“Selfie”, la palabra que se utiliza para referirse a las fotos tomadas por uno mismo (autorretrato), fue nombrada la palabra del año 2013 ...
“Selfie”, la palabra que se utiliza para referirse a las fotos tomadas por uno mismo (autorretrato), fue nombrada la palabra del año 2013 por el Diccionario Oxford. Con el “hashtag” (etiqueta) #me o #selfie, miles de personas publican sus selfies en las redes sociales. Tan solo en Facebook, se calcula que circulan más de 240 mil millones. Pero, ¿por qué lo hacen?
Los motivos para el selfie
Las razones por las que se publica un selfie son tan variadas como las personas mismas: Por diversión, para presumir logros, como mensaje para alguien, para compartir momentos. Por otro lado, algunos investigadores advierten que nos acercamos a una nueva forma de utilizar Internet, la “Web 3.0”, donde los usuarios se convierten en consumidores de lo que ellos mismos producen: los “prosumers”. De ahí la creciente moda de tomar, publicar y comentar autorretratos –que reflejan incluso estados emocionales íntimos– con la esperanza de obtener la interacción de otras personas.
¿Un trastorno de la conducta?
Mucho se ha discutido en muy corto tiempo sobre la moda selfie en el campo de la psicología. Pero las opiniones de los especialistas son tan dispares que mientras algunos ven una relación entre el selfie y la vanidad o el narcisismo (el amor desmedido por uno mismo), otros –por el contrario– lo conectan con una autoestima pobre. Lo concreto en el debate es que el selfie parece estar comunicando una nueva manera en que la sociedad opina sobre sí misma y sus valores, y esto sí que merece mucha atención. El Dr. Daniel Navarro, especialista en Psiquiatría y Psicología Médica, argentino, ha señalado lo siguiente: “La necesidad de mostrarse puede ser considerada una forma de existir socialmente, la gente muestra lo que quiere mostrar, en general adquisiciones, viajes, situaciones felices. Es una moda social que tiene que ver con la idea de que lo que está en los medios es lo que existe, como una forma de auto-afirmar la existencia.” ¿Estamos siendo forzados –especialmente los más jóvenes– a establecer nuestra identidad en base a nuestra presencia en los medios? En otras palabras, ¿existimos porque nuestra imagen está en Internet? Aunque a primera vista el fenómeno selfie pareciera ser un tema bastante superficial, en el fondo podría estar atado a un asunto muy importante: que define nuestra existencia y nuestra identidad.
Una búsqueda de la identidad perdida
Es necesario recordar, ante los desafíos de la actualidad, que Dios ha dado al ser humano su identidad a partir de Sí mismo. Leemos en el relato de la creación que “creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo...” (Gn 1.27-28 DHH). En el estado de perfección, la primera pareja humana podía sentirse completamente satisfecha con quienes ellos eran en relación con su Creador. Pero alejados de Dios por causa del pecado, los seres humanos hemos buscado construir nuestra imagen e identidad de diversas maneras, habiendo perdido la original. Queremos ser alguien, necesitamos ser alguien, pero nuestro problema es que continuamente buscamos elaborar nuestro “ser” por los medios equivocados. Pretendemos que nuestros logros, las cosas buenas que podemos disfrutar, o incluso las fantasías que soñamos determinen quiénes somos.
Cristo restaura la imagen de Dios en nosotros
Para devolvernos la identidad original y rehacer en nosotros la imagen del Creador, vino Jesucristo, quien siendo por naturaleza Dios, voluntariamente se hizo hombre. Pero a diferencia de nosotros, él no pecó jamás, sino que vivió una vida perfecta. Él ofreció su vida como un sacrificio de rescate a favor de los pecadores, para que todo el que crea (confíe) en él reciba el perdón gratuito de todos sus pecados y una nueva relación con Dios.
¿Confiarás hoy en Jesucristo como tu Salvador?
Hacerlo implica que admites que has estado buscando tu satisfacción e identidad fuera de Dios, y eso se llama pecado. También que ahora entregas las riendas de tu vida a la autoridad del Señor Jesús para que él la gobierne por medio de su Palabra y su Espíritu. Él comenzará a quitar de tu vida lo viejo y a vestirte “de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad” (Ef 4.24 DHH).
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Los motivos para el selfie
Las razones por las que se publica un selfie son tan variadas como las personas mismas: Por diversión, para presumir logros, como mensaje para alguien, para compartir momentos. Por otro lado, algunos investigadores advierten que nos acercamos a una nueva forma de utilizar Internet, la “Web 3.0”, donde los usuarios se convierten en consumidores de lo que ellos mismos producen: los “prosumers”. De ahí la creciente moda de tomar, publicar y comentar autorretratos –que reflejan incluso estados emocionales íntimos– con la esperanza de obtener la interacción de otras personas.
¿Un trastorno de la conducta?
Mucho se ha discutido en muy corto tiempo sobre la moda selfie en el campo de la psicología. Pero las opiniones de los especialistas son tan dispares que mientras algunos ven una relación entre el selfie y la vanidad o el narcisismo (el amor desmedido por uno mismo), otros –por el contrario– lo conectan con una autoestima pobre. Lo concreto en el debate es que el selfie parece estar comunicando una nueva manera en que la sociedad opina sobre sí misma y sus valores, y esto sí que merece mucha atención. El Dr. Daniel Navarro, especialista en Psiquiatría y Psicología Médica, argentino, ha señalado lo siguiente: “La necesidad de mostrarse puede ser considerada una forma de existir socialmente, la gente muestra lo que quiere mostrar, en general adquisiciones, viajes, situaciones felices. Es una moda social que tiene que ver con la idea de que lo que está en los medios es lo que existe, como una forma de auto-afirmar la existencia.” ¿Estamos siendo forzados –especialmente los más jóvenes– a establecer nuestra identidad en base a nuestra presencia en los medios? En otras palabras, ¿existimos porque nuestra imagen está en Internet? Aunque a primera vista el fenómeno selfie pareciera ser un tema bastante superficial, en el fondo podría estar atado a un asunto muy importante: que define nuestra existencia y nuestra identidad.
Una búsqueda de la identidad perdida
Es necesario recordar, ante los desafíos de la actualidad, que Dios ha dado al ser humano su identidad a partir de Sí mismo. Leemos en el relato de la creación que “creó Dios al ser humano a su imagen; a imagen de Dios lo creó; hombre y mujer los creó. Y los bendijo...” (Gn 1.27-28 DHH). En el estado de perfección, la primera pareja humana podía sentirse completamente satisfecha con quienes ellos eran en relación con su Creador. Pero alejados de Dios por causa del pecado, los seres humanos hemos buscado construir nuestra imagen e identidad de diversas maneras, habiendo perdido la original. Queremos ser alguien, necesitamos ser alguien, pero nuestro problema es que continuamente buscamos elaborar nuestro “ser” por los medios equivocados. Pretendemos que nuestros logros, las cosas buenas que podemos disfrutar, o incluso las fantasías que soñamos determinen quiénes somos.
Cristo restaura la imagen de Dios en nosotros
Para devolvernos la identidad original y rehacer en nosotros la imagen del Creador, vino Jesucristo, quien siendo por naturaleza Dios, voluntariamente se hizo hombre. Pero a diferencia de nosotros, él no pecó jamás, sino que vivió una vida perfecta. Él ofreció su vida como un sacrificio de rescate a favor de los pecadores, para que todo el que crea (confíe) en él reciba el perdón gratuito de todos sus pecados y una nueva relación con Dios.
“Pues Dios amó tanto al mundo que dio a su único Hijo, para que todo el que crea en él no se pierda, sino que tenga vida eterna” (Jn 3.16 NTV).
“Pues la paga que deja el pecado es la muerte, pero el regalo que Dios da es la vida eterna por medio de Cristo Jesús nuestro Señor” (Ro 6.23 NTV).
¿Confiarás hoy en Jesucristo como tu Salvador?
Hacerlo implica que admites que has estado buscando tu satisfacción e identidad fuera de Dios, y eso se llama pecado. También que ahora entregas las riendas de tu vida a la autoridad del Señor Jesús para que él la gobierne por medio de su Palabra y su Espíritu. Él comenzará a quitar de tu vida lo viejo y a vestirte “de la nueva naturaleza, creada a imagen de Dios y que se distingue por una vida recta y pura, basada en la verdad” (Ef 4.24 DHH).
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