Subrayando la definición bíblica del matrimonio El matrimonio es aquella exclusiva comunidad biunitaria y para toda la vida basada en ...
Subrayando la definición bíblica del matrimonio
El matrimonio es aquella exclusiva comunidad biunitaria y para toda la vida basada en la lealtad o fidelidad entre el esposo y la esposa. La unión sexual sella el matrimonio así definido.
En el matrimonio, según Génesis 2.24, «el hombre deja a su padre y a su madre, y se une a su mujer, y los dos se funden en un solo ser». Y Cristo Jesús añadió: «Por tanto, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre» (Mt 19.6).
El encuentro sexual es importante, pero el concepto dominante en el matrimonio no es la cópula sexual implicada en el coito, sino la fidelidad matrimonial. La obediencia de un matrimonio al mandamiento central del amor significa fidelidad a su cónyuge. La fidelidad trae consigo lealtad, confianza, devoción y seguridad. El marido puede contar con su mujer y la mujer con su marido. Sin máscaras ni fingimientos, el esposo y la esposa crecen juntos, y fortalecen el vínculo del amor fiel entre ellos.
El matrimonio es, además, la unión formal y legal de la mujer como esposa con el varón como esposo. En este sentido, la poligamia no se puede ver estrictamente en términos de un esposo que tiene muchas esposas, sino de un esposo involucrado en muchos matrimonios, lo cual es imposible. Un hombre no se puede unir con más de una mujer en el compañerismo característico del matrimonio tal y como lo concibe el Nuevo Testamento. La norma bíblica es la monogamia.
En el matrimonio, el marido es la cabeza de la mujer (Gn 2.18; 1 Co 11.3, 7-9; 1 Ti 2.13; Ef 5.23). Sin embargo, la responsabilidad de ambos cónyuges en las relaciones maritales sanas se establece claramente en exhortaciones bíblicas como la siguiente: «Esposas, sométanse a sus esposos, como conviene en el Señor. Esposos, amen sus esposas y no sean duros con ellas» (Col 3.18-19; cf. Ef 5.22-33 y 1 P 3.1-7).
Todavía más: ser cabeza no significa que el marido lidere o decida en cada detalle. Un esposo debe liderar en la determinación de la dirección religiosa del matrimonio, de su significado, de sus metas y de sus propósitos, pero ha de valorar los criterios dela esposa sobre cada asunto. Una vez que se resuelve la pregunta básica en cuanto a la visión de vida que va a servir de norma en uno y otro asunto, el cónyuge que decida y lidere en los asuntos cotidianos del matrimonio dependerá de las personas y de las situaciones en cada situación.
Si el matrimonio no se considera un compromiso permanente, es decir, para toda la vida, sufrirá una continua crisis. Si la «libertad» para marcharse es considerada una opción real para cualquiera de las partes, la misma se convertirá en un espectro que perseguirá continuamente al matrimonio. No es una libertad que se necesite para el desarrollo de una relación matrimonial auténtica.
Un matrimonio es verdaderamente libre solo dentro de los vínculos de la fidelidad. Pero la relación de fidelidad no se da de manera automática, sino que requiere atención y devoción. Siendo que el matrimonio no es invención o convenio humano, la fidelidad marital no podrá estar sujeta a los caprichos arbitrarios de las partes. El marido y la mujer viven bajo la palabra de fidelidad para el matrimonio que se empeñaron bajo Dios. Por lo tanto, están obligados a vivir según tal norma.
La fidelidad del matrimonio trae consigo hacerse un solo cuerpo, es decir, volverse un mismo ser en más de un sentido. La cópula, es decir, el amarre, incluye también lo económico, lo estético, lo educativo, lo social, lo confesional, lo político, y así por el estilo. La cópula sexual debe ser solo el sello y la consumación de todas las demás cópulas de fidelidad matrimonial.
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«No cometas adulterio» (Ex 20.14) es una manera del Antiguo Testamento reeditar la palabra «matrimonio», y no una simple prohibición dirigida a reprimir la malvada lujuria sexual de una persona. Es un mandamiento que subraya que solo dentro del matrimonio puede la relación sexual convertirse en la culminación totalmente feliz de las actividades conyugales de la vida diaria. El adulterio quebranta la fidelidad requerida por la Palabra de Dios, destruye la libertad mutua, y conduce a las personas a la infelicidad. El mandamiento de Éxodo 20.14 es, pues, una exhortación camuflada en favor de la protección del matrimonio.
Por Juan R. Vázquez Pla
Uno de los conceptos fundamentales más tergiversados en la actualidad es el matrimonio. Para ayudarnos a recordar el significado que Dios —el Autor del matrimonio— le dio, extraemos estos párrafos del Diccionario cristiano de bolsillo sobre sexualidad, matrimonio y familia (Ministerios SINERGIA, 2016), compilado y editado por Juan R. Vázquez Pla.
Uno de los conceptos fundamentales más tergiversados en la actualidad es el matrimonio. Para ayudarnos a recordar el significado que Dios —el Autor del matrimonio— le dio, extraemos estos párrafos del Diccionario cristiano de bolsillo sobre sexualidad, matrimonio y familia (Ministerios SINERGIA, 2016), compilado y editado por Juan R. Vázquez Pla.