La comunicación es la forma de llegar a las personas, es el medio por el cual podemos impactar sus vidas, dejar huellas y marcas que perdu...
La comunicación es la forma de llegar a las personas, es el medio por el cual podemos impactar sus vidas, dejar huellas y marcas que perdurarán y traerán grandes frutos o consecuencias negativas, dependiendo del tipo de comunicación que hayamos transmitido.
Robert Greenleaf, autor de Líder Siervo, dijo: “Al decir lo que tengo en mente, ¿realmente mejoraré en el silencio?”. Esta es una pregunta que cada líder debe hacerse a sí mismo. ¿Realmente tengo algo que decir, o solamente estoy diciendo algo? Greenleaf también declaró: “Del escuchar viene la sabiduría, del hablar viene el arrepentimiento”.
Los líderes deben esforzarse por ser excelentes en lenguaje y comunicación, deberían buscar maneras de mejorar sus vocabularios, de tal manera que tengan más palabras para usar cuando están comunicando verdades importantes a otros.
Howard Gardner dice en su libro, “Liderando Mentes”, que la mayoría de los líderes tienen inteligencia lingüística. Pero no todos los líderes han sido bendecidos con la gran habilidad de comunicación. Jonathan Edwards predicó en una voz monótona leyendo su sermón a la luz de las velas. Y aun así uno de los grandes Avivamientos sucedió después de uno de sus sermones: “Pecadores en las Manos de un Dios Enojado”.
Winston Churchill sabía que es muy crucial el elegir las palabras correctas al hablar a multitudes. Él sabía que si elegía las palabras correctas sería más fácil convencer y liderar a la gente. Pero su éxito no vino porque él era un excelente orador, vino de un trabajo duro. Churchill tenía un defecto en el habla cuando era más joven. Uno de sus amigos, F. E. Smith dijo que Churchill pasó sus mejores años escribiendo discursos. Practicó y trabajó duro y tuvo éxito. La clave para comunicar es claridad, no verbosidad.
Jesús era excelente en comunicar. Él llamó a Jacobo, Juan, Pedro y Andrés, todos pescadores, para ser “pescadores de hombres”. A las personas del área rural Él les habló acerca de siembra y cosecha. A los Fariseos Él citó las Escrituras.
Una cosa es clara, y es que Dios nos llama y nos da ciertas tareas a los líderes. Él también equipa al líder para comunicar su mensaje a otros. Dios va con el líder y le da las palabras (Éxodo 3:10-12; Jeremías 1:9). La clave para una comunicación efectiva es el trabajo del Espíritu Santo en la vida de los líderes. No obstante, un líder debe trabajar duro en las habilidades lingüísticas, y el Espíritu le guiará en cómo debe presentar el mensaje.
Para terminar con esta serie de “Hablemos Claro”, me gustaría animarte a que realmente escuches, para identificar y entender el mensaje de la persona que está enfrente tuyo antes de responder. Como líderes nos ha sido dada la tarea de liderar a las personas, pero si ellos sienten que nosotros no los entendemos o escuchamos, no confiarán realmente en nosotros. Cuando respondes o dices algo, elige tus palabras claramente y no des lugar a malas interpretaciones. La comunicación es vital para liderar a otros, pero no es tan fácil como muchas veces pensamos. Me gustaría concluir con el versículo en Santiago 1:19: “Mis queridos hermanos y hermanas, tomen nota de esto: Todos deberían ser prontos para oír y tardos para hablar…”
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Robert Greenleaf, autor de Líder Siervo, dijo: “Al decir lo que tengo en mente, ¿realmente mejoraré en el silencio?”. Esta es una pregunta que cada líder debe hacerse a sí mismo. ¿Realmente tengo algo que decir, o solamente estoy diciendo algo? Greenleaf también declaró: “Del escuchar viene la sabiduría, del hablar viene el arrepentimiento”.
Los líderes deben esforzarse por ser excelentes en lenguaje y comunicación, deberían buscar maneras de mejorar sus vocabularios, de tal manera que tengan más palabras para usar cuando están comunicando verdades importantes a otros.
Howard Gardner dice en su libro, “Liderando Mentes”, que la mayoría de los líderes tienen inteligencia lingüística. Pero no todos los líderes han sido bendecidos con la gran habilidad de comunicación. Jonathan Edwards predicó en una voz monótona leyendo su sermón a la luz de las velas. Y aun así uno de los grandes Avivamientos sucedió después de uno de sus sermones: “Pecadores en las Manos de un Dios Enojado”.
Winston Churchill sabía que es muy crucial el elegir las palabras correctas al hablar a multitudes. Él sabía que si elegía las palabras correctas sería más fácil convencer y liderar a la gente. Pero su éxito no vino porque él era un excelente orador, vino de un trabajo duro. Churchill tenía un defecto en el habla cuando era más joven. Uno de sus amigos, F. E. Smith dijo que Churchill pasó sus mejores años escribiendo discursos. Practicó y trabajó duro y tuvo éxito. La clave para comunicar es claridad, no verbosidad.
Jesús era excelente en comunicar. Él llamó a Jacobo, Juan, Pedro y Andrés, todos pescadores, para ser “pescadores de hombres”. A las personas del área rural Él les habló acerca de siembra y cosecha. A los Fariseos Él citó las Escrituras.
Una cosa es clara, y es que Dios nos llama y nos da ciertas tareas a los líderes. Él también equipa al líder para comunicar su mensaje a otros. Dios va con el líder y le da las palabras (Éxodo 3:10-12; Jeremías 1:9). La clave para una comunicación efectiva es el trabajo del Espíritu Santo en la vida de los líderes. No obstante, un líder debe trabajar duro en las habilidades lingüísticas, y el Espíritu le guiará en cómo debe presentar el mensaje.
Para terminar con esta serie de “Hablemos Claro”, me gustaría animarte a que realmente escuches, para identificar y entender el mensaje de la persona que está enfrente tuyo antes de responder. Como líderes nos ha sido dada la tarea de liderar a las personas, pero si ellos sienten que nosotros no los entendemos o escuchamos, no confiarán realmente en nosotros. Cuando respondes o dices algo, elige tus palabras claramente y no des lugar a malas interpretaciones. La comunicación es vital para liderar a otros, pero no es tan fácil como muchas veces pensamos. Me gustaría concluir con el versículo en Santiago 1:19: “Mis queridos hermanos y hermanas, tomen nota de esto: Todos deberían ser prontos para oír y tardos para hablar…”
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