
Aunque parece complejo, es sencillo. Si la familia está enferma, las sociedades están enfermas. La manera entonces de promover familias saludables que hagan sociedades saludables y naciones prósperas, es promoviendo la salud de las familias. Esa tarea debe fortalecerla la iglesia local, la cual debe tomar algunas medidas preventivas para que en su papel de comunidad terapéutica, pueda proveer sanidad a sus miembros. ¿Qué puede hacer la iglesia para que sus familias crezcan y sobrevivan ante los retos del siglo XXI? Quiero compartir cinco sugerencias:
Toda pareja que desea casarse debiera contactar al pastor por lo menos seis meses antes de la boda. Luego de la entrevista inicial, deben programarse como mÃnimo seis sesiones de consejerÃa. La meta del pastor consejero o del asesor debe ser que la pareja tenga en claro los siguientes temas antes de la boda: (1) El concepto bÃblico del matrimonio. (2) Los roles del esposo y la esposa. (3) La crianza de los hijos. (4) El manejo de las finanzas. (5) La vida Ãntima de la pareja. (6) La sana comunicación y el manejo de los conflictos. Por supuesto, hay muchos otros temas importantes y necesidades especÃficas de la pareja, que requerirÃan más sesiones. Tanto la iglesia como la pareja deben tomar en serio este proceso.
Hay muchos asuntos administrativos y ministeriales que un pastor puede delegar en otras personas capacitadas y de su entera confianza. Pero la predicación y la consejerÃa matrimonial o familiar, solamente podrá delegarlas ocasionalmente. Es responsabilidad del pastor cuidar y orientar a las familias de su congregación, comenzando con la suya propia.
Aunque no hay matrimonio libre de problemas, el hogar del pastor y de los lÃderes espirituales debe ser un ejemplo de estabilidad emocional, espiritual y familiar. Por esa razón yo aconsejo que el lÃder cristiano mire su hogar y su familia como su primer gran ministerio. Si es diácono en la iglesia, sea diácono también en su casa sirviendo a los demás. Si es anciano en su iglesia, sea anciano también en casa cuidando de su familia. Si es pastor en la iglesia, sea primero pastor de su familia. Cabe recordar que en aquellos casos cuando el pastor trabaja solamente con el cónyuge del sexo opuesto, es recomendable que el cónyuge del pastor le acompañe en la consejerÃa. Si esto no es posible, debe trabajar a puertas abiertas. El consejero nunca debe verse con alguien del sexo opuesto en restaurantes o lugares públicos a solas. La reputación de ambos está en juego y debe evitarse la tentación. Además, se debe siempre hacer buen uso de la oración y la Biblia como recursos del consejero cristiano.
En cuanto a ¿cómo desarrollar el ministerio permanente con parejas? Hay varias opciones. Una iglesia puede organizar una reunión mensual con parejas, en la cual se pueda crear un ambiente de amistad por medio de juegos y dinámicas. A la vez, se debe impartir una temática de edificación a la vida matrimonial, usando varios métodos didácticos. También pueden organizar conferencias en restaurantes para dÃas especiales como el dÃa del amor, dÃa de la madre, dÃa del padre, etc.
La misma debiera durar uno, dos o tres meses. Sin lugar a dudas, Dios puede manifestarse y transformar individuos, matrimonios y familias, por medio de la predicación. En oración y en dependencia al EspÃritu Santo, se deben seleccionar y preparar los temas familiares que la congregación necesite en el momento y contexto particular que se esté viviendo. Es decir, hay que pensar en las necesidades especÃficas de las familias de la congregación.
Acá cabe recalcar que preferiblemente se preparen mensajes propios, no tomados de libros de predicaciones. Ocasionalmente, estos se pueden usar como referencia, pero es más propicio elaborar las series de sermones en base a las necesidades especÃficas de la congregación y haciendo uso de la creatividad. Los temas sobre la vida en el hogar cristiano se pueden apoyar con dramas, mimos, el uso de presentaciones en computadora y otros recursos de apoyo.
Más bien debe enfocarse hacia la práctica de la vida conyugal y paternal, y la concienciación de una experiencia como vehÃculo de transformación. De ese modo, los temas a tratar deben tener relación al mejoramiento de la comunicación en el hogar, cómo resolver los conflictos matrimoniales, cómo manejar las finanzas familiares, cómo transmitir los principios y valores bÃblicos a los hijos, disciplina y premios, cómo manejar las peleas entre hermanos, cómo brindar la educación sexual, cómo apoyar a mi hijo en su adolescencia, cómo criar hijos siendo padre o madre soltero(a), divorciado(a) o viudo(a), etc.
Esto último es importante, ya que la escuela debe estar abierta a padres con su familia nuclear completa o a padres que por diversos factores, perdieron a sus cónyuges. Tanto los primeros como los segundos, necesitan orientación.
Note que cuando se enseña el cómo, se conduce al terreno de la práctica. No hay personas perfectas, no hay familias perfectas y no hay iglesias perfectas, porque las familias e iglesias están compuestas por seres humanos con virtudes y defectos. Pero sà hay personas maduras, sà hay familias estables y sà hay iglesias saludables. El anhelo de Dios es que disfrutemos de familias maduras que puedan enfrentar sanamente los problemas y superarlos en el nombre de Jesús. Familias que se sometan el señorÃo de Cristo y a la voluntad divina. Familias que honren el nombre de Dios. Ese es el tipo de familias que Dios desea. ¿Y usted desea tener ese tipo de familias en su iglesia?
Lic. VÃctor Súchite (suchitevictor@yahoo.es) es pastor y consejero familiar. Obtuvo su MaestrÃa en Ministerio Cristiano con énfasis en ConsejerÃa en el Seminario Teológico Centroamericano SETECA. Tiene 25 años de casado con su esposa Mayra con quienes procrearon tres hijos. Es autor de libros y anfitrión del programa radial “La Familia es Prioridad”, ministerio que fundó como un recurso de apoyo a los matrimonios y familias de nuestro continente.
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