Serie: Hablemos Claro.
En todas las naciones, culturas, tribus y lenguas, nosotros, los seres humanos, nos comunicamos de alguna manera. Es vital para nuestra existencia, para avanzar en la vida, para compartir pensamientos y sentimientos, para transmitir cierto mensaje a otro. Cuando hablamos, lo hacemos para aclarar algo - puede ser una cosa, persona, pensamiento, reglas, problemas, punto de vista sobre algo, emociones, etc. Sin comunicación estaríamos
perdidos. Aun los animales usan algo de comunicación para transmitir ciertos mensajes entre ellos. Las hienas en África llaman en voz alta cuando encuentran comida par invitar a otras hienas lejanas a compartir la carroña. Los sapos cantan, cuanto más fuerte mejor, para atraer a sus compañeras para reproducirse. Es vital para toda forma de vida el comunicarse de una u otra manera.
Cada persona tiene su propio filtro para entender o percibir las cosas. Lo que es obvio para una persona, puede no ser del todo claro para otra. Es exactamente este filtro el que también afecta la forma en que entendemos, interpretamos, y reaccionamos al mensaje que un individuo transmite a otro. A lo que me refiera o diga puede no ser lo que el oyente escucha o entiende. Entonces la persona puede responder con algo que no tiene relación con lo que yo pretendía que la conversación fuese. En ese sentido la conversación es un proceso de construir un mensaje hasta que ambos encontremos las mismas bases en entender un mismo mensaje.
En esta serie sobre comunicación me gustaría mirar algunas cosas para hacer la comunicación más fácil para ti como líder. Según Friedmann Schulz Von Thun en su libro, “Hablar Juntos” es de ayuda el dividir las conversaciones en las siguientes categorías para entender mejor lo que alguien quiere decir e inclusive si tú quieres transmitir cierto mensaje.
En breve, entender y comunicar correctamente implica escuchar atentamente a lo que la persona espera de ti y a expresar claramente a que fin estas comunicando. Se pueden evitar frustraciones y malentendidos haciéndote dos preguntas: ¿La persona frente a mí entiende la intención de mi conversación y mi rol en ella? y ¿Estoy escuchando de verdad lo que me presenta la persona? Hablar es fácil, mientras buena comunicación implica esfuerzo.
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