Tema de Portada de la Edición de Julio 2015 Cuando el trabajo y el gozo se encuentran ¿Cómo te sientes respecto a tu trabajo? ¿Disfrut...
Tema de Portada de la Edición de Julio 2015
Cuando el trabajo y el gozo se encuentran
¿Cómo te sientes respecto a tu trabajo? ¿Disfrutas lo que haces allí? La mayoría de las personas normalmente no se hacen preguntas sobre cómo se sienten referente a su trabajo, pero sin darse cuenta pasan allí la mayor parte de sus vidas. Si podemos notar esto, nos daremos cuenta de que es oportuno evaluar el nivel de satisfacción con nuestro trabajo y si estamos haciendo allí lo que realmente nos gusta.
Un mal necesario
Muchas personas ven el trabajo como un mal necesario que deben soportar hasta que cumplan el horario y puedan hacer lo que realmente les gusta. Realmente no disfrutan lo que hacen; algunos desearían poder quitarse de encima la necesidad de trabajar. Y tú, ¿cuál es tu concepto personal del trabajo?
El trabajo debe ser visto como un bien en sí mismo y una oportunidad. Un bien en sí mismo porque permite desarrollar habilidades, proporciona salud y un sentido fundamental de utilidad. Fomenta la responsabilidad y la cooperación entre las personas. A la vez es una oportunidad porque permite producir riquezas, brindar beneficios y añadir progreso a la sociedad. Pero una de las mayores oportunidades del trabajo es el crecimiento personal del propio trabajador.
El lugar del trabajo en la vida
El trabajo ocupa una posición importante en nuestras vidas, no solo porque ocupa la mayor parte de nuestro tiempo y energías, sino porque hace parte de nuestra identidad y de nuestra formación como personas. ¿Te has dado cuenta que a menudo las personas son identificadas directamente por su ocupación laboral, siendo conocidas simplemente como “el zapatero”, “la costurera”, “el profesor”, etc.?
Pero el trabajo ocupa un lugar importante en nuestras vidas en especial porque es parte del diseño de Dios en la creación del hombre. Es muy popular la idea de que el trabajo tuvo lugar como el castigo de Dios sobre la humanidad por la desobediencia original: “Con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra” (Gn 3.19). Pero esa interpretación no podría estar más lejos de la verdad.
Lo cierto es que el trabajo hizo parte de la vida del hombre desde el día de su creación. El libro de Génesis relata: “Tomó, pues, Jehová Dios al hombre, y lo puso en el huerto de Edén, para que lo labrara y lo guardase” (Gn 2.15). Como John Stott señaló una vez, “el trabajo es una consecuencia de la creación, no de la caída; la caída agravó los problemas, pero sin destruir el gozo”.
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