![]() | ||||
Foto por: Terri Heisele |
Con la ayuda de Samuel Vila, a través de su libro “Manual de Homilética”, compartiremos algunas recomendaciones a tener en cuenta para la elaboración del sermón.
1. Lo general tiene que preceder a lo particular personal. Por ejemplo: Si tratamos de describir la universalidad del pecado, nunca diremos: "Tú y yo somos pecadores, todos los hombres del mundo lo son", sino al contrario: "Todos los hombres son pecadores, tú yo lo somos también."
2. Si hay que relacionar algo presente con lo ausente, se toma lo ausente primero. Por ejemplo: El Señor, en Lucas 13, habla de "aquellos galileos", pero después dice: "Si vosotros no os arrepintiereis, pereceréis igualmente", aplicando el ejemplo de los ausentes a los presentes.
3. Si se trata de un asunto donde entra el elemento tiempo, no se debe invertir el orden, sino tomarlo en el de pasado, presente y futuro. Tenemos el ejemplo en Hebreos 13:8. No tendría la misma fuerza y belleza este pasaje si dijera: "Jesucristo es el mismo por los siglos, hoy y ayer." Parece que esta regla cae por su propio peso; sin embargo, algunos predicadores faltan a ella con frecuencia.
4. Si hay tales elementos como manifestación, causa y resultado, es natural que para tener orden lógico principie por causa, luego manifestación y por último resultado.
5. Siempre debemos poner en el último lugar aquel punto que lleve a la decisión importante que se desea producir por medio de un sermón.
Una buena planificación y preparación de lo que queremos compartir nos dará la seguridad necesaria para hacer llegar a nuestros oyentes con lo que el Señor ha puesto en nuestros corazones.
COMENTARIOS