El pastor es el encargado de un rebaño. Es su deber guiar, apacentar y defender a su rebaño. El mandato divino es; “Por tanto, mirad por vos...
El pastor es el encargado de un rebaño. Es su deber guiar, apacentar y defender a su rebaño. El mandato divino es; “Por tanto, mirad por vosotros, y por el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre.”
(Hechos 20:28) Nuestro señor dijo, al describir al buen pastor, “Las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por
nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante deellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.” (Juan 10:3-4)
Cada miembro de su rebaño es un alma encargado a su cuidado por el Señor y, si él es digno de la confianza puesto en él, él será uno de los que velan por las almas como quien ha de dar cuenta. (Heb. 13:17)
Pablo, cuando estaba en Efeso, enseñaba públicamente y también casa por casa. En su despedida final de los ancianos de Efeso él les encargó diciendo, “Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágri-
mas a cada uno.” (Hechos 20:31)
El Dr. Cuyler, pastor y teólogo en Brooklyn, dice, “Pastores jóvenes, tengan del principio la meta de ser pastores en todo sentido. Vaya durante la semana a los que quieren que vengan a usted en el día del Señor. Ocúpese cada mañana en estudiar libros. Por la tarde estudie puertas de casas y la naturaleza humana. La gente le dará material para sus mejores sermones prácticos. Después de hacer lo mejor posible el domingo vaya circulando entre su rebaño como Napoleón andaba a caballo después de la batalla para saber donde pegaron en el blanco y quienes fueron los lastimados.”
El Dr. Taylor, del Tabernáculo Broadway en Nueva York, en una disertación a jóvenes pastores dijo, “Ustedes van a ser un gran fracaso si son negligentes en visitar a los de
su congregación. El púlpito es su trono pero ningún trono es estable que no apoya sobre
el afecto de la gente. Para tener su afecto tendrán que visitarles en sus casas. Había
un tiempo cuando, para mí, la visitación era un trabajo penoso, pero ha llegado a ser mi
gozo. Cuando estoy inclinado a estar deprimido me voy para visitar mi rebaño. Es mi
anhelo salvar a ustedes de pasar como yo, por años de poco gozo. No quiero que uste-
des equivoquen como yo.” El pastor busca animar, instruir, restaurar, exhortar en amor, orar con y por los hermanos y en algunas ocasiones, compartir con ellos tiempo y
recursos económicos. En este ministerio se acentúa el amor sincero y el discipulado. El objetivo es cuidar a los miembros de la iglesia, velar para que se satisfagan las necesidades de los hermanos como lo dice la Palabra de Dios. Mateo 25:37-40; I Juan 3: 16-18.
(Hechos 20:28) Nuestro señor dijo, al describir al buen pastor, “Las ovejas oyen su voz; y a sus ovejas llama por
nombre, y las saca. Y cuando ha sacado fuera todas las propias, va delante deellas; y las ovejas le siguen, porque conocen su voz.” (Juan 10:3-4)
Cada miembro de su rebaño es un alma encargado a su cuidado por el Señor y, si él es digno de la confianza puesto en él, él será uno de los que velan por las almas como quien ha de dar cuenta. (Heb. 13:17)
Pablo, cuando estaba en Efeso, enseñaba públicamente y también casa por casa. En su despedida final de los ancianos de Efeso él les encargó diciendo, “Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágri-
mas a cada uno.” (Hechos 20:31)
El Dr. Cuyler, pastor y teólogo en Brooklyn, dice, “Pastores jóvenes, tengan del principio la meta de ser pastores en todo sentido. Vaya durante la semana a los que quieren que vengan a usted en el día del Señor. Ocúpese cada mañana en estudiar libros. Por la tarde estudie puertas de casas y la naturaleza humana. La gente le dará material para sus mejores sermones prácticos. Después de hacer lo mejor posible el domingo vaya circulando entre su rebaño como Napoleón andaba a caballo después de la batalla para saber donde pegaron en el blanco y quienes fueron los lastimados.”
El Dr. Taylor, del Tabernáculo Broadway en Nueva York, en una disertación a jóvenes pastores dijo, “Ustedes van a ser un gran fracaso si son negligentes en visitar a los de
su congregación. El púlpito es su trono pero ningún trono es estable que no apoya sobre
el afecto de la gente. Para tener su afecto tendrán que visitarles en sus casas. Había
un tiempo cuando, para mí, la visitación era un trabajo penoso, pero ha llegado a ser mi
gozo. Cuando estoy inclinado a estar deprimido me voy para visitar mi rebaño. Es mi
anhelo salvar a ustedes de pasar como yo, por años de poco gozo. No quiero que uste-
des equivoquen como yo.” El pastor busca animar, instruir, restaurar, exhortar en amor, orar con y por los hermanos y en algunas ocasiones, compartir con ellos tiempo y
recursos económicos. En este ministerio se acentúa el amor sincero y el discipulado. El objetivo es cuidar a los miembros de la iglesia, velar para que se satisfagan las necesidades de los hermanos como lo dice la Palabra de Dios. Mateo 25:37-40; I Juan 3: 16-18.