A solas y en quietud delante de Dios Moody solía definir el carácter como “aquello que eres cuando nadie te está mirando”. Con esa frase...
A solas y en quietud delante de Dios
Moody solía definir el carácter como “aquello que eres cuando nadie te está mirando”. Con esa frase sencilla pero penetrante, quería señalar que nuestro carácter es lo que genuinamente somos como personas, sin apariencias de por medio.Una definición más elaborada de “carácter” sería: el conjunto de rasgos, cualidades, manera de pensar y actuar que distingue a una persona. Hace referencia a nuestra forma de ser más elemental, así como a la forma en que habitualmente reaccionamos ante las circunstancias y nos relacionamos con nuestros semejantes.
Se construye
El carácter no es algo que traemos del seno materno, sino que se va formando a medida que crecemos, y su formación es influenciada por numerosos factores. Lo que traemos desde el nacimiento, y que sí es una cuestión genética, es solamente nuestro temperamento básico —si somos más introvertidos o extrovertidos, más moderados o impulsivos, etc.—, pero nuestro carácter es algo que se construye día tras día.Como hijos de Dios, y especialmente como Sus obreros, somos llamados a desarrollar un carácter semejante al de nuestro Señor Jesucristo. Los autores suelen llamar a esto “la formación de Cristo en nosotros”. ¿Suena muy grande? Sin embargo, eso es precisamente de lo que se trata, que los rasgos, cualidades, manera de pensar y actuar que distinguen a nuestro Señor, nos distingan también a nosotros.
Factores que influyen
Vemos el retrato más completo del carácter de Cristo en lo que el Nuevo Testamento llama “el fruto del Espíritu” (Gá 5.22-23). En otra parte se habla del “nuevo hombre”, del que nos hemos revestido al convertirnos a Dios, “el cual conforme a la imagen del que lo creó se va renovando hasta el conocimiento pleno” (Col 3.10).Otro pasaje nos informa que es por la obra continua del Espíritu Santo en nosotros que “somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen” (2 Co 3.18).
Sin embargo, la reproducción en nosotros del carácter de Cristo no ocurre espontáneamente, sino que es un proceso, constante y progresivo. En este proceso juegan varios factores, siendo nuestra responsabilidad personal un elemento decisivo. ¿Cuáles son algunos de esos factores?
La fuente, una herramienta que en lo personal es de mucha bendición para mi vida y ministerio.
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