Por Dr. Andrés O. Ayala, restauracionnt@gmail.com (Parte 1/4) Vivimos en una época de fórmulas. La efectividad de los avances tecnológi...
Por Dr. Andrés O. Ayala, restauracionnt@gmail.com (Parte 1/4)
Vivimos en una época de fórmulas. La efectividad de los avances tecnológicos nos ha habituado a pensar que todo puede ser resuelto por algún método o alguna herramienta. Parece ser que ningún campo de la experiencia humana escapa a la tentación de ser resuelto por alguna técnica “moderna e infalible”.
La proliferación de métodos y técnicas, que prometen un espectacular crecimiento numérico, demuestran que la Iglesia no ha escapado a la tentación de la época. Existen “Diez pasos para esto”… “Doce principios para eso”… y “El secreto para aquello otro”…
Una invasión tal, y la urgencia del éxito inmediato que tanta presión causa en nuestros contemporáneos, nos han llevado a olvidar que el Señor ya nos ha dado Su “método”. El método de Dios para el crecimiento y fortalecimiento de su Iglesia no tiene nada de técnicas de marketing o psicología popular aplicada, pero es totalmente efectivo y perfectamente diseñado.
Un esbozo operativo del método bíblico para el crecimiento de la Iglesia lo encontramos en el sermón inaugural de la misma en el libro de los Hechos de los Apóstoles 1.12 – 2.42. Y el resultado fue que en ese primer sermón se agregaron a la Iglesia 3000 personas. Básicamente, el método bíblico consta de tres pasos:
Vivimos en una época de fórmulas. La efectividad de los avances tecnológicos nos ha habituado a pensar que todo puede ser resuelto por algún método o alguna herramienta. Parece ser que ningún campo de la experiencia humana escapa a la tentación de ser resuelto por alguna técnica “moderna e infalible”.
La proliferación de métodos y técnicas, que prometen un espectacular crecimiento numérico, demuestran que la Iglesia no ha escapado a la tentación de la época. Existen “Diez pasos para esto”… “Doce principios para eso”… y “El secreto para aquello otro”…
Una invasión tal, y la urgencia del éxito inmediato que tanta presión causa en nuestros contemporáneos, nos han llevado a olvidar que el Señor ya nos ha dado Su “método”. El método de Dios para el crecimiento y fortalecimiento de su Iglesia no tiene nada de técnicas de marketing o psicología popular aplicada, pero es totalmente efectivo y perfectamente diseñado.
Un esbozo operativo del método bíblico para el crecimiento de la Iglesia lo encontramos en el sermón inaugural de la misma en el libro de los Hechos de los Apóstoles 1.12 – 2.42. Y el resultado fue que en ese primer sermón se agregaron a la Iglesia 3000 personas. Básicamente, el método bíblico consta de tres pasos: