A solas y en quietud delante de Dios El obrero cristiano de este tiempo necesita encontrarse periódicamente a solas con Dios, en quietu...
A solas y en quietud delante de Dios
El obrero cristiano de este tiempo necesita encontrarse periódicamente a solas con Dios, en quietud y silencio para poder escuchar la voz de Dios, retirarse de vez en cuando de la vida pública para estar unos momentos solamente con el Padre.
Una de las características de los hombres de Dios del tiempo precristiano fue la soledad, pero esa soledad no obedecía a algún tipo de ascetismo, sino a la necesidad que sentían de buscar con ansias la presencia de Dios, escuchar Su palabra y encontrar Su revelación. Elías fue instado por Dios a apartarse por un tiempo (1 R 17.3), Moisés se encontraba “cara a cara” con Dios cuando iba solo al monte Sinaí (Nm 12.7). Jesús mismo solía retirarse para estar a solas con el Padre (Lc 22.39).
Indudablemente, nuestro principal enemigo en este tiempo es la vida acelerada que nos agobia. Tenemos la “necesidad” de estar comunicados y conectados permanentemente.
Tantas obligaciones nos llevan a estar revisando en forma continua nuestros emails o los mensajes en el móvil. Necesitamos construir un tiempo para encontrarnos a solas con Dios.
Esto nos traerá grandes ventajas:
1. Redescubrimiento delante de Dios
Ver nuestra verdadera condición espiritual delante del Padre. Un hombre de Dios solía decir: “Mientras más cerca estoy de Dios, más pecador me veo”. Aunque esa afirmación parece contradictoria, lo que en realidad manifiesta es que a medida que nos acercamos a la santidad de Dios, nuestra condición humana nos es revelada en contraste con ella, y nuestra necesidad de alejarnos del pecado. ¡Gracias a Dios por Jesucristo, que ha tendido el puente que nos salva del abismo divisorio del pecado!2. Aliento y fortaleza
Cuando Jesús se apartó para orar en Getsemaní declaró: “Mi alma está muy triste” (Mt 26.38). Lo que pronto tendría que afrontar lo hizo manifestar Su profunda tristeza. Aun así, se sometió a la voluntad del Padre. En respuesta, Dios le envió un ángel para fortalecerlo. De la misma manera, los hombres de Dios que somos abrumados por las circunstancias que a veces nos toca atravesar, debemos buscar momentos de intimidad con Dios. Ciertamente, Él nos enviará la fortaleza necesaria para salir adelante.3. Renovación y propósitos claros
La práctica habitual del silencio y la quietud en la presencia de Dios traerá renovación personal en la vida del obrero, y esto será reflejado en un ministerio “siempre fresco”, poderoso y con propósitos claros. Si los pastores y obreros practicáramos más el hábito de la quietud en lugar de probar y probar nuevos métodos y estrategias, obtendríamos mejores resultados en el ministerio. Por último, es el anhelo de Dios tener íntima comunión con Sus siervos. Desde el corazón del Padre brota ese deseo de que usted se acerque periódicamente, no solo para orar —lo cual es absolutamente necesario—, porque orando seguramente se distraerá con todas las cosas que necesita, y el encuentro tomará otro rumbo; tampoco solo para estudiar Su Palabra, porque enseguida surgirán ideas de armar un mensaje para llevar a la congregación, sino acérquese simplemente para guardar quietud ante Su presencia.Deje por un momento los negocios del mundo, las obligaciones pastorales y del servicio, y dedíquese por completo a escucharlo a Él, el anhelo de Su corazón y Su deseo de amarnos. Sin duda alguna, a través de estos encuentros periódicos con el Señor, su vida interior será revolucionada. Por Guillermo
Por Guillermo Silva
Guillermo (guillermo-silva@hotmail.com) es escritor y vive en Buenos Aires. Está casado con Adriana Lima, con quien tiene cuatro hijos: Alexis, Natalia, Yanel y Alan. Estudió Licenciatura en Dirección de Negocios y trabaja en una empresa privada argentina. Es miembro de la iglesia Jesús Nuestra Bendición. En noviembre de 2013 publicó 20.000 Palabras (editorial Materon) y ha colaborado en diversas publicaciones, entre ellas la revista cultural española Atticus.