Durante el juicio, en el cual recibiría la condena de muerte, Sattler explicó su posición ante las acusaciones presentadas contra él. A continuación, sus palabras: “En primer lugar, nosotros no hemos actuado contrario al mandato del emperador; pues el mandato dice que no se debe seguir el engaño y la doctrina luterana, sino solo el evangelio y la palabra de Dios.
Segundo, reconocemos que el cuerpo literal de Cristo el Señor no está presente en el sacramento; pues la escritura dice que Cristo ascendió al cielo y está sentado a la mano derecha de su Padre celestial de donde él vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Y si él está en el cielo, y no en el pan, no podemos comer su carne literal. (Marcos 16:19; Hechos 1:9; Colosenses 3:1; Hechos 10:42; 2 Timoteo 4:1)
En tercer lugar, acerca del bautismo afirmamos que el bautismo de infantes no aprovecha para salvación. Porque está escrito que vivimos solo por fe. También: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo”. Pedro también dice: “El bautismo que corresponde a esto ahora nos salva (no quitando las inmundicias de la carne, sino como la aspiración de una buena conciencia hacia Dios) por la resurrección de Jesucristo”. (Romanos 1:17; Marcos 16:16; 1 Pedro 3:21)
Cuarto, nosotros no hemos rechazado el aceite; pues es algo que Dios creó, y lo que Dios hizo es bueno y no debe despreciarse. Pero que el Papa, los obispos, los monjes y los sacerdotes puedan mejorarlo, no lo creemos. El Papa nunca mejoró nada. Lo que se menciona en la epístola de Santiago no es el aceite del Papa. (Génesis 1:11; 1 Timoteo 4:4; Santiago 5:14)
En quinto lugar, no hemos condenado a la madre de Dios ni a los santos. La madre de Cristo es bendita entre todas las mujeres, pues a ella se le concedió dar a luz al Salvador del mundo entero. Pero de que ella abogue o interceda por nosotros, no dice nada la Biblia, pues ella, al igual que nosotros, está en espera del juicio. Pablo le dijo a Timoteo: Cristo es el mediador entre Dios y los hombres. Referente a los santos: Nosotros afirmamos que los que vivimos y creemos somos los santos. Esto lo vemos claramente en las epístolas de Pablo a los romanos, a los corintios, a los efesios y en otros lugares dónde él siempre les escribe: A los santos. Así que, los que creemos somos los santos; pero aquellos que murieron en la fe los consideramos como bienaventurados. (Lucas 1:28; Mateo 1:21; 1 Timoteo 2:5; Romanos 1:7; 1 Corintios 1:2; Efesios 1.1; Apocalipsis 14:13)
Sexto, sostenemos que no debemos jurar ante las autoridades. Pues el Señor dice: “No juréis (...). Sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no.” (Mateo 5:34, 37; Santiago 5:12)
Séptimo, cuando Dios me llamó a testificar de su palabra, y cuando leí lo que escribió Pablo, y también consideré la condición inconversa y peligrosa en que estaba; mirando la pompa, el orgullo, la usura y la gran prostitución de los monjes y los sacerdotes, busqué una esposa, según el orden de Dios. Bien profetizó Pablo de esto a Timoteo, diciendo: ‘Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos (...) prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participásemos de ellos’ (1 Corintios 7:2; 1 Timoteo 4.1, 3).
En octavo lugar, si los turcos vienen, nosotros no debemos resistirlos, pues está escrito: No matarás. Nosotros no debemos defendernos de los turcos u otros que nos persigan, sino debemos pedirle a Dios en ferviente oración que él los repela y los resista. (Éxodo 20:13; Mateo 7:7; Tito 1:16).”
Finalmente Sattler fue sentenciado a tortura y muerte. Lo quemaron como hereje, reduciéndolo a cenizas. A los hermanos que lo acompañaban, los mataron a filo de espada y las mujeres, entre ellas su esposa, fueron ahogadas.
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