La relevancia de vivir en koinonía en una sociedad postmodernista
Uno de los aspectos o rasgos que caracterizan a la posmodernidad es el individualismo, el cual definiremos más adelante.
Contrario a esa forma de pensamiento, la iglesia de Cristo sustenta su vivir y su accionar en las relaciones personales de sus miembros.
La koinonía o comunión cristiana es de fundamental importancia en la vida y praxis de la iglesia y esta se deriva de la genuina comunión del cristiano con Dios Padre y su Hijo Jesucristo.
1. INDIVIDUALISMO
«El individualismo como filosofía trata de un punto de vista sobre la teoría social y ética que aboga por el derecho y la libertad de todo individuo para tomar decisiones y realizar actos independientemente de otras personas. Debe contrastarse con otros paradigmas que enfatizan el papel central de la comunidad o el estado, por ejemplo, el colectivismo o el socialismo» (Atkinson y Field, 2004, p. 691).
- Vivir su fe de acuerdo a sus propios criterios.
- Buscar siempre sus propios beneficios.
- Desacatar las directrices del liderazgo eclesial.
- Mostrar desinterés por los demás en lo espiritual y lo social.
- Practicar una ética relativista o situacional.
2. CONCEPTO DE KOINONÍA O VIVIR EN KOINONÍA
El término gr. koinonía tiene varias acepciones, tales como:
- participación,
- impartición,
- compañerismo,
- comunión (Kittel y otros, p. 440).
Agrega Harrison (1985), que el término koinonía «designa la relación social existente entre cristianos que son miembros regenerados de la familia de Dios y señala también su cooperación en la obra del Señor» (p. 110).
Aunque el concepto de vivir en koinonía o comunión se usa de manera amplia en el sentido profano, religioso, filosófico y aun místico, es en el contexto bíblico, sobre todo en el Nuevo Testamento, donde este alcanza su sentido pleno, holístico e integral.
3. VIVIR EN KOINONÍA VERTICAL Y HORIZONTAL
La comunión cristiana a la luz del Nuevo testamento es entendida en dos vías o dos direcciones, la relación vertical con el Dios trino, dador de la vida eterna y fuente de la otra koinonía, la relación horizontal, es decir, con los hermanos en la fe o sea los miembros del pueblo de Dios.
A. Vivir en koinonía con el Dios triuno
«Lo que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también vosotros tengáis comunión con nosotros; y nuestra comunión verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo» (1 Jn. 1:3 Rv60).
La koinonía o comunión cristiana es uno de los conceptos favoritos del apóstol Juan en su primera epístola. Esta comunión entre los cristianos es la expresión del verdadero amor que emana del Padre y por consiguiente, para que haya una genuina comunión entre creyentes, tiene que haber primero una genuina comunión con el Padre y con su hijo Jesucristo.
B. Vivir en koinonía con los hermanos
«Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento del pan y en las oraciones» (Hch. 2:42 Rv60).
Henry (1991), comentando sobre la importancia de la comunión cristiana, deja claro que no se puede vivir la espiritualidad en solitario, desconectada de verdaderas relaciones con los demás cristianos:
Esta comunión con los hermanos, centrada en Cristo como punto de reunión en que se vive la vida divina derivada del Padre como de su primera fuente, es lo que constituye la forma esencial, constitutiva, de la iglesia.
En otras palabras, no hay tal cosa como una «iglesia invisible» a la que se pueda pertenecer en solitario, sin comunión visible... con personas visibles y tangibles. (p. 179)
La verdadera comunión con el Dios trino no se queda en el plano de la reflexión o especulación teológica; es trascendente, pero también es inmanente. Caminar en comunión con Dios es también caminar en comunión con el hermano, es ser amigo y compañero en el camino de la fe.
4. EFECTOS DE LA KOINONÍA EN LA IGLESIA
A. La koinonía nos empodera para la misión
«Y reconociendo la gracia que me había sido dada, Jacobo, Cefas, y Juan, que eran considerados como columnas, nos dieron a mí y a Bernabé la diestra en señal de compañerismo, para que nosotros fuésemos a los gentiles, y ellos a la circuncisión» (Gál. 2.9 RV60).
La descripción que hace Pablo de ese acto de compañerismo al estrecharse la mano con los otros apóstoles, Santiago, Pedro y Juan, no debe verse como un acto superficial, sino como un acto de empoderamiento, de reconocimiento, de plena comunión en la común fe en Cristo. El sentido es de un pacto ministerial.
B. La koinonía propicia la manifestación del poder de Dios
«Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, en la comunión unos con otros, en el partimiento y en las oraciones. Y sobrevino temor a toda persona; y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. Todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas» (Hch. 2:42-44 RV60).
C. La koinonía potencializa la sinergia
Se dice que un caballo puede arrastrar 3.5 toneladas, pero dos caballos juntos pueden arrastrar 14 toneladas, es decir, el doble de sí lo hicieran por separado. Ese es el poder de la sinergia.
«Mejor son dos que uno; porque tienen mejor paga de su trabajo. Porque si cayeren, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del solo!, que cuando cayera, no habrá segundo que lo levante» (Ec. 4:9-10).
La iglesia y la comunión entre diferentes grupos socioeconómicos
D. La koinonía fomenta la unidad ministerial y eclesial
«Aristarco, mi compañero de prisiones os saluda, Marcos el sobrino de Bernabé... y Jesús llamado Justo; que son los únicos de la circuncisión que me ayudan en el reino de Dios, y han sido para mí un consuelo» (Col. 4:10-11 RV60).
El apóstol Pablo, con toda su revelación de la Palabra, su comunión plena con Dios, su madurez espiritual y ministerial, reconocía y buscaba el compañerismo ministerial, disfrutaba de esa comunión. Al igual que el apóstol Pablo, todo cristiano debe caminar y vivir en comunión con Dios, pero también con los demás miembros de la familia de la fe.
CONCLUSIÓN
El Dios de la Biblia, en quien creemos, al cual servimos y adoramos, es un Dios de comunión. Su misma esencia o naturaleza es triuna. «Para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste (Jn. 17:21 RV60).
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POR JOSÉ FLORES
El pastor José Flores Escobar es obispo ordenado de la iglesia de Dios (Cleveland) y ex supervisor nacional de la denominación en Costa Rica. Licenciado en Teología y magíster en Biblia y Teología, es egresado de un doctorado en Teología (UNELA) con énfasis en Eclesiología.
Excelente reflexión y muy pertinente para los tiempos que vivimos. Vemos cómo cada miembro de las congregaciones viven como llaneros solitarios. Dlb
ResponderEliminarExcelente enseñanza.
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