“Algunos quieren que la esposa del pastor sea la mujer orquesta, y a otros les da envidia porque lo eres” ¿Cómo viven las esposas de pasto...
“Algunos quieren que la esposa del pastor sea la mujer orquesta, y a otros les da envidia porque lo eres”
¿Cómo viven las esposas de pastores su responsabilidad?
En cuanto a su rol como esposa de pastor, ella considera que no es tarea fácil y que se necesita tener un llamado pastoral. Considera que el mayor desafío en esta tarea es ser balanceada y “NO escuchar comentarios que te afectan emocionalmente, te estresan y hasta te deprimen, y esto llega a afectar tu salud, la vida matrimonial y hasta el ministerio Algunos quieren que la esposa del pastor sea la mujer orquesta, y a otros les da envidia porque lo eres”.
¿Cómo viven las esposas de pastores su responsabilidad?
Comenzamos una serie de artículos en los que compartiremos experiencias y desafíos de algunas mujeres casadas con pastores.
Clara Inés Daza, nacida y criada en Colombia, aceptó a Cristo como salvador a los 7 años de edad y se casó a los 16 años -con permiso de sus padres- con Gerardo Abdala. Llevan 31 años de matrimonio, tienen tres hijos: Abraham, Nathan Josías y Daniel, y un nieto.
Como obreros de la Iglesia de Dios Misiones Mundiales han pastoreado en diversos países, entre ellos, Ecuador, Paraguay, Colombia, Puerto Rico y actualmente en la Iglesia Refugio, de Tampa, Florida, en EE.UU.
Además, Clara es masajista profesional terapéutica, trabajo que considera también una herramienta para ministrar a la gente que llega, generalmente, muy cargada y estresada.
En cuanto a su rol como esposa de pastor, ella considera que no es tarea fácil y que se necesita tener un llamado pastoral. Considera que el mayor desafío en esta tarea es ser balanceada y “NO escuchar comentarios que te afectan emocionalmente, te estresan y hasta te deprimen, y esto llega a afectar tu salud, la vida matrimonial y hasta el ministerio Algunos quieren que la esposa del pastor sea la mujer orquesta, y a otros les da envidia porque lo eres”.
Aunque cuando se casaron, su esposo todavía no era pastor, sí tenía el llamado. Cuando inició su labor pastoral y misionera, Clara acompañó a su esposo y se dedicó a cuidar su matrimonio, siguiendo el ejemplo de sus pastores. “Vi en algunos pastores, por ideas erróneas o no bien interpretadas, que si no le dedicabas el 100% a la iglesia, no servías como pastor, y vi muchas esposas descuidadas, en todo el sentido de la palabra, hijos resentidos con el evangelio y aun con Dios. Yo le advertía a mi esposo que no nos descuidara, porque nosotros su familia éramos el primer ministerio en cuidar y proteger (y esto es bíblico, 1 Timoteo 3:1-5)”, resalta.
Clara recibió formación teológica y piensa seguir avanzando en sus estudios, si Dios lo permite, porque considera que el prepararse y mantenerse actualizado es indispensable. A otras mujeres, aconseja: “Hoy en día hay mucho para obtener conocimiento, en la web, bibliotecas electrónicas, se pueden bajar cursos, artículos si no tienes el tiempo y las finanzas para cubrirlas, y a Dios gracias por la tecnología que nos ha abierto las puertas y nuevas oportunidades para poder desarrollar nuestro ministerio mejor”.
Consultada al respecto de si las esposas de pastor son “pastoras”, expresó que es algo relativo, que la mujer debe estar sujeta a su esposo y apoyarlo y ayudarlo en todo lo que esté a su alcance, ser su complemento. Si el pastor se ausenta de la iglesia por alguna actividad, opina que la esposa podría tomar su lugar temporalmente, si tiene el liderazgo y la capacidad necesaria y si el pastor le cede el lugar, pero que tampoco debe adueñarse de la grey ni sufrir si no le toca a ella tomar el liderazgo, como sucede en algunos casos. Pero también hay mujeres que se mantienen al margen, solamente asisten a la iglesia con su esposo y oran por él, sin involucrarse directamente en el ministerio. Asimismo, recordó que en algunos países el concilio reconoce a los dos cónyuges como pastores, mientras que en otros, solo al que tenga el llamado y el cónyuge es su ayuda idónea.
Siendo esposa de pastor, siente que la gente de su iglesia espera que ella sea: “una mujer con unción, sabia, prudente, activa, segura de sí misma, ejemplar, visionaria, confiable, amorosa, amiga, detallista y líder, ya que desean imitarla a una”.
Clara recibió formación teológica y piensa seguir avanzando en sus estudios, si Dios lo permite, porque considera que el prepararse y mantenerse actualizado es indispensable. A otras mujeres, aconseja: “Hoy en día hay mucho para obtener conocimiento, en la web, bibliotecas electrónicas, se pueden bajar cursos, artículos si no tienes el tiempo y las finanzas para cubrirlas, y a Dios gracias por la tecnología que nos ha abierto las puertas y nuevas oportunidades para poder desarrollar nuestro ministerio mejor”.
Consultada al respecto de si las esposas de pastor son “pastoras”, expresó que es algo relativo, que la mujer debe estar sujeta a su esposo y apoyarlo y ayudarlo en todo lo que esté a su alcance, ser su complemento. Si el pastor se ausenta de la iglesia por alguna actividad, opina que la esposa podría tomar su lugar temporalmente, si tiene el liderazgo y la capacidad necesaria y si el pastor le cede el lugar, pero que tampoco debe adueñarse de la grey ni sufrir si no le toca a ella tomar el liderazgo, como sucede en algunos casos. Pero también hay mujeres que se mantienen al margen, solamente asisten a la iglesia con su esposo y oran por él, sin involucrarse directamente en el ministerio. Asimismo, recordó que en algunos países el concilio reconoce a los dos cónyuges como pastores, mientras que en otros, solo al que tenga el llamado y el cónyuge es su ayuda idónea.
Siendo esposa de pastor, siente que la gente de su iglesia espera que ella sea: “una mujer con unción, sabia, prudente, activa, segura de sí misma, ejemplar, visionaria, confiable, amorosa, amiga, detallista y líder, ya que desean imitarla a una”.
Su esposo, por su parte, espera que ella esté con él en las buenas y en las malas, además de: “respaldo, apoyo y comprensión, ya que como parte de su vida y del ministerio debemos ser ese complemento para ellos. Porque nosotras, aparte de Dios, somos su fuerza, su empuje, su ánimo, su deleite. Incluso, él me dice que soy su fiscal para ver en qué fallo o qué dijo en el mensaje. Debo estar allí con él y que mis hombros sean de apoyo para él recostarse y llorar cuando se siente agobiado y con mucha carga”.
Finalmente, el rol de la esposa de pastor consiste, en su opinión, en: “Velar por su pastor, el siervo que Dios puso en tus manos (tu esposo), cuidarlo, protegerlo, ver más allá de lo que ellos no puede ver y advertirle de las situaciones adversas que uno ve También respetarlo y darle el lugar que se merece, porque es un escogido de Dios”.
Finalmente, el rol de la esposa de pastor consiste, en su opinión, en: “Velar por su pastor, el siervo que Dios puso en tus manos (tu esposo), cuidarlo, protegerlo, ver más allá de lo que ellos no puede ver y advertirle de las situaciones adversas que uno ve También respetarlo y darle el lugar que se merece, porque es un escogido de Dios”.