En la edición anterior enfatizamos la importancia de transmitir el mensaje desde el contexto original y hacerlo real en el contexto actual en que vivimos. Conocer a fondo los detalles que caracterizaron a la época en que fue escrito un texto bíblico es el camino que nos lleva a revivir la historia. En esta serie se explican los conceptos claves que conducen a una buena interpretación, con el fin de alcanzar a las personas a través de la Palabra en su situación actual y manteniendo lo que el autor quiso decir para la época en que fue escrito.
Contextos literarios: los primeros cinco círculos: palabra, frase, oración, párrafo, y sección, son comunes a todo tipo de literatura y se pueden aplicar a cualquier otro escrito.
Contextos bíblicos: los tres últimos círculos son categorías que solo aplican a la Biblia.
El libro bíblico: Una colección de libros escritos por diferentes autores y razones en diferentes tiempos. Es muy importante entender el tema de un libro y cómo cabe en él nuestro pasaje.
Conjunto literario: casi todos los libros de la Biblia son parte de un grupo de libros con características similares (el Pentateuco, libros históricos, de poesía, de profecía, los evangelios, epístolas, literatura paulina). Comparaciones entre estos libros pueden ayudarnos a entender mejor lo que dice un pasaje.
Testamento: no se debe ignorar la división de la Biblia en Antiguo y Nuevo Testamentos. Generalmente el AT predice y el NT cumple.
Biblia: todas nuestras interpretaciones deben tener sentido dentro en el contexto total de la Biblia.
Contextos de la Biblia: la Biblia misma también está en su contexto: la historia (acontecimientos que formaron los tiempos en que fueron escritos los libros bíblicos) y la cultura (prácticas y creencias de aquellos días, las cuales determinan el entendimiento de los autores bíblicos).
Además, en el ámbito espiritual, debe tener un sincero deseo de conocer y aceptar la verdad. “El exegeta hábil y profundo es aquel cuyo espíritu Dios ha tocado y cuya alma está avivada por las revelaciones del cielo. Ese fervor santificado debe ser disciplinado y controlado por una verdadera reverencia”. Y por último, es necesario que goce de una viva comunión con el Espíritu Santo.
José M. Martínez en su libro Hermenéutica Bíblica lo resume de esta manera:
“La Palabra de Dios, en la esencia de su contenido, tiene como destinatarios a los hombres de todos los tiempos. Por eso –reiteramos– no es suficiente que el intérprete se pregunte: «¿Qué dijo el autor a sus coetáneos?» Debe añadir: «¿Qué nos dice a nosotros hoy?» En la contestación debe resonar de nuevo la palabra divina con toda su fuerza iluminadora y renovadora. Todo lo que no sea esto se reduce a ejercicio académico estéril”.
Fuentes:
- La Hermenéutica, de M. S. Terry.
- Hermenéutica Bíblica, de José M. Martínez, citado en www.pensamientocristiano.com y en www.adorador.com
- Hermenéutica, de José M. Abreu. Tomado de www.centraldesermones.com
- Conferencia “Hermenéutica práctica para líderes”. Notas completas, de Roberto Haskell. Tomado de www.senderis.com
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