECESIDADES DE LOS GRUPOS MÁS CERCANOS AL PASTOR
En la vida de cualquier congregación, encontramos una diversidad de grupos cercanos al pastor que desempeñan papeles fundamentales en su funcionamiento. Seguramente ya todos sabemos que hay diferentes grupos en las congregaciones, así como los hubo entre los discípulos de Jesús. En esta ocasión, deseamos adentrarnos en el análisis de algunos grupos en particular cercanos al pastor.
Como hemos señalado antes, en toda iglesia hay personas que están más cerca del pastor, pero que se pueden distinguir entre aquellos que consumen el tiempo del pastor y aquellos que sirven juntamente con el pastor. Estos últimos pertenecen a los colaboradores pastorales, aquellos que trabajan junto y cerca del pastor. Estos individuos trabajan codo a codo con el pastor o pastores de la iglesia, desempeñando roles diversos y mostrando niveles variables de compromiso y enfoque. Y, dentro de este grupo, no todos colaboran de la misma manera o con el mismo compromiso.
Si pudiera preguntar abiertamente acerca de la experiencia de cada congregación, posiblemente recibiría opiniones divergentes en cuanto a los detalles acerca de estos grupos y sus características.
No obstante, tomaremos como un hecho establecido en cualquier iglesia la presencia de estos grupos cercanos al pastor. Ahora, adentrémonos en un análisis más profundo de los mismos.
1. EL USUARIO PASTORAL: CONSUMIDORES DEL TIEMPO
Comencemos por abordar el primer grupo, que podríamos denominar «usuarios pastorales». Estas personas están cerca del pastor, pero su interacción se caracteriza principalmente por consumir el tiempo del pastor de manera recurrente. A pesar de las horas que el pastor invierte en ellas, parece que no avanzan en su crecimiento espiritual. Su asistencia a las sesiones de consejería se repite constantemente, y su demanda de atención pastoral es incesante. A menudo, creen ser los únicos miembros de la congregación con problemas y consideran que merecen la atención exclusiva del pastor.
Si bien es fundamental cuidar de estas personas, el pastor debe tener precaución para evitar que consuman todo su tiempo y energía, lo que podría dificultar la atención de otras necesidades de la comunidad. En caso de que esto ocurra, es sabio delegar la atención de estos individuos a un grupo de consejeros dentro de la congregación.
2. COLABORADORES PARCIALES: EL DESAFÍO DE LA DISPONIBILIDAD
El segundo grupo que analizamos son los «colaboradores parciales». Estas personas, debido a restricciones de tiempo o compromisos laborales, no pueden involucrarse en el servicio tan intensamente como otros miembros. Es esencial que estos individuos sean transparentes acerca de sus limitaciones de participación, tanto para el pastor como para sí mismos. En ocasiones, puede surgir una discrepancia entre las expectativas del líder y la realidad de estos colaboradores, lo que conllevaría malentendidos y posibles desilusiones de manera innecesaria.
3. COLABORADORES ALTAMENTE COMPROMETIDOS: ¿COMPROMISO GENUINO O EVITACIÓN?
El tercer grupo que consideramos son los «colaboradores altamente comprometidos». Estas son las personas que todo pastor anhela tener en su congregación. Basta con expresar una necesidad y personas como el hermano Pepito y la hermana Juanita están dispuestas a servir sin reservas. Parecen estar siempre disponibles para el acompañamiento pastoral y el servicio en la iglesia. Sin embargo, este grupo requiere especial atención por parte del pastor.
Es vital indagar en las razones detrás de su «alto compromiso». En algunos casos, estas personas pueden involucrarse tanto en la iglesia como una forma de escapar de situaciones no resueltas en sus hogares. Algunos pueden estar evitando regresar a sus familias debido a problemas de relación, mientras que otros pueden estar enfrentando dificultades matrimoniales. Estas motivaciones no son las adecuadas para acompañar al pastor en el servicio, y es responsabilidad de este evaluar constantemente las razones detrás de este compromiso.
4. EL EQUIPO O CONSEJO PASTORAL: CERCANÍA QUE REQUIERE ESPECIAL ATENCIÓN
El cuarto grupo que merece nuestra consideración es el «equipo o consejo pastoral». Aquí, el pastor debe ser especialmente cauteloso. A menudo se supone que las personas que forman parte de este grupo, por su cercanía al líder espiritual, no experimentan situaciones complejas ni dificultades. Se les percibe como las personas más espirituales y fieles de la congregación. Sin embargo, esta percepción puede no ser necesariamente cierta.
Este grupo cercano al pastor tiene el potencial de ser profundamente influenciado por él o ella. Puede abordar directamente las inquietudes que surgen en la iglesia y compartir de manera honesta y directa las circunstancias de sus vidas personales, familiares, laborales o de ministerio. No obstante, el pastor debe recordar que estos colaboradores, por estar cerca de él, no están exentos de enfrentar desafíos y dificultades en sus vidas. Crear un ambiente donde puedan compartir estas experiencias en un entorno sano, honesto y abierto es esencial para fomentar un crecimiento significativo de estos valiosos hermanos.
DESARROLLANDO DISCÍPULOS, NO SOLO COLABORADORES
En última instancia, es importante señalar que el pastor tiene la oportunidad de transformar la relación con estos grupos cercanos, pasando de tener simples colaboradores a desarrollar discípulos. La visión pastoral debe centrarse en fomentar un crecimiento en la fe y una comprensión más profunda de la misión del reino de Dios en cada uno de estos siervos del Señor. Debemos recordar que no son nuestros discípulos, sino discípulos de Jesús.
Mostrarnos tal como somos, con nuestras limitaciones y desafíos, no es un pecado, sino una oportunidad para aprender y crecer tanto como individuos como siervos de Cristo. Revelar nuestro agotamiento, fatiga y, en ocasiones, desilusión en estos grupos cercanos al pastor no es una muestra de debilidad, sino un momento propicio para adquirir aprendizajes significativos que nos fortalezcan y ayuden en nuestro crecimiento. Trabajar con seres humanos siempre será un desafío, ya que, como dice el refrán, «cada cabeza es un mundo». Sin embargo, es un honor y una bendición que Dios nos otorga a los pastores, permitiéndonos contribuir al crecimiento de su iglesia y sus siervos.
POR ÓSCAR FERNÁNDEZ
Óscar Fernández Herrera es de Costa Rica y es director del Ministerio Internacional Formador de Formadores, enfocado en la capacitación del liderazgo eclesial y equipos pastorales. Es consultor en temas de familia y consejería, así como en gerencia de proyectos. Tiene una maestría en Teología y otra en Gerencia de Proyectos. También es pastor y docente universitario.