Orientaciones para el manejo de la tecnología en el hogar Hoy tenemos en el hogar una invasión de productos tecnológicos de todo tipo...
Orientaciones para el manejo de la tecnología en el hogar
Hoy tenemos en el hogar una invasión de productos tecnológicos de todo tipo asociados a actividades de ocio —con- solas de videojuegos, televisores de alta definición, laptops, tablets, smartphones, etc. Si hablamos de Internet, un 90% de los jóvenes entre 15 y 24 años lo usa habitualmente; y alrededor del 80% de los adolescentes tiene un teléfono celular conectado a la red.
Esteban es un adolescente a quien desde los 13 años sus padres le pusieron un televisor en su habitación, además de unas consolas de videojuegos. Al año siguiente recibió una computadora portátil junto con conexión a Internet sin límites en su cuarto y a solas. Hoy a sus 17 años todos en casa se preguntan por qué nadie sabe nada de la vida de él, por qué no sale de su cuarto, duerme tanto y no se integra en las actividades de la familia.
Karen tiene cerca de mil amistades y una vida social importante en Facebook, a pesar de sus tan solo casi 18 años. Tiene además cuentas en Twitter, Instagram y Whatsapp, en todas ellas con muchos contactos y seguidores. Diariamente publica fotos de lo que hace y está totalmente al día de lo que hacen sus amistades. Sus padres no logran evitar que en la mesa y en todo momento esté enviando mensajes virtuales —mientras están en el cumpleaños de la abuela, cuando salen a algún lugar a compartir, o al estar estudiando para un examen.
Ante la tecnología que surge en el mercado, muchos padres simplemente o han sucumbido a la presión social y la han adquirido, o han decidido ignorarla por completo desarrollando una especie de «tecnofobia». Tanto en una posición como en la otra, el riesgo más grande es el desconocimiento. Lo importante aquí es tener una reflexión, asumir una posición informada y con conocimiento de lo que se hace.
Para todo esto, humildemente nos atrevemos a recomendar seguir los siguientes pasos para todo padre de familia que quiera realmente tomarse en serio este tema:
1. Conocer
Muchos adultos realmente no saben en qué consisten ciertos productos que les confían a sus hijos sin mayor reflexión. Esto puede ser tan grave como regalarles un arma de fuego. El conocer implica informarse sobre el contenido, las posibilidades y riesgos del producto. Saber qué contiene Internet, qué se puede hacer con las redes sociales, conocer sus reglas de uso y otras cosas más, es fundamental.
2. Proteger
Una vez conocida la tecnología, se debe aplicar normas y los medios necesarios para protegerse de posibles riesgos. Es fundamental delimitar el número de horas y el horario a dedicar a la Internet
y las redes sociales, evitar disponer de computadora con conexión en las habitaciones (donde las posibilidades de supervisión se reducen), establecer la edad para disponer de un teléfono móvil, etc.
3. Educar
Las normas serán insuficientes sin un acompañamiento y explicación constantes que ayuden a la familia a conocer el funcionamiento de estas tecnologías. Lo importante es que los hijos (y uno mismo) lleguen a tener el criterio para seleccionar contenidos, detectar manipulaciones, etc., es decir, ser capaces de consumir estos medios audiovisuales de forma responsable. Para esto, es necesario enseñar con el propio ejemplo —no es bueno, por ejemplo, que los propios padres sean adictos a Internet o a la televisión.
Ante la actual avalancha tecnológica, la clave es conocer, para luego tener un juicio y reflexión propia que ilumine adecuadamente lo que queremos para nuestros hogares. Ni la adopción ingenua, ni el prejuicio a la tecnología son buenas. No seamos indiferentes y ocupémonos realmente de esto, que es importante.
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