Actitudes que traen ventajas y beneficios al miembro de una iglesia En nuestro contexto evangélico latinoamericano el tema de la ...
Actitudes que traen ventajas y beneficios al miembro de una iglesia
En nuestro contexto evangélico latinoamericano el tema de la membresía en una iglesia local no es algo común. Muchas iglesias simplemente no practican esta formalidad porque podría asustar, espantar o atemorizar a los nuevos. La membresía significa compromiso, y la gente no quiere más compromisos de los que ya tiene, pensamos.
Pero hay compromisos a las que accedemos por sus ventajas. Y la membresía en una iglesia es uno de esos compromisos que verdaderamente traen ventajas y beneficios.
¿Cuáles son son esas ventajas y beneficios? Thom Rainer, autor de éxitos editoriales y líder ministerial publicó en su blog personal una declaración en 500 palabras que tituló “Soy un miembro de la iglesia”. El tema: marcar la diferencia entre el significado común de la membresía y el concepto bíblico de ser miembro de la iglesia. La Biblia enseña que cada hijo de Dios es parte de un cuerpo vivo, donde cada uno sirve al otro, obedeciendo a la cabeza que es Jesucristo.
La conversación que generó esta publicación en el 2012 se convirtió un año más tarde en un libro, que recibió el mismo nombre: “Soy miembro de la iglesia”. A continuación publicamos la declaración escrita por Rainer, inicialmente de 500 palabras y en inglés, tomado del servicio de noticias de la Southern Baptist Convention (www.baptistpress.com):
Soy un miembro de la iglesia.
Trataré de ser una fuente de unidad en mi iglesia. Sé que no hay pastores, líderes u otros miembros de la iglesia que sean perfectos. Pero yo tampoco soy perfecto. No seré una fuente de chismes, críticas o disensiones. Una de las mayores contribuciones que puedo hacer es luchar, con la ayuda del poder de Dios, para ayudar a mantener la unidad en mi iglesia.
Soy un miembro de la iglesia.
No me permitiré el lujo de tratar de hacer que mi iglesia funcione de acuerdo con mis deseos y preferencias. Esa es una actitud egoísta. Yo estoy en mi iglesia para servir a los demás y para servir a Cristo. Mi Salvador fue clavado en una cruz por mí. Yo puedo ser capaz y tratar de comprender y adaptarme a cualquier asunto que simplemente no sea de mi agrado o estilo sin molestarme.
Soy un miembro de la iglesia.
Y cada día oro por mi pastor. La obra que él hace es interminable. Sus días están llenos de constantes demandas de su tiempo que se añaden a la necesidad de preparar sermones, dedicar horas a su estudio personal de la Biblia y pasar muchas horas en oración. Mi pastor tiene que gozarse con quienes se regocijan por el nacimiento de un nuevo miembro de la familia; y llorar con aquellos que están atravesando por el Valle de sombra de muerte. Mi pastor tiene que lidiar con las críticas y tiene que ser sensible ante los que sufren y también tiene que dar ánimo y reforzar las esperanzas de los demás. Pero él además tiene la necesidad de ser un buen esposo y padre. Mi pastor no puede hacer lo que nuestra iglesia demanda de él con sus propias fuerzas. Por eso yo ruego a Dios por él cada día, para que Él le fortalezca y le proteja al igual que a su familia.
Soy un miembro de la iglesia.
Me gusta la metáfora de la membresía. Eso no es como pertenecer a una organización cívica o a un country club. Este es el tipo de membresía que se nos ha dado en 1 Corintios 12: “Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (1 Co 12.27). Porque soy un miembro del cuerpo de Cristo, debo ser un miembro que funcione. No importa si soy un “ojo”, una “oreja” o una “mano”. Como un miembro que funciona, voy a dar, voy a servir, voy a ministrar, voy a evangelizar y voy a estudiar la Palabra. Buscaré ser una bendición para otros. Voy a recordar que: “... si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan” (1 Co 12.26).
Soy un miembro de la iglesia.
Voy a ayudar a mi familia para que también sean buenos miembros de mi iglesia. Voy a orar con mi familia por nuestra iglesia. Vamos a adorar juntos en nuestra iglesia. Vamos a servir juntos en nuestra iglesia. Y pido a Dios que nos ayude, como familia, para que podamos amar más profundamente a esta iglesia, porque sabemos que Jesús dio su vida por ella.
Soy un miembro de la iglesia.
Y estoy muy agradecido porque esta membresía es un regalo. Cuando recibí el regalo de la salvación por medio de Jesucristo, me convertí en una parte del cuerpo de Cristo. Después me comencé a reunir con una iglesia local y fui bautizado en ella. Hoy reconozco con humildad el honor que he recibido y el privilegio que tengo de poder servir y amar a otros en nuestra iglesia. Ruego a Dios que yo nunca llegue a considerar que merezco esta membresía, y que siempre tenga presente que es un regalo de Dios y una oportunidad para servir a los demás y para ser parte de algo que es mucho más grande que cualquier persona o miembro.
Soy un miembro de la iglesia.
Y le doy gracias a Dios que me permitió serlo. Finalmente, ¿cuáles son las ventajas y beneficios de ser un miembro de una iglesia local? Comparta esta declaración con su iglesia y deje que sus miembros exploren cuáles son las bendiciones que gana el cristiano al comprometerse con su iglesia local.
La declaración “Yo soy un miembro de la iglesia” escrito por Thom Rainer fue tomado en su totalidad de de www.bpnews.net Adquiere el libro del mismo título en www.amazon.com