Las personas constituyen el recurso más valioso de una organización, y son la razón de existencia de la iglesia. En las ciencias de la ad...
Las personas constituyen el recurso más valioso de una organización, y son la razón de existencia de la iglesia. En las ciencias de la administración se enseña de que en una organización se administran (a) los bienes materiales, (b) los recursos humanos y (c) los sistemas. Administrar los bienes materiales tiene sus complicaciones, pero administrar a personas con sus ideas es un reto y una ciencia aparte. En la iglesia, el pastor tiene como tarea principal administrar a personas.
Administrando objetos e ideas.
Myron Rush escribe en su libro “Administración – Un enfoque bíblico”
que la dirección de una organización puede reducirse a dos categorías básicas: el enfoque en los objetos y el enfoque en las ideas. Desgraciadamente a las personas, a menudo, se les coloca en la categoría de objetos. En general es más fácil administrar los objetos que las ideas, porque los objetos son tangibles, mientras que las ideas son intangibles. En los objetos se incluyen presupuestos, medios de transporte o servicios públicos, materiales y suministros. Los objetos pueden ser contados, inventariados y en la mayoría de los casos fácilmente localizados y controlados. Por el contrario, las ideas no son visibles, son difíciles de evaluar, a veces difíciles de explicar y con facilidad se hace caso omiso de ellas y de hecho existen con frecuencia sin que la dirección sea consciente de su existencia. Todas las cosas en realidad principian como ideas en la mente de alguna persona. Todo objeto de fabricación humana, que existe o ha existido, fue concebido como una idea en la mente de una persona. Por la tanto el líder interesado en el progreso de su organización o iglesia debe darle máxima importancia al enfoque de las ideas.
que la dirección de una organización puede reducirse a dos categorías básicas: el enfoque en los objetos y el enfoque en las ideas. Desgraciadamente a las personas, a menudo, se les coloca en la categoría de objetos. En general es más fácil administrar los objetos que las ideas, porque los objetos son tangibles, mientras que las ideas son intangibles. En los objetos se incluyen presupuestos, medios de transporte o servicios públicos, materiales y suministros. Los objetos pueden ser contados, inventariados y en la mayoría de los casos fácilmente localizados y controlados. Por el contrario, las ideas no son visibles, son difíciles de evaluar, a veces difíciles de explicar y con facilidad se hace caso omiso de ellas y de hecho existen con frecuencia sin que la dirección sea consciente de su existencia. Todas las cosas en realidad principian como ideas en la mente de alguna persona. Todo objeto de fabricación humana, que existe o ha existido, fue concebido como una idea en la mente de una persona. Por la tanto el líder interesado en el progreso de su organización o iglesia debe darle máxima importancia al enfoque de las ideas.
La creatividad del hombre
Aproximadamente hace 4.000 años Dios dijo a su pueblo: “Nada les será imposible” (Génesis 11:6). Dios afirmaba que en el hombre existe el potencial inventivo creador ilimitado. Lo que Dios dijo hace tantos años, la ciencia ahora lo confirma, el hombre posee fenomenal potencia creadora. El hombre fue una creación muy especial, ya que de todas las criaturas de Dios sólo a él le fue dado el atributo divino de la razón (Gn. 1:26). El hombre es un ser racional, con el poder de tomar decisiones y con ingenio creador. Esto significa que la mente humana constituye el recurso más valioso para una organización.
Estimulando la creatividad para el crecimiento de la iglesia.
Toda persona posee la habilidad para hacer algo nuevo o para modificar algo viejo.
La Parábola de los Talentos encierra varios principios bíblicos de administración y de liderazgo, dos de los cuales, merecen ser considerados aquí. En primer lugar, Dios espera que la creatividad y la habilidad individual sean utilizadas. En segundo lugar establece que toda contribución individual debe ser recompensada por su esfuerzo. De aquí, que los líderes cristianos o pastores, deben estimular a sus miembros a utilizar sus habilidades para aumentar la productividad individual y el crecimiento de la iglesia.
Conforme se logra este objeto el líder deberá reconocer y dar crédito a aquellos que son responsables por este crecimiento logrado. A todo líder le corresponde ocuparse y asegurarse de que su organización crezca. Y debe recordar que Dios les ha dado a las personas ideas y creatividad para innovar y resolver problemas. Por consiguiente debe dedicarse a que el poder creador de sus miembros y sus líderes sea empleado al crecimiento de la iglesia.
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