Quien está en la puerta del templo podría ser el único contacto individual, personal, que la iglesia haga con las personas durante su asistencia al servicio.
Los predicadores, maestros y músicos están lejos mientras que los recepcionistas ministran a las personas de manera individual.
Por otro lado, lamentablemente, muchos miembros no prestan atención a las visitas y estas se pueden sentir incómodas, pero un saludo amable con una sonrisa, una palabra de aliento dirigida por el Espíritu puede ser lo más importante que algunas personas reciban al asistir a la celebración. Recuerden que las primeras impresiones son muy importantes y duraderas.
Por esta razón, la selección de los hermanos para ocupar el ministerio del ujier o protocolo debe ser hecha con tanto cuidado como cuando seleccionamos a un maestro para la escuela dominical, o para integrar el grupo de alabanza, o para cualquier otro ministerio.
Esta es una tarea sensible y delicada.
No olvidemos que el buen carácter de las personas siempre será necesario para crear un buen ambiente en cualquier área de servicio.
Entonces, la cortesía, la bondad, la buena disposición son las palabras claves para el recepcionista.
Algunos van a asistir a la celebración y van a recordar más la cortesía del recepcionista que cualquier otra cosa del servicio.
Este consejo es un extracto del artículo «Recibir a la gente en la puerta de la iglesia... ¿Eso es todo?», publicado en la edición de febrero 2022 y escrito por el pastor Jorge Bernardini, de Paraguay. Lea el artículo completo en las páginas 24 y 25 de la edición nro. 192: