5 claves para cultivar tu visión espiritual: En los artículos anteriores mencionábamos que el discernimiento no es un lujo reservado para algunos «meg
UNA GUÍA PRÁCTICA PARA CULTIVAR EL DISCERNIMIENTO EN LA VIDA DIARIA
En los artículos anteriores mencionábamos que el discernimiento no es
un lujo reservado para algunos
«mega espirituales», sino una necesidad
urgente en la vida de todo creyente. Habíamos mencionado que el discernimiento no es solo una habilidad intelectual,
sino que es una expresión espiritual que
nace del conocimiento de Dios y que nos
ayuda a vivir de manera coherente con
nuestra fe.
En muchos casos, hablar de discernimiento parece un tema aburrido o distante. Sin embargo, es clave y vital para todo
cristiano, en cualquier etapa de la vida. La
razón es sencilla: vivimos en un mundo
saturado de información, especialmente
a través de las redes sociales, que constantemente nos abruman con ideas, deseos y necesidades que, en realidad, no
siempre son relevantes ni edificantes.
Permítame entonces hacerle una pregunta: ¿Qué es lo más importante para un
cristiano como usted? La respuesta que
dé será un reflejo de la importancia que le
da al discernimiento espiritual en su vida.
Le animo a compartir esa respuesta con
su pastor, mentor o consejero espiritual,
para recibir orientación y ser fortalecido
en su caminar con Jesús. Este mismo ejercicio puede realizarlo con sus grupos de
jóvenes en reuniones, retiros o tiempos de
mesa redonda. Pregúnteles:
- ¿Qué es lo más importante para ustedes como personas?
- ¿Qué es lo más importante para un verdadero cristiano?
Las respuestas pueden compartirse en grupo y luego ser presentadas a los líderes espirituales de la iglesia, de manera
a plantear la importancia del discernimiento en la vida de los jóvenes y adolescentes.
Ahora, la pregunta del millón: ¿Cómo
es que entonces podemos desarrollar el
discernimiento?
El discernimiento no aparece de la
nada ni es un «don automático» que algunos reciben y otros no. Tomemos el siguiente ejemplo: al sembrar una planta, es
necesario regarlo, cuidarlo y proveer del
ambiente adecuado para que nos regale
finalmente de sus frutos. Así también es
con el discernimiento, es una gracia que
Dios nos da y que debe cultivarse con intencionalidad.
Como siempre, la Biblia nos ofrece algunos principios claros que nos ayudarán
en la tarea de desarrollar este don en
nuestra vida.
1. Sumergirse en la palabra de Dios
Una de las primeras claves para desarrollar discernimiento es el estudio profundo
de las Escrituras. Ellas son las que, con sus
principios e historias, nos muestran el corazón de Dios y su propósito para el ser
humano. La Escritura es el filtro por excelencia para discernir lo verdadero de lo
falso, lo esencial de lo superficial. Cuanto
más conocemos la Palabra, más clara será
nuestra visión espiritual. El salmista declara: «Lámpara es a mis pies tu palabra, y
lumbrera a mi camino» (Sal. 119:105
RVR60). Me sumo a lo que decía Charles
C. Ryrie: «La Biblia es el más grande de todos los libros; estudiarla es la más noble
de todas las ocupaciones; entenderla, la
más alta de todas las metas» (1978).
2. Orar constantemente pidiendo sabiduría
El discernimiento se fortalece cuando dependemos de Dios en oración, reconociendo que necesitamos su dirección en
cada decisión. Dios es la clave de una vida
con discernimiento, y necesitamos estar
constantemente conectados a su voz para
poder tomar las mejores decisiones. En
este proceso, pedirle sabiduría es clave.
Necesitamos «saber vivir bien» en un
mundo en el cual ese concepto está tan
desvalorizado por el relativismo. Reduciendo así nuestras expectativas de vida a
«lo que nos hace sentir bien» solamente.
Los creyentes necesitamos firmeza en
nuestras convicciones y fortaleza en nuestras decisiones. Santiago 1:5 nos anima:
«Si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será
dada» (RVR60).
3. Vivir llenos del Espiritu Santo
Tomás, discípulo de Jesús, expresó una de
las preguntas más contundentes del corazón humano en Juan 14:5: «Le dijo Tomás:
Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo,
pues, podemos saber el camino?»
(RVR60). Hasta hoy, el ser humano desea
saber qué camino tomar. Yo lo traduzco
en ¿qué haremos? ¿Cómo podremos seguirte? Jesús entonces animó el corazón
de los discípulos del primer siglo con esta
promesa: «No los dejaré huérfanos» (Jn.
14:18), y también les dijo: «Pero yo os digo
la verdad: Os conviene que yo me vaya;
porque si no me fuera, el Consolador no
vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo
enviaré» (Jn. 16:7 RVR60).
Jesús promete que el Espíritu Santo es
quien cumplirá el rol de guía, consolador
y abogado de los discípulos. Cuando llegamos a los pies de Cristo, somos sellados
con el Espíritu Santo y él es quien nos guía
a la verdad de Cristo. Además, nos ayuda
a distinguir entre lo que viene de Dios y lo
que proviene del mundo o de la carne. Sin
Él, nuestro discernimiento se vuelve frágil.
El apóstol Pablo exhorta: «Sed llenos
del Espíritu» (Ef 5:18 RVR60). ¿Cómo entonces vivimos una vida llena del Espíritu?
Pues cuando buscamos y nos alimentamos de aquello que le agrada a Él. Gálatas
5:16 dice: «Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne»
(RVR60).
4. Practicar la obediencia diaria
Hebreos 5:14 enseña que «el alimento sólido es para los que han alcanzado madurez, para los que por el uso tienen los sentidos ejercitados en el discernimiento del
bien y del mal» (RVR60). El discernimiento entonces también crece cuando ejercitamos la obediencia, poniendo en práctica aquello con lo que nos vamos nutriendo de la Palabra de Dios.
A. W. Tozer lo expresa así: «La Palabra
de Dios bien entendida y obedecida religiosamente es el camino más corto hacia
la perfección espiritual. Y no debemos seleccionar unos pocos pasajes favoritos
con exclusión de otros. Nada menos que
una Biblia completa puede hacer a un
cristiano completo» (2023, pág. 67)
5. Desarrollar un corazón humilde y enseñable
El orgullo nubla el juicio espiritual. En
cambio, la humildad nos mantiene sensibles a la corrección de Dios y abiertos a su
guía. Como dice Proverbios 3:5-6: «Confía
en Jehová con todo tu corazón, y no te
apoyes en tu propia prudencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él enderezará
tus veredas» (RVR60). Ser humildes es un
requisito indispensable para el creyente que desea crecer en Discernimiento espiritual. Reconocer nuestra necesidad de
humildad nos abre al aprendizaje continuo, a ser modelados por Dios y por otros
más maduros espiritualmente. Porque, de
hecho, la lección suprema de un creyente
es aprender la humildad (Murray, 2015).
Esto implica escuchar a aquellos con mayor experiencia, aprender de ellos y buscar incansablemente rodearnos de ellos.
Anima a tus jóvenes a unirse a ti, a los pastores o a otros creyentes maduros para
caminar en un discipulado y mentoreo
eficaz.
En conclusión, el discernimiento no es
opcional; es un llamado urgente que todo
hijo de Dios debe tomar, especialmente
en tiempos donde la confusión, la mentira y las distracciones están a un solo clic
de distancia. Dios nos invita a ejercitar
este don día a día a través de estos principios y así vivir de manera coherente con
nuestra fe y caminar firmemente tras las
huellas de Jesús.
Fuentes y referencias
- Ryrie, C. C. (1978). Biblia de Estudio Ryrie. Chicago, EE.UU: Moody Publishers.
- Tozer, A. W. (2023). Dios se interesa en el hombre. Miami, Florida, EE.UU: Casa Creación.
- Murray, A. (2015). Humildad: La belleza de la santidad. Ancient Christianity & Amittai Press L. L. C.
El Lic. Ezequiel Aquino es obrero, pastor y teólogo por la Facultad Evangélica del Paraguay sede IBA. Actualmente cursa
una maestría en Liderazgo Pastoral y Consejería en la misma
casa de estudios. Está casado hace 13 años con Ana y tienen
dos hijas: Ánnika y Estrella. Junto a su esposa, llevan más de
10 años en el ministerio al servicio con jóvenes. Actualmente, sirven como pastores obreros en la Iglesia Del Camino
(MVD) en San Antonio, Paraguay.