Para un progreso integral y continuo del maestro “Si dejas de crecer hoy, dejarás de enseñar mañana”. Así define el autor Howard He...
Para un progreso integral y continuo del maestro
“Si dejas de crecer hoy, dejarás de enseñar mañana”. Así define el autor Howard Hendricks lo que llama la ley del maestro. Ni la personalidad ni la metodología pueden sustituir este principio: en nuestro rol de maestros, no podemos dar lo que no tenemos.
Esta ley nos recuerda una realidad que a menudo es fácil de olvidar: que como maestro soy también un estudiante. Debo seguir creciendo, aprendiendo, mejorando. Esta ley requiere de nosotros la actitud de reconocer que todavía no hemos “alcanzado la cúspide”. ¿Verdad que no?
Hay muchas cosas que podrías hacer para crecer en las diferentes áreas como maestro, pero por esta vez, considera estas tres sugerencias:
1. Lee y estudia regularmente
Un jovencito había observado el hábito de lectura de su profesor, y decidió preguntarle:—Profesor, ¿qué lo mantiene estudiando? Tal parece que usted nunca se detiene.
—Hijo, prefiero que mis estudiantes beban de una corriente de agua que de un charco estancado.
Hay personas que están leyendo muchas cosas, pero no encuentran que esto cambie su vida o que contribuya mucho. Este consejo puede ayudar: Si tienes una hora dedicada a la lectura, trata de leer la primera media hora y usa la segunda media hora para reflexionar en lo que leíste. Leer demasiado y reflexionar muy poco acaba en un desgastante improductivo.
Por otro lado, no leas solo libros, sino también a las personas. Los dos factores que más te influenciarán en los años venideros serán los libros que lees y las personas de las que te rodeas. Dedícate a aprender de otros. Valora y aprovecha los conocimientos de las personas que saben más que tú.
2. Matricúlate en cursos de educación continua
Para crecer como maestros, no solo debemos prestar atención a la calidad del contenido que enseñamos, sino también mejorar nuestra habilidad para enseñar. Hoy por hoy se ofrecen más y mejores oportunidades para enriquecer la mente y desarrollar los dones. ¡No dejes de aprovecharlas!Sin embargo, tu programa de capacitación más importante es tu estudio personal de la Biblia. En la actualidad, muchos de los que están involucrados en la enseñanza de la Palabra de Dios parecen no estar estudiándola por su propia cuenta. El éxito de cualquier ministerio de enseñanza bíblica se construye sobre la centralidad que la Palabra de Dios ocupe en la propia vida del maestro.
3. Conoce a tus estudiantes
Conviértete en un conocedor experto de las necesidades y características generales de las personas de la edad de tus alumnos. Pero ve más allá: conócelos individualmente; aprende lo más que puedas acerca de ellos.Inspírate con el ejemplo de este profesor del que comenta el Dr. Hendricks: “Sacó una libreta negra chiquita. En cada página tenía una pequeña fotografía de uno de los muchachos, y debajo del nombre de cada uno había comentarios como éstos: ‘tiene problemas con la aritmética’, o ‘viene a la iglesia en contra de la voluntad de sus padres’, o ‘algún día le gustaría ser un misionero pero no se siente capacitado’. Me dijo: ‘Estas páginas son el tema de mis oraciones diarias y casi no puedo esperar llegar a la iglesia cada domingo para ver lo que Dios ha estado haciendo en sus vidas.”
Por otro lado, en el proceso de conocerlos, evita con todas tus fuerzas la tentación de “etiquetar” a tus alumnos: “ella nunca habla”, “él es un problemático”, y cosas semejantes. Recuerda que las personas pueden cambiar, pero sobre todo, recuerda que Dios está trabajando. El muchacho que hoy está trepando por las paredes, quizás mañana sea tu pastor o un misionero.