La asamblea, la campaña evangelística y el retiro Los pastores, creo no equivocarme, en su gran mayoría anhelan que sus iglesias crezcan...
La asamblea, la campaña evangelística y el retiro
Los pastores, creo no equivocarme, en su gran mayoría anhelan que sus iglesias crezcan. Es un deseo legítimo que se encuadra dentro de los propósitos de la iglesia. Ahora bien, ¿qué puede ayudar a lograrlo? El crecimiento no es una tarea fácil. Permítanme compartir tres eventos que podrían favorecer el crecimiento de la iglesia.
1. La asamblea anual
La asamblea anual de la iglesia, bien organizada y ejecutada correctamente, acorde a los principios bíblicos, tiene una gran importancia. Es allí donde se rinden informes, se aprueban presupuestos y se presentan los proyectos para ser explicados y aclarados, para que toda la
congregación los comprenda, y de esa manera lograr el apoyo de la congregación, que es vital a mediano y largo plazo para alcanzar el objetivo del crecimiento. Por medio de la asamblea anual se logra que un proyecto sea aceptado como proyecto de la iglesia, y no sea visto como una idea y proyecto meramente del pastor.
Este apoyo es fundamental porque todo plan de crecimiento involucrará el concurso humano, logístico y económico, y por ende llegado el momento de levantar fondos será mucho más fácil porque el proyecto es de conocimiento y aprobado por la congregación. Pero no solo está el apoyo económico, sino también el apoyo espiritual de los hermanos. No se puede dimensionar del todo lo que significa contar con hermanos y hermanas de la congregación orando por los proyectos de la iglesia.
Entonces, a mi entender, cada pastor debería esmerarse en preparar proyectos claros para presentar a todos los hermanos en la asamblea para su estudio y aprobación. Tal vez fue esto lo que encontramos en Hechos 13:1-4, un tiempo donde los hermanos se encontraban en oración, ayuno y conversando acerca del futuro camino a seguir. Y ahí obtienen la claridad del Espíritu Santo sobre la dirección a seguir.
2. La campaña evangelística
Nuevamente aquí es de resaltar la importancia del apoyo de toda la iglesia, porque una campaña evangelística efectiva se logra con el concurso de toda la congregación. La campaña evangelística se puede realizar hasta tres veces al año, si se lo planifica correctamente. Es un evento planificado con anticipación con un fin específico de alcanzar a nuevas personas con el evangelio.
En las últimas décadas ha sido usual contratar a equipos evangelísticos para realizar esta tarea, lo cual generalmente es costoso, por todo lo que implica el pago al equipo, más todos los gastos que conlleva un proyecto de esa magnitud. Se ha hecho mucho ruido alrededor de este tipo de actividades, pero la verdad es que han sido muy poco efectivas para el crecimiento de las iglesias. Además de eso, le ha sacado a la iglesia su tarea de realizar la misión que a ella le corresponde. Mi postura al respecto es que la misma congregación, de acuerdo a sus posibilidades, organice con sus miembros la campaña evangelística, porque eso compromete mucho más a todos los hermanos y estará más acorde a su capacidad real. El ejemplo de las iglesias surgientes en el primer y segundo siglos nos muestra cómo ellas se ocuparon de llevar acabo la tarea evangelística.
La campaña evengelística se puede llevar acabo de muchas maneras. Lo correcto es que cada congregación, guiada por el Espíritu Santo, busque su propio camino cómo y cuándo llevar acabo este evento, porque cada lugar y congregación vive en una situación muy particular y, por tanto, lo que es aplicable en un determinado contexto no significa que lo será en la otra congregación y cuidad.
Creo que uno de los pecados de los pastores e iglesias es haber caído en el error de pensar que lo que le resultó efectivo al pastor Pedro en Vanuatu lo será también a todos los pastores de la tierra, y entonces ya nos ponemos en campaña de contratar al pastor Pedro para que venga a enseñarnos su secreto de éxito de crecimiento. Tratamos de copiar exactamente el modelo, y luego nos frustramos al percatarnos de que no resulta igual para nuestro medio. Esto es así porque cada situación es diferente en cada lugar, país, ciudad y congregación.
Lo que no cambia, sin embargo, es la verdad eterna de Dios, y el Espíritu Santo que está disponible para todos y está dispuesto a dirigirnos en nuestra misión de evangelización. Deberíamos procurar que sea el Espíritu Santo nuestro maestro y guía en la planificación y preparación de la campaña evangelística, porque con su concurso tendremos el resultado deseado.
3. El retiro espiritual
Uno de los eventos muy fructíferos de la congregación es el retiro anual. El retiro anual contribuye para que la congregación se integre, se fortalezcan las amistades y se cohesione la hermandad. Ayuda para el amor fraternal y la unidad congregacional. Una iglesia fuertemente unida es un factor fundamental para poder llevar acabo los eventos mencionados con anterioridad, y el retiro anual contribuye en esta tarea de unificación.
De las iglesias del primer siglo la Biblia menciona que había un mismo sentir entre ellos y la iglesia crecía cada día. Este espíritu de unidad ayudó a esas primeras congregaciones a crecer y a sobrellevar las persecuciones posteriores. El apóstol Pablo de muchas maneras enfatiza la importancia de la unidad y que haya el mismo sentir entre los hermanos. Creo que esto se puede lograr a través de los retiros espirituales. Como pastor las iglesias Hermanos Menonitas puedo testificar que para nuestras congregaciones los retiros espirituales han sido muy importantes para el afianzamiento. Sin ellos, tal vez, no se habría llegado hasta donde estamos ahora.
En definitiva, creo que estos tres eventos, bien organizados y ejecutados en dependencia del Espíritu Santo, pueden contribuir grandemente para el crecimiento de las iglesias.
Por Juan Silverio Verón (jveron@rieder.net.py)
Juan Silverio es pastor de la Iglesia Maranata (Hermanos Menonitas) en Asunción, Paraguay. Es consejero familiar y matrimonial y director de Confianza Asistencia Personal. Ha sido además, en dos ocasiones, presidente de la Convención de Iglesias Paraguayas Hermanos Menonitas. Está casado con Elfriede Janz y tienen cuatro hijos.