Cómo reconocer la voz de Dios

Principios que indican la guía de Dios para la vida ¿Cómo puedo reconocer la voz de Dios guiándome? ¿Cómo puedo estar seguro de qu...

Principios que indican la guía de Dios para la vida

¿Cómo puedo reconocer la voz de Dios guiándome? ¿Cómo puedo estar seguro de que esto es de Dios? Preguntas como estas han sido hechas por los creyentes a través de todos los tiempos. 

Las rutas largas y solitarias pueden provocar que un viajero dude si realmente está en el camino correcto, si no fuera por esos rótulos que las autoridades colocan cada cierta distancia para su seguridad. Un solo rótulo al principio no bastaría para asegurarle de que sigue en la ruta correcta. 

Algo parecido sucede con la guía de Dios en nuestras vidas. No es prudente actuar basados en una sola evidencia. Normalmente, un solo versículo, visión, o consejo acerca de un asunto importante, no es suficiente para estar seguros de que estamos oyendo la voz de Dios. 

¿Se vale pedir señales? 

No deberíamos temer que le desagrade a Dios si le pedimos una señal. No es falta de fe pedir una confirmación. Es sabiduría. Comúnmente se critica la supuesta falta de fe de Gedeón cuando pidió más de una confirmación de parte de Dios (Jue 6.17-22, 36-40). Sin embargo, si un ángel me dijera que tengo que atacar a 100 000 hombres armados, ¡seguramente que también pediría más de una confirmación! No hay evidencia bíblica de que Dios se enoje porque le pidamos una confirmación de Su voluntad. 

Veamos ahora algunos «rótulos» por medio de los cuales Dios nos señala y confirma Su voluntad para nuestras vidas. 

1. La guía personal de la Biblia 

Cuando esté leyendo su Biblia durante su tiempo devocional diario, esté atento al Espíritu Santo. A veces Dios ilumina un versículo o pasaje en nuestro corazón para indicarnos Su voluntad. De pronto se destacan palabras que parecen hablarnos directa y personalmente. Anote estos versículos en un cuaderno. Después de algunos días o semanas, si sigue meditando en ellos, podrían darle una indica- ción clara de la voluntad de Dios. 

El Espíritu Santo tiende a hablarnos personalmente de esta forma cuando leemos la Biblia con una actitud de expectativa. La Palabra de Dios cobra vida para nosotros cuando nuestra lectura cambia de ser un simple deber religioso a ser una experiencia emocionante de guías y promesas personales. 

¿Es correcto usar la Biblia de esta manera tan personal? ¡Claro que sí! En Hechos 13.47, Pablo y Bernabé citan a Isaías 42.6 para afirmar que Dios les dijo que salieran en un viaje misionero a los gentiles. Si miramos el texto que Pablo y Bernabé citaban, vemos que era una palabra para Israel sobre cómo Dios iba a usar a este pueblo para llevar la luz de la Palabra a las naciones paganas. 

Evidentemente, al leer este texto el Espíritu les habló a Pablo y Bernabé en una forma personal, indicándoles Su voluntad para ese momento. Es correcto usar la Palabra de Dios de esta manera, siempre y cuando no abusemos del significado original del texto, ni saquemos «nuevas doctrinas» de estas aplicaciones personales. 

Por demás está decir que Dios nunca guiará a Sus hijos en contra de los principios generales de Su Palabra. Sin embargo, a menudo oímos de personas que se atienen a guías totalmente contrarias a la Biblia, basándose en un sueño, una impresión interna o una experiencia semejante. Los cristianos sensatos saben que no deberían hacer esto. 

2. La paz interna 

«Que gobierne en sus corazones la paz de Cristo...» (Col 3.15). Cuando se presentan dos decisiones difíciles, la paz de Dios que normalmente gobierna en nuestros corazones nos puede ayudar a discernir Su voluntad. Al elegir uno de los caminos, la paz desaparecería si la decisión fuera la equivocada. Si la paz viene de nuevo, al tomar el otro camino, esta probablemente sea la decisión correcta. 

Sin embargo, es importante cuidarnos de tomar decisiones apresuradas basados en un sentimiento de supuesta «paz» en el corazón. No hay que olvidar que el corazón humano es engañoso (Jer 17.9). La «paz de Cristo» de la que hablamos llega, o se queda, tras una búsqueda reflexiva y humilde por la voluntad de Dios, y esto a veces toma su tiempo. 

3. Los consejos pastorales 

«Obedezcan a sus dirigentes y sométanse a ellos, pues cuidan de ustedes como quienes tienen que rendir cuentas...» (He 13.17). Los hombres de Dios, con años de experiencia, normalmente saben detectar las trampas diabólicas que podrían llegar a confundirnos. Pasar esto por alto este recurso divino sería una necedad. 

Esta verdad, no obstante, como muchas otras, también tiene otro lado. No todo pastor es apto para ayudar en asuntos de guía divina. Un pastor sabio no es manipulador ni autoritario en sus consejos. Algunos ministros inmaduros se imaginan tener un don especial para saber la voluntad de Dios para todos a su alrededor. Normalmente, estos ministros son pésimos consejeros. 

El mejor consejero pastoral es aquel que ayuda al creyente a oír a Dios por sí mismo. «Mis ovejas oyen mi voz...» (Jn 10.27). 

4. Las puertas abiertas 

«Porque se me ha presentado una gran oportunidad para un trabajo eficaz, a pesar de que hay muchos en mi contra» (1 Co 16.9). Nos referimos aquí a las buenas oportunidades para el servicio y el crecimiento. Si la oportunidad no entra en conflicto con los principios generales de las Escrituras, normalmente es la voluntad de Dios. 

¿Notó que Pablo menciona adversarios? Algunas veces pensamos, equivocadamente, que la presencia de amenazas indica que «esta puerta no es de Dios». Pero la verdad es que siempre estamos envueltos en una guerra espiritual. Conflictos y adversarios son inevitables. 

¡Pero no tan fácil! 

Ahora bien, ¿garantizan estos principios que reconoceremos siempre con total exactitud la voluntad de Dios? Absolutamente no. Dios usa estos y otros principios como un medio para enseñarnos sabiduría. Y en vista de que necesitaremos seguir aprendiendo toda la vida, Dios nos haría una injusticia si nos permitiera esa exactitud. 

Además, Dios quiere que el elemento de fe esté siempre presente en nuestro andar con Él y se desarrolle. ¿Cómo podría la fe estar involucrada cuando no existen riesgos? Las personas que insisten en encontrar algún sistema perfecto para la guía divina, están detrás de una empresa inútil. Y aquellos que proclaman haber encontrado dicho sistema, se engañan a sí mismos —y a otros. 

Nuestra fe está en Dios, no en un sistema de principios, por bíblicos que sean. La vida cristiana no es un mecanismo, sino una relación con un Dios amoroso. Un Dios que no desea que nos equivoquemos en la vida, y por ello nos promete Su guía paternal (Sal 32.8), pero que a la vez es demasiado sabio como para permitir que el camino sea demasiado fácil.