En qué conviene a la iglesia regularizar sus aspectos legales Además de cumplir con la voluntad revelada de Dios, ¿en qué beneficia a l...
En qué conviene a la iglesia regularizar sus aspectos legales
Además de cumplir con la voluntad revelada de Dios, ¿en qué beneficia a la iglesia
cumplir con las exigencias legales del lugar
en donde sirve a Dios? Es una buena pregunta.
1. Seguridad jurídica
El beneficio más tangible e inmediato de
una situación jurídica saneada es la seguridad jurídica. Pensemos en esto: ¿Quién
tiene el título de propiedad del terreno en
donde está el templo de la iglesia? En algunos casos puede ser el pastor de la iglesia;
en otros casos, una misión, posiblemente
extranjera. También podría ser un miembro de la congregación. Pero, ¿qué pasaría
si es necesario que el pastor o ese miembro
se retire de su puesto o de la congregación,
por cualquier motivo? ¿Qué pasaría si tanto el pastor como el miembro fallecen de
repente? ¿Qué pasaría si la misión se queda
corta de fondos y decide vender sus activos al mejor postor? ¿Qué sucedería si el
miembro que figura como dueño se enemista con el liderazgo y toma una decisión
cuestionable por darse una revancha?
Con la idea de que «estas cosas no van a
suceder aquí» no solucionamos nada. Hermanos míos, estas cosas no solo pueden
suceder, sino que ya han sucedido en varios
casos. Una situación jurídica desordenada
e irregular es garantía de futuros dolores de
cabeza y varios problemas administrativos
y judiciales de difícil solución. En cambio,
tomarse el tiempo y el esfuerzo para gestionar una situación jurídica saneada trae
seguridad.
2. Transparencia
«Vosotros sois la luz del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder» (Mt 5.14). Esto también se
aplica para la situación jurídica de nuestras iglesias. Si somos la luz del mundo,
no podemos manejar nuestros negocios en
lo oculto y de manera poco transparente.
Una situación jurídica ordenada, con estados contables y documentación en regla,
nos da el beneficio de la transparencia. La
iglesia puede conocer al instante la marcha
de sus asuntos; cómo ha sido el comportamiento económico y administrativo del
mes, semestre o año y advertir tendencias
y corregirlas antes de que se vuelvan problemas críticos.
La transparencia también permite que la
congregación tenga tranquilidad y confianza hacia su liderazgo, y evita muchas
situaciones que podrían arrojar dudas sobre la integridad de los pastores y líderes,
fortaleciendo así la comunión de los santos.
3. Planes para el futuro
Una iglesia con documentos al día, en regla, y una situación administrativa y legal
saneada también tiene muchas puertas
abiertas para proyectos futuros. Muchos
planes requieren de acceso al crédito para
financiarlos apropiadamente, y para esto
es esencial contar con toda la documentación del caso. Ninguna entidad crediticia
—e inclusive las agencias de nuestra denominación que ofrezcan programas de este
tipo— tendrá en cuenta a una congregación informal. Si queremos obtener recursos de manera responsable mediante el uso
sabio del crédito, será necesario poner en
regla la situación de nuestra congregación.
Escribiendo a los corintios, el apóstol Pablo indica que todo se haga de manera
decente y con orden (1 Co 14.40). Esto
no solamente se aplica a la adoración, sino
también al gobierno y la situación administrativa de la Iglesia. Hacer las cosas bien
y tener nuestros asuntos en orden no solamente nos beneficia en lo terrenal, sino
que además cumple con la voluntad de
Dios, agradable y perfecta.
Por Eduardo Sánchez Gauto
Traductor, abogado y teólogo. Abogado por la Universidad Columbia
del Paraguay. Máster en Teología
(Th.M.) por el Calvin Theological Seminary. Profesor de Ética Cristiana y
Biblia en el Seminario Presbiteriano
del Paraguay; profesor de Teología y Biblia en la Facultad
Evangélica de Teología. Miembro de la Iglesia Cristiana de la
Gracia. Reside en Asunción con su esposa.
[email protected]
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