Un aspecto esencial es estar consciente de que la familia o comunidad de fe necesita procesar la pérdida y el duelo con dos tareas vinculada...
Un aspecto esencial es estar consciente de que la familia o comunidad de fe necesita procesar la pérdida y el duelo con dos tareas vinculadas entre sí.
- En primer lugar, compartir en familia (incluyendo la familia de la fe) el reconocimiento de la realidad de la tragedia o la muerte, y los sentimientos y pensamientos ligados a la pérdida; esto se realiza lamentando, contando historias o anécdotas, celebrando ciertos rituales que simbolizan dolor y aflicción, búsqueda de paz y sanidad, etc. Es bueno que tales actividades incluyan a los niños.
- La segunda tarea a realizarse es la de reorganización o reestructuración del sistema familiar (o eclesial, según sea el caso). La resolución saludable del duelo incluye siempre una reinversión de energía, tiempo y recursos dentro del sistema afectado. La recuperación deseable se evidencia en el logro de un nuevo equilibrio sistémico, con nuevos patrones de interacción entre los miembros y la modificación o redistribución de sus roles.
Este consejo bíblico es un extracto del artículo «¿Podemos ayudar a otros a aprender a vivir con una pérdida?: El ministerio de la consejería ante el dolor y la pérdida». Lee el artículo completo en las páginas 30 y 31 aquí:
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