Lo que espero que mis alumnos sepan, sientan y hagan En la actualidad, lo maestros de escuelas bíblicas cuentan con la bendició...
Lo que espero que mis alumnos sepan, sientan y hagan
En la actualidad, lo maestros de escuelas bíblicas cuentan con la bendición de poder acceder a abundante material para poder llevar a adelante sus clases. Pero en ocasiones, pese a tener planificados con absoluta precisión cada uno de sus próximos encuentros, sienten que el Espíritu Santo los guía a abordar temas que tal vez aún no se encontraban dentro de su agenda. En estos casos, tal vez sean los propios niños los que comienzan a interesarse profundamente en un determinado tema, o puede que el mismo tema surja de imprevisto en diversos momentos.
Si sientes que esto pudo haberte sucedido o lo estás viviendo actualmente, es necesario que aprendas a planear tus propias clases, conociendo los distintos componentes que no deben faltar en tu planificación.
Adónde apuntamos
En esta ocasión, comenzaremos con los llamados “objetivos”. Podemos decir que los objetivos son aquellas aspiraciones que el maestro quiere que sus alumnos logren. Si ya sabes cuál es el tema que presentarás, es fundamental que establezcas cuáles serán los objetivos que servirán como guía de todo lo que realices posteriormente. Por lo tanto, los objetivos no sólo guían el proceso de enseñanza, incluyendo la selección de contenidos y las estrategias didácticas, sino que sirven como elemento de evaluación para poder verificar que se cumplieron aquellas aspiraciones que tuviste inicialmente.
En realidad, no hace falta establecer una gran cantidad de objetivos, pero es necesario que, aunque pocos, sean sumamente claros y, sobre todo, que estén fundados en la Palabra de Dios.
Cómo establecer los objetivos
Debes tener en cuenta que, a diferencia de un educador de escuela normal, lo que tú enseñas es una Palabra viva, por lo tanto no solo afectará el intelecto de tus alumnos, sino su ser completo, todas las áreas de sus vidas. Por esta razón, debes tener presente que los objetivos deben enfocarse en:
- Lo que deseas que conozcan de la Palabra de Dios (intelecto).
- Lo que Dios espera que decidan en base a Su Palabra (emociones y voluntad).
- Y lo que hagan como consecuencia de conocer y decidir bajo la voluntad del Señor (conducta y hábito).
Veamos un ejemplo
Una maestra de escuela dominical reconoce un tema inspirado por el Espíritu Santo, el cual está relacionado con el hecho de ser niños agradecidos. Para ello, teniendo en cuenta las áreas que serán afectadas por este tema, la maestra se plantea los siguientes objetivos:
“Se espera que mis alumnos logren:
- Conocer y analizar la parábola de los diez leprosos (intelecto).
- Reconocer la importancia de ser niños agradecidos (emociones y voluntad).
- Agradecer diariamente en oración todo lo que Dios les da (conducta y hábito).”
Como verás, con estos tres objetivos, pocos, pero sencillos y claros, puedes construir una clase que los contenga como ejes vertebrales y guías de todo lo que planifiques luego.
Ahora que ya conoces cómo puedes establecer los objetivos, en el próximo número analizaremos la estructura y elementos que debes tener en cuenta para la planificación de tus propias clases.
¡Que Dios bendiga tu ministerio!
Por Alicia Ligarribay
Vive en la ciudad de Trelew, en la Patagonia Argentina, junto a su esposo Alejandro y su hijo Álvaro. Se congregan en la Unión de las Asambleas de Dios. Alicia es licenciada en Educación Audiovisual y se encuentra en el último tramo de un Máster en Educación. Ha trabajado en varias instituciones académicas y actualmente forma parte del equipo de Coordinadores de Capacitación de la Armada Argentina. Mail: alicia.ligarribay@gmail.com