Es necesario comenzar el sermón apuntando hacia la conclusión. Es como estar en una cima e ir bajando poco a poco hasta llegar al final de...
Es necesario comenzar el sermón apuntando hacia la conclusión. Es como estar en una cima e ir bajando poco a poco hasta llegar al final del tema, sintetizando en pocas palabras, pero bien específicas, incluyendo todo lo que en el mensaje se ha dicho, pero en resumidas palabras.
Un sermón consta de tres partes: la introducción, el tema central y la conclusión. Todas deben ir entrelazadas entre sí, porque todas juntas hacen interesante al oyente. Es por ello que la conclusión es una parte fundamental en el momento de exponer un mensaje; es llevar a cabo lo que uno ha empezado.
John MacArthur describe a la conclusión de la siguiente manera: “Finalizar”, “Cerrar” y “Callarse”. En la mayoría de los casos, es en este aspecto donde muchos han pasado desapercibidos, pero así como un buen deportista debe luchar por llegar bien hasta el final del juego, el predicador debe esforzarse por llegar bien hasta el final de su mensaje, porque este es el momento más propicio para decir algo clave e impactar los corazones de las personas.
“La conclusión debe incluir las cosas que se han dicho, en relación con su impacto y llamado espiritual, así como moral; y debe excluir la posibilidad de que los que escuchen puedan escapar al mensaje, tanto como sea posible”.
Desarrollo de una conclusión:
1.Repetir de manera más simple lo que se ha dicho en el mensaje.
2.Aclarar la aplicación del sermón.
3.Impulse al oyente a llevar a la práctica el propósito del mensaje.
4.Crear una motivación que lleve al oyente a tomar la decisión de ser obediente al llamado.
5.Motivar, restaurar o construir de una u otra forma al grupo.
La forma en que se pueden llevar a cabo estas estrategias de conclusión, puede variar de acuerdo al ambiente en que se esté desarrollando el sermón. Como ejemplo, las personas podrían completar algunos formularios donde se certifique que ellos se comprometen a tomar la decisión. O podría ser de forma personalizada con algunos ujieres o consejeros en un salón privado.
Es necesario que al concluir el sermón se aclarare de manera específica, para evitar malos entendidos o preguntas en el interior del oyente. La idea es permitirle que si en algún momento no logró entender el mensaje, al finalizar logre comprenderlo con profundidad.
En la conclusión debe resaltar el texto bíblico. Este propósito es fundamental porque el centro de todo debe ser Cristo. La idea no es llenar un espacio, por ello no debe extenderse mucho, especialmente cuando el mensaje conlleva a la toma de decisiones personales. Procure evitar regresar nuevamente al mensaje, más bien, debe finalizarlo.
Uno de los objetivos de la conclusión es impulsar al oyente a que cambie sus creencias o actitudes incorrectas delante de Dios.
La conclusión debe ir dirigida a todos: para las personas que ya han asistido por largo tiempo a la iglesia, para quienes la visitan por primera vez, para los jóvenes, los adultos y para los que son débiles en la fe.
Fuente: John MacArthur. La Predicación. Editorial Caribe
Un sermón consta de tres partes: la introducción, el tema central y la conclusión. Todas deben ir entrelazadas entre sí, porque todas juntas hacen interesante al oyente. Es por ello que la conclusión es una parte fundamental en el momento de exponer un mensaje; es llevar a cabo lo que uno ha empezado.
John MacArthur describe a la conclusión de la siguiente manera: “Finalizar”, “Cerrar” y “Callarse”. En la mayoría de los casos, es en este aspecto donde muchos han pasado desapercibidos, pero así como un buen deportista debe luchar por llegar bien hasta el final del juego, el predicador debe esforzarse por llegar bien hasta el final de su mensaje, porque este es el momento más propicio para decir algo clave e impactar los corazones de las personas.
“La conclusión debe incluir las cosas que se han dicho, en relación con su impacto y llamado espiritual, así como moral; y debe excluir la posibilidad de que los que escuchen puedan escapar al mensaje, tanto como sea posible”.
Desarrollo de una conclusión:
1.Repetir de manera más simple lo que se ha dicho en el mensaje.
2.Aclarar la aplicación del sermón.
3.Impulse al oyente a llevar a la práctica el propósito del mensaje.
4.Crear una motivación que lleve al oyente a tomar la decisión de ser obediente al llamado.
5.Motivar, restaurar o construir de una u otra forma al grupo.
La forma en que se pueden llevar a cabo estas estrategias de conclusión, puede variar de acuerdo al ambiente en que se esté desarrollando el sermón. Como ejemplo, las personas podrían completar algunos formularios donde se certifique que ellos se comprometen a tomar la decisión. O podría ser de forma personalizada con algunos ujieres o consejeros en un salón privado.
Es necesario que al concluir el sermón se aclarare de manera específica, para evitar malos entendidos o preguntas en el interior del oyente. La idea es permitirle que si en algún momento no logró entender el mensaje, al finalizar logre comprenderlo con profundidad.
En la conclusión debe resaltar el texto bíblico. Este propósito es fundamental porque el centro de todo debe ser Cristo. La idea no es llenar un espacio, por ello no debe extenderse mucho, especialmente cuando el mensaje conlleva a la toma de decisiones personales. Procure evitar regresar nuevamente al mensaje, más bien, debe finalizarlo.
Uno de los objetivos de la conclusión es impulsar al oyente a que cambie sus creencias o actitudes incorrectas delante de Dios.
La conclusión debe ir dirigida a todos: para las personas que ya han asistido por largo tiempo a la iglesia, para quienes la visitan por primera vez, para los jóvenes, los adultos y para los que son débiles en la fe.
Fuente: John MacArthur. La Predicación. Editorial Caribe