Serie: Desafíos postmodernos para la Iglesia del siglo XXI. Parte 2 / 3
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta. Romanos 12:2
En el primer artículo desarrollamos los elementos constituyentes del tiempo postmoderno. Allí reflexionamos sobre lo que significa una negativa a la historia, la cultura del bienestar y del simulacro
como el pluralismo reinante en nuestra sociedad. En esta ocasión queremos hablar acerca de las Oportunidades y Amenazas postmodernas para la Iglesia de hoy.
También existe más apertura hacia la Confraternidad con personas de diferentes denominaciones. En diferentes iglesias el tiempo postmoderno ha unificado los elementos litúrgicos. Estos elementos hoy representan un valor transversal, similar en las diferentes denominaciones. Se cantan las mismas canciones, se llevan a cabo programas similares de reuniones caseras, evangelización, etc. Hasta tal punto que ya casi no se experimentan u observan considerables diferencias en los cultos.
Esta apertura ha traído también una nueva visión de la “Misión de Dios” y de la acción misionera dentro de la iglesia. Se está más abierto y dispuesto de aceptar otras opiniones, de trabajar juntos a pesar de las diferencias doctrinales, ya que esto es pregonado por el pluralismo y la tolerancia, característico de la misma postmodernidad. Claro está que en este contexto lo podemos ver como positivo, aunque por otra parte el pluralismo y la tolerancia son, en sus objetivos finales dentro del mundo global, destructores y negativos.
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