El siervo de Dios y la importancia de tener el pasado resuelto Existe un dicho que reza lo siguiente: «Tu presente es producto de tu pas...

El siervo de Dios y la importancia de tener el pasado resuelto
Existe un dicho que reza lo siguiente: «Tu
presente es producto de tu pasado, pero
tu futuro será producto de tu presente».
Trasladando esto en los términos bíblicos
podemos citar al apóstol Pablo diciendo
«olvido el pasado y fijo la mirada en lo que
tengo por delante, y así llegar a la meta»
(Fil 3.13 NTV).
Pareciera fácil decirle a una persona que
olvide su pasado, pero muchas veces la
realidad nos muestra lo contrario, especialmente si están relacionados con hechos
dramáticos y dolorosos.
Cuando el pasado sigue presente
Una de las cosas que no nos permite tener
una proyección hacia el futuro es la falta
de resolver cuestiones del pasado. Entonces nuestro pasado no resuelto, se convierte automáticamente en un presente que
sigue activo.
¿Qué hizo el apóstol Pablo para olvidar su
pasado y fijar su mirada hacia adelante?
Cuando él dice «olvido el pasado», no está
diciendo que fue le fácil, sino que lo logró
y esto le permitió avanzar sin nada que le
ate e impida llegar a sus metas.
1. Perdonar
El perdón libera una bendición de paz al
que lo otorga, porque cumple el mandamiento de Dios y así el pasado pierde su
condición de amo, ya no tiene poder de
causar daño y se lo puede recordar voluntariamente para un testimonio, pero ya no
está activo para influenciar negativamente
y Satanás pierde toda ventaja.
«Y al que vosotros perdonáis, yo también;
porque también yo lo que he perdonado,
si algo he perdonado, por vosotros lo he
hecho en presencia de Cristo, para que Satanás no gane ventaja alguna sobre nosotros; pues no ignoramos sus maquinaciones» (2 Co 5.10-11 RV60).
2. Aprender del pasado
Si miramos hacia atrás solo para lamentarnos, por errores, heridas, etc. Entonces no
podremos ver los propósitos de Dios en las circunstancias adversas, si no tomamos la
decisión de usarlos como un gran trampolín.
Uno de los mejores maestros en la vida
son las experiencias pasadas, pues nos permiten ahorrar y prevenir errores. Pablo
aprendió a decir: «Y sabemos que a los que
aman a Dios todas las cosas ayudan a bien»
(Ro 8.28 RV60).
3. Vivir con esperanza
Una de las cosas que hace el pasado no resuelto, es anular las esperanzas y atraparnos en una negatividad. Sin embargo, el
apóstol no se quedó dando vueltas, sino
que siguió hacia una meta, creyendo en
que Dios tenía planes con él y nada ni nadie podía detenerlos ni cambiarlos.
«Y no sólo esto, sino que también nos
gloriamos en las tribulaciones, sabiendo
que la tribulación produce paciencia; y la
paciencia, prueba; y la prueba, esperanza;
y la esperanza no avergüenza» (Ro 5.3-5
RV60).
4. Vivir un antes y un después
Una de las cosas que resaltan en la vida del
apóstol, fue la división clara y contundente de su vida antes y después de Cristo, él
no podía vivir un «después» sin haber resuelto «el antes».
Entendió que para avanzar necesitaba cerrar capítulos en su vida y abrir nuevos,
con personas nuevas, soltar a algunos,
volver a empezar con nuevas perspectivas.
Por eso él podía proclamar: «Esto significa
que todo el que pertenece a Cristo se ha
convertido en una persona nueva. La vida
antigua ha pasado; ¡una nueva vida ha comenzado!» (2 Co 5.17 NTV).
La bendición de un pasado resuelto
El pasado puede llegar a ser aquellas cicatrices que están ahí para recordarnos los
acontecimientos que, en su momento,
quizás fueron muy dolorosos y que parecían insuperables. Pero una vez sanados o
resueltos, estas pasan a ser marcas en nuestras vidas que le están diciendo a otros que
sí es posible superar el pasado.
La vida está llena de obstáculos y experiencias algunas positivas y otras negativas, el
valor del poder del Espíritu Santo radica
en ayudarnos a caminar por estos senderos, lo que significa que no estamos solos
pues la promesa de Jesús fue: «De una
cosa podrán estar seguros: Estaré con ustedes siempre, hasta el fin del mundo» (Mt
28.20 NBV).
Toma una decisión hoy
Muchas personas viven atrapadas en el pasado sin disfrutar de una vida con propósitos. Es necesario tomar una decisión hoy
de resolver el pasado y vivir sin amarguras
ni resentimientos, que solo contribuyen
para que no alcancemos las bendiciones y
que aquellos que están a nuestro alrededor
sean contaminados y sufran.
Pues Dios te dice: «Pues yo sé los planes
que tengo para ustedes —dice el Señor—.
Son planes para lo bueno y no para lo
malo, para darles un futuro y una esperanza» (Jer 29.11 NTV).
Por Miguel Gill
Miguel es de Paraguay, está casado
hace 22 años con Lilian Ferreira y
tienen tres hijos: Naara (18), Lais (9)
y Noam (5). Es pastor de la iglesia La
Estación de los Hermanos Menonitas
desde 1996. Posee una licenciatura
en Teología y una maestría en Ciencias Pastorales. Es además
docente en la Facultad de Teología de la Universidad Evangélica del Paraguay, sede Instituto Bíblico Asunción (IBA), y
realiza actualmente un programa doctoral en Ciencias de la
Educación.
pstormiguel@gmail.com