Por Lic. Paul Hiebert, capellania@cemta.org.py Serie: La terapia que alivia el proceso de cambio en el aconsejado. Parte 1 / 2 “Retén ...
Por Lic. Paul Hiebert, capellania@cemta.org.py
Serie: La terapia que alivia el proceso de cambio en el aconsejado. Parte 1 / 2
Con frecuencia, una persona desea cambiar un comportamiento no ameno. Manifiesta, por ejemplo: “Capellán, cuando me enojo, no sé qué me pasa, pero rompo el primer objeto que se me cruza por el camino…quisiera cambiar esto pensando en mi futuro ministerio, mi familia…” ¿Cómo el consejero puede ayudarle para que el proceso de cambio sea llevadero y el resultado perdurable? Desarrollo algunas reflexiones en torno al rol del consejero en este proceso de ayuda.
Según este autor, todo inicia a una edad muy joven. Al iniciar la vida de una persona, empieza también el aprendizaje. Con los cinco sentidos la persona percibe su ambiente y hace experiencias. Estas experiencias se convierten en oportunidades de aprendizaje y la persona se desarrolla.
Como base del desarrollo están las necesidades implantadas en cada persona. La psicología denomina necesidades interiores a aquellas como: ser amado, aceptado, importante, seguridad etc. (incorporado por el Creador), sin las cuales el ser humano no puede vivir. Por lo tanto, no son cambiables. Las necesidades mismas son inconscientes.
Pero la satisfacción, o insatisfacción, son percibidos y determinan el bienestar, o malestar del ser humano. Mientras todas las necesidades del niño son satisfechas, se siente seguro, amado, importante y simplemente bien. El principio que lo sostiene podía denominarse: estoy “ok”. Enfrenta a su ambiente de una forma natural. El niño se desarrolla normalmente, lo cual, por otro lado, satisface sus necesidades.
Ahora, mientras una necesidad queda herida, o sea, no fue satisfecha, su falta pone en marcha el motor de las energías del alma, buscando la satisfacción de la necesidad; es decir, que una persona hará todo lo posible para encontrar la restauración del equilibrio interior. La necesidad herida debe ser satisfecha. De la experiencia saca una evaluación de lo que pasó. Allí nace la decisión de qué hacer en el futuro en situaciones semejantes, para evitar lo que pueda causar dolor y para satisfacer las necesidades. De esta manera, en forma inconsciente, entran principios en la vida de una persona; también llamados creencias, valores o motivaciones. Es un proceso que transcurre inconscientemente. A consecuencia, son estos los principios que definen el cómo reaccionar automáticamente en situaciones parecidas a la vivencia primaria. Pero como el niño todavía no puede interpretar o evaluar bien muchas cosas, estos principios y los resultados de las acciones pueden ser útiles o pueden ser dañinos.
Los principios son cambiables. Querer forzar un cambio en el padrón de la conducta, incita un conflicto interno en la persona, porque se interfiere con un principio que busca la satisfacción de una necesidad.
Fuente: Quest, Franklin [1993] Fanklin Internacional Institut, Inc. L-6317 S.A.A.
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Serie: La terapia que alivia el proceso de cambio en el aconsejado. Parte 1 / 2
“Retén el consejo, no lo dejes; guárdalo, porque eso es tu vida”. Proverbios 4:13
Con frecuencia, una persona desea cambiar un comportamiento no ameno. Manifiesta, por ejemplo: “Capellán, cuando me enojo, no sé qué me pasa, pero rompo el primer objeto que se me cruza por el camino…quisiera cambiar esto pensando en mi futuro ministerio, mi familia…” ¿Cómo el consejero puede ayudarle para que el proceso de cambio sea llevadero y el resultado perdurable? Desarrollo algunas reflexiones en torno al rol del consejero en este proceso de ayuda.
a) El deseo de cambiar
Cuando una persona viene a buscar ayuda de un consejero mayormente ha agotado todos los recursos habitualmente concurridos. Esto ya manifiesta en cierta medida una frustración respecto al tema, en especial por no lograr un cambio esperado ante la situación. Cambiar un comportamiento no es nada fácil. En especial se dificulta al no entender el principio de fondo que sostiene tal comportamiento. Bajo principio se entiende la profunda convicción (muchas veces inconsciente, aprendida y adaptada de las experiencias vividas en el pasado) referente a cómo responder ante los diversos sucesos de la vida; por ejemplo: “compartir los sentimientos con los demás no sirve para nada”. Ahora, es muy habitual que un aconsejado venga a una terapia en donde manifiesta cierto comportamiento del que desearía deshacerse o, por otro lado, busca adoptar un nuevo estilo de vida, sin entender a fondo el porqué reacciona como reacciona o anhela lo que anhela. Tampoco se ha ocupado tanto en comprenderlo, pues lo que a él le importa, más bien, es el resultado final.b) Origen de los principios
Antes de ir en los detalles sobre la tarea del consejero, me gustaría explicar con mayor precisión de qué manera una persona construye sus principios de vida, los cuales determinan más adelante sus maneras de reaccionar ante las diferentes situaciones de la vida. Para ello, hago mención a un escritor, que ha analizado y se ha ocupado profundamente de este tema: Franklin Quest.Según este autor, todo inicia a una edad muy joven. Al iniciar la vida de una persona, empieza también el aprendizaje. Con los cinco sentidos la persona percibe su ambiente y hace experiencias. Estas experiencias se convierten en oportunidades de aprendizaje y la persona se desarrolla.
Como base del desarrollo están las necesidades implantadas en cada persona. La psicología denomina necesidades interiores a aquellas como: ser amado, aceptado, importante, seguridad etc. (incorporado por el Creador), sin las cuales el ser humano no puede vivir. Por lo tanto, no son cambiables. Las necesidades mismas son inconscientes.
Pero la satisfacción, o insatisfacción, son percibidos y determinan el bienestar, o malestar del ser humano. Mientras todas las necesidades del niño son satisfechas, se siente seguro, amado, importante y simplemente bien. El principio que lo sostiene podía denominarse: estoy “ok”. Enfrenta a su ambiente de una forma natural. El niño se desarrolla normalmente, lo cual, por otro lado, satisface sus necesidades.
Ahora, mientras una necesidad queda herida, o sea, no fue satisfecha, su falta pone en marcha el motor de las energías del alma, buscando la satisfacción de la necesidad; es decir, que una persona hará todo lo posible para encontrar la restauración del equilibrio interior. La necesidad herida debe ser satisfecha. De la experiencia saca una evaluación de lo que pasó. Allí nace la decisión de qué hacer en el futuro en situaciones semejantes, para evitar lo que pueda causar dolor y para satisfacer las necesidades. De esta manera, en forma inconsciente, entran principios en la vida de una persona; también llamados creencias, valores o motivaciones. Es un proceso que transcurre inconscientemente. A consecuencia, son estos los principios que definen el cómo reaccionar automáticamente en situaciones parecidas a la vivencia primaria. Pero como el niño todavía no puede interpretar o evaluar bien muchas cosas, estos principios y los resultados de las acciones pueden ser útiles o pueden ser dañinos.
Los principios son cambiables. Querer forzar un cambio en el padrón de la conducta, incita un conflicto interno en la persona, porque se interfiere con un principio que busca la satisfacción de una necesidad.
c) El rol del consejero
Partiendo de esta base, es una tarea indispensable para un consejero que se familiarice con la historia del aconsejado para poder, a partir de allí, construir puentes de aclaración ante los comportamientos no deseados o sus nuevos anhelos no alcanzables. De esta manera, caerá la atención de la terapia, más bien, en el análisis de los principios que en el comportamiento mismo. Como punto de partida, cabe hacerse la pregunta: ¿cuál necesidad pretende el aconsejado suplir con su comportamiento? Si el consejero logra cristalizarlo, entonces puede comenzar el proceso de evaluación de los principios, a la luz de la Biblia, para sustituirlos por aquellos que concuerdan con la misma y que al mismo tiempo prometen una satisfacción a largo plazo, en armonía consigo mismo, con Dios y los demás.Conclusión
¿Un cambio real es posible? Sí, lo es, cuando el consejero trabaja enfocado en los principios y estos son sustituidos por otros que están en concordancia con las verdades bíblicas.Fuente: Quest, Franklin [1993] Fanklin Internacional Institut, Inc. L-6317 S.A.A.
Acerca del autor
El Lic. Paul Hiebert, está casado con Daniela y tienen cuatro hijos: Samuel, Rebekka, Tobías y Tirza. Terminó sus estudios teológicos en CEMTA y seguido hizo una especialización en Capellanía Hospitalaria en el Centro Médico Bautista. Ralizó una especialización en Bioética (UNA/Facultad de Medicina) y asimismo cursó las materias del programa de maestría en Ciencias Pastorales. Actualmente se dedica a tiempo completo a la Capellania del CEMTA wwww.cemta.com.org
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