El compañerismo del grupo como factor de restauración Echando una mirada a la composición de mis años en el ministerio musical de la ala...
El compañerismo del grupo como factor de restauración
Echando una mirada a la composición de mis años en el ministerio musical de la alabanza, quisiera destacar la incansable labor de las arreglistas Gracia y Misericordia a lo largo y ancho de dicha partitura. No obstante, debo confesar que el darme cuenta de la necesidad de esos arreglos no apareció de forma automática ni instantánea como lo hubiera querido.Todo comenzaría unos pocos años atrás cuando fui sorprendido por un silbido apacible de Dios que quebró el silencio de tantos años llenos de búsqueda de popularidad y aceptación. Fue entonces que percibí que Dios estaba llamándome, no a ser un mejor guitarrista o un predicador más elocuente, sino un hijo que le entregue su corazón enfermo para comenzar procesos de sanidad en compañía de sus hermanos y amigos de ministerio.
Algunas cosas que comprendí en medio de estos procesos son las que comparto aquí.
Lo genial del discipulado de Jesús
Es indudable el enorme potencial que tiene un grupo pequeño para cosas realmente grandes. El Señor utilizó uno lleno de apertura e interés genuinos hacia mí para romper el cascarón de temores dentro del cual viví por mucho tiempo.Con la plena certeza de que no estaría solo al enfrentar los desafíos de dejar atrás tantas cosas malas, pude comenzar a dar pasos de bebé hacia mi libertad en Cristo. Esta misma certeza tienen todos los seguidores de Jesús pues saben que Él está con ellos, los ama sin condiciones, los prepara y luego envía a trastornar el mundo entero (Hechos 17.6).
Llamado a la reconciliación
Dios no se conforma con darnos Su inmenso amor solo para reconciliarnos consigo mismo, sino también para reconciliarnos con los hermanos y disfrutar de Su paz en todo cuanto hagamos. ¡Cuántas veces quise ofrecer adoración con el corazón lleno de rivalidad y contención hacia mis hermanos!Por demás está decir que aquello fue inútil, porque al Señor le encanta evaluar lo genuino de nuestra adoración con una simple pregunta: «¿Dónde está tu hermano...?»
Se sana lo que se diagnostica
Muchas veces me pregunté: ¿Qué hay en mí que debe ser confrontado y sobre qué debo rendir cuentas? ¿Qué debo dejar atrás para avanzar en los procesos de sanidad y madurez a los que el Señor me llama?Comencé a tener respuestas cuando aquellas paredes que construí alrededor de tantas heridas de muerte, causadas por mi pecado y el de otras personas, comenza-
ron a caer como los muros de Jericó. En la presencia del amor de Jesús por medio de mis hermanos, la vulnerabilidad ya no era motivo de temor, sino el principio de mi sanidad.
Dios es fiel
En todo este tiempo, Dios ha sido fiel conmigo al plantarme en medio de una comunidad de seguidores de Jesús para seguir sanándome con Su gracia.¡Que bello es poder pararnos hoy donde estemos y expresar junto con los hermanos lo que el Salmo 136 declara sobre la fidelidad del Señor! Esta se renueva día tras día y ya no necesitamos volver a tocar aquellas partituras llenas de nuestras antiguas versiones.
Hoy es un buen día para pedir, como el salmista, que el Señor cree en nosotros cosas nuevas más allá de la música: Hoy es un buen día para pedir un nuevo corazón de adorador en espíritu y en verdad.
Acerca del autor:
Ronald Unzaín (ronaldunzain@obedira.com.py) es de Asunción, Paraguay. Es el feliz esposo de Silvia Abadíe desde el 2008 y papá de Amín Khalil desde el 2014. Posee una licenciatura en Teología. Actualmente trabaja en Radio Obedira como técnico informático. Igualmente se desempeña como pastor de jóvenes en la Iglesia Cristiana de la Paz de los Hermanos Menonitas, en Asunción.