Cosas que debes saber antes de aconsejar a alguien en problemas Una de las grandes verdades bíblicas es que el ser humano está consti...
Una de las grandes verdades bíblicas es que el ser humano está constituido de cuerpo, alma, espíritu. Por tanto, es esperable que tendrá problemas y dificultades en estas tres áreas que requerirán un cuidado integral.
Antes de abarcar cómo aconsejar ante problemas y dificultades personales, permítanme recordarnos algunos principios característicos de la consejería cristiana que servirán como fundamento del cómo hacerlo (Ruthe, 2015):
- La consejería cristiana, en su esencia, es bíblica. Nadie puede velar y cuidar de sí mismo. No somos autosuficientes o independientes, aunque muchas veces fingimos y tratamos de serlo. No, somos seres profundamente relacionales y dependientes en el sentido de que necesitamos ser cuidados amorosamente por alguien «externo».
- Jesús, como Mesías, es el quien lleva como nombre Consejero (Is 9.6) y nosotros somos Sus colaboradores. Jesús invita a que vengan a Él todos los que están cansados y agobiados, para encontrar descanso para su alma (Mt 11.28-29). También invita a depositar toda ansiedad en Él, porque Él cuidará de nosotros (1 P 5.7). Así es que en la consejería apuntamos a un encuentro con Jesús, para que en Su presencia y con Su ayuda pueda haber cambio, restauración y transformación.
- Procura salvación y sanidad. En contraste a la psicología, no vemos a la persona en forma aislada, sino siempre delante de Dios. Por tanto, transmitimos al aconsejado la imagen y la visión que Dios tiene de él y cómo puede reordenar su vida a la luz de la verdad. En otras palabras, salvarle de la muerte eterna y sanarle, en el nombre de Jesús, de enfermedades físicas y emocionales.
- Ve a la persona entera. Somos una unidad de cuerpo, alma y espíritu. Las tres dimensiones son inseparables, creadas y amadas por Dios. Pensamientos, sentimientos, acciones y fe necesitan ser tratados «en conjunto». Repito que entonces es esperable y normal, que personas (también cristianos) tendrán problemas y dificultades como ansiedades, obsesiones, conflictos de pareja y de familia, trastornos de ánimo (Ej.: depresión) o trastornos de la sexualidad. Insisto: quien pertenece a Cristo tampoco es libre de problemas interpersonales y de malestares psíquicos.
- Trata problemas relacionales. Como somos seres relacionales, la consejería siempre se enfoca en la restauración de la relación con Dios, con los demás y consigo mismo.
- Busca la raíz de los problemas y dificultades. En la consejería preguntamos y analizamos el origen de los problemas, como, por ejemplo, una imagen distorsionada de Dios y de la fe, la desconfianza hacia Dios y hacia personas, el porqué de la falta de autoaceptación y autoestima, de la irresponsabilidad, de la sobrecarga laboral y ministerial, del estilo de vida no comprometido ni con Dios como tampoco con los demás.
- El consejero se conoce a sí mismo. El consejero es una figura clave en el proceso de la consejería. Por tanto, necesita conocerse a sí mismo, es decir, saber sus fortalezas y debilidades, sus tentaciones/luchas personales. Según Reinhold Ruthe, «cada consejería activa comienza con el cuidado de la propia alma». El mismo consejero necesita ser acompañado muy de cerca del Consejero Jesús y de un consejero «en formato humano». Autoanálisis, autopercepción y autoconocimiento son condiciones indispensables para aconsejar a otras personas en problemas y dificultades personales.
- Ruthe, R. (2015). Die Seelsorge-Praxis: Handbuch der therapeutischen Seelsorge (digital ed., Vol. 1). Moers, Alemania: Brendow.
Acerca de la autora:
Sabine Wiebe es consejera y profesora en el Instituto Bíblico Asunción. Como psicóloga atiende también en forma particular. Ha realizado estudios en Formación Docente (Filadelfia, Chaco), Teología (IBA) y Psicología Clínica (Universidad Católica de Asunción). Es miembro de la Iglesia Hermanos Menonitas Concordia.