La pastoral juvenil como apoyo en el área sentimental En nuestra sociedad, desde jovencitos se fomenta el ‘andar con alguien’, se triv...
La pastoral juvenil como apoyo en el área sentimental
En nuestra sociedad, desde jovencitos se fomenta el ‘andar con alguien’, se trivializa el amor y se
‘entrena’ a emparejarse y desemparejarse con facilidad. Incluso en la igelsia, no es poco frecuente que los jóvenes, cuando buscan una pareja sentimental, caigan en profundas confusiones. Para remate, algunos acaban encontrando lo que creían buscar en «candidatos» o «candidatas» que no comparten su fe en Jesús.
Por eso, antes de empezar una relación sentimental, las «Tres E» de la madurez
son muy necesarias... la madurez económica, la madurez emocional, y la madurez espiritual.
Usualmente, el joven que está confundido sentimentalmente da espacio para que podamos afirmarlo pastoralmente. Ingresar a este terreno puede ser espinoso, pero algunos principios guías pueden ayudarnos.
1. Un acercamiento intencional. Un café o una conversación informal tienen muchas veces más efecto que un retiro espiritual o una sesión de consejería.
2. Un plan de salir en grupo. Realice un plan con otros jóvenes de la iglesia para invitarlo a salir a comer o caminar, para sacarlo del abismo sentimental.
3. Reclutarlo para el servicio. No descarte al joven porque esté confundido sentimentalmente. El servicio como apoyo en un ministerio de la iglesia o en la ayuda social puede permitirle re-direccionar su perspectiva.
4. Hablar con su familia. Hablar con sus padres o hermanos nos ayudará entenderlo mejor; observar a su familia nos dará más luz sobre su comportamiento.
5. No compare. Cada joven es un mundo y no se le puede comparar con otros (ni a sus espaldas ni en su presencia). Sus luchas y victorias son únicas; compararlo destruirá toda intención de buscar apoyo en nosotros.
6. No es pecado. El estar confundido sentimentalmente no es un pecado, es parte de la vida, de crecer. Hay un dicho que cae bien a algunos líderes: «La vaca no se acuerda de cuando fue ternera».
7. Influencia camuflada. A veces el joven no nos contará todo lo que necesitamos saber para ayudarlo, pero sí a otros jóvenes del grupo. Pues busque jóvenes maduros a modo de ‘espías’ para cuidarlo y bendecirlo... no para hostigarlo.
8. Sea real desde el púlpito. Es bueno contar testimonios de cómo tenemos fe en nuestro Dios, pero también es bueno contar nuestros errores, sufrimientos, derrotas o fracasos, porque el joven no quiere un superhéroe, sino alguien como ellos mismos.
9. No mande indirectas. Si predica, no mande indirectas. Mencionar en público detalles personales del joven, incluso si omite su nombre, solo hará que pierda su confianza y respeto.
10. Defina las etapas. Algunas iglesias no aceptan el enamoramiento, sino solo «amistad larga, noviazgo corto y matrimonio para toda la vida». Sea que comparta o no este modelo, sea claro con sus jóvenes, y ayúdeles a entender que es mejor que su relación sentimental sea clara y regulada, en vez solo de tener ‘algo’ y a escondidas.
Como pastores, necesitamos tener en cuenta esta posibilidad de la confusión sentimental en nuestros jóvenes. Y estar listos para ayudarles a vivir su enamoramiento de una manera que agrade al Señor, con dominio propio (1 Ti 1.7).
‘entrena’ a emparejarse y desemparejarse con facilidad. Incluso en la igelsia, no es poco frecuente que los jóvenes, cuando buscan una pareja sentimental, caigan en profundas confusiones. Para remate, algunos acaban encontrando lo que creían buscar en «candidatos» o «candidatas» que no comparten su fe en Jesús.
¿Qué pasa cuando te enamoras?
Cuando uno se enamora, el cerebro genera diferentes sustancias cuyos efectos son similares a las de las drogas altamente adictivas: la feniletilamina, que nos da la ‘sensación de mariposas’, la dopamina, conocida como la hormona de la felicidad, la oxitocina, conocida como ‘la hormona del abrazo’, entre otras. Así, cuando una relación sentimental se termina, en muchos casos el rompimiento es tan duro que puede dar lugar a una depresión semejante a cuando la persona adicta deja de recibir su dosis de droga.Por eso, antes de empezar una relación sentimental, las «Tres E» de la madurez
son muy necesarias... la madurez económica, la madurez emocional, y la madurez espiritual.
Un «decálogo» para intervenir
Usualmente, el joven que está confundido sentimentalmente da espacio para que podamos afirmarlo pastoralmente. Ingresar a este terreno puede ser espinoso, pero algunos principios guías pueden ayudarnos.
1. Un acercamiento intencional. Un café o una conversación informal tienen muchas veces más efecto que un retiro espiritual o una sesión de consejería.
2. Un plan de salir en grupo. Realice un plan con otros jóvenes de la iglesia para invitarlo a salir a comer o caminar, para sacarlo del abismo sentimental.
3. Reclutarlo para el servicio. No descarte al joven porque esté confundido sentimentalmente. El servicio como apoyo en un ministerio de la iglesia o en la ayuda social puede permitirle re-direccionar su perspectiva.
4. Hablar con su familia. Hablar con sus padres o hermanos nos ayudará entenderlo mejor; observar a su familia nos dará más luz sobre su comportamiento.
5. No compare. Cada joven es un mundo y no se le puede comparar con otros (ni a sus espaldas ni en su presencia). Sus luchas y victorias son únicas; compararlo destruirá toda intención de buscar apoyo en nosotros.
6. No es pecado. El estar confundido sentimentalmente no es un pecado, es parte de la vida, de crecer. Hay un dicho que cae bien a algunos líderes: «La vaca no se acuerda de cuando fue ternera».
7. Influencia camuflada. A veces el joven no nos contará todo lo que necesitamos saber para ayudarlo, pero sí a otros jóvenes del grupo. Pues busque jóvenes maduros a modo de ‘espías’ para cuidarlo y bendecirlo... no para hostigarlo.
8. Sea real desde el púlpito. Es bueno contar testimonios de cómo tenemos fe en nuestro Dios, pero también es bueno contar nuestros errores, sufrimientos, derrotas o fracasos, porque el joven no quiere un superhéroe, sino alguien como ellos mismos.
9. No mande indirectas. Si predica, no mande indirectas. Mencionar en público detalles personales del joven, incluso si omite su nombre, solo hará que pierda su confianza y respeto.
10. Defina las etapas. Algunas iglesias no aceptan el enamoramiento, sino solo «amistad larga, noviazgo corto y matrimonio para toda la vida». Sea que comparta o no este modelo, sea claro con sus jóvenes, y ayúdeles a entender que es mejor que su relación sentimental sea clara y regulada, en vez solo de tener ‘algo’ y a escondidas.
Como pastores, necesitamos tener en cuenta esta posibilidad de la confusión sentimental en nuestros jóvenes. Y estar listos para ayudarles a vivir su enamoramiento de una manera que agrade al Señor, con dominio propio (1 Ti 1.7).
Christian Torres
Conocido como Xtian Jesed, Christian nació en el Perú hace 37 años, y se desempeña principalmente como pastor y educador. Casado y padre de dos hijos. Coordinador de proyectos benéficos, laboró en un Estudio Contable y Jurídico que brinda asesoría especializada a instituciones religiosas. Estudió Teología en el Seminario Evangélico de Lima (SEL) y es egresado en Educación de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP).
xtian.jesed@gmail.com