Apocalípsis – ¿Misterios o Sorpresas?. Entrevista al Teólogo Juan Stam, profundo conocedor y expositor de las enseñanzas bíblicas del...
Apocalípsis – ¿Misterios o Sorpresas?. Entrevista al Teólogo Juan Stam, profundo conocedor y expositor de las enseñanzas bíblicas del Apocalipsis.
¿Cómo se inició su ministerio en Latinoamérica?
Luego de estudiar en Wheaton y
Fuller estudiamos castellano, y aunque hacían falta profesores en el Seminario
Bíblico de San José, nuestra misión muy sabiamente decidió enviarnos a realizar
un pastorado rural en el noreste de Costa Rica, en el pueblo de Santa Cruz,
esto ya hace más de 50 años. Esta experiencia fue extraordinariamente formativa
para nosotros. En realidad, lo fue mucho más que los años de estudio en el
aula. Allí aprendimos los dichos, disfrutamos los chistes y escuchamos las
historias de los campesinos, nos enamoramos de la gente y de todo lo
latinoamericano, y con eso también más de Jesucristo y de su evangelio.
Desde entonces siento que llevo
adentro un pastor campesino, mucho más que sólo un profesor académico.
¿Qué métodos de estudio de la Biblia Ud. recomienda a los pastores Latinoamericanos?
Me gusta recomendar tres
herramientas para el estudio bíblico, porque he visto a través de muchos años
lo valiosas que son.
Una segunda herramienta
indispensable para el bueno estudio bíblico es un borrador (de pizarra y lo más
grande posible). Un problema mayor en el estudio bíblico es que no queremos que
la Biblia cambie nuestras ideas y nuestra vida. Es demasiado incómodo, y nos
pone nerviosos. Claro, esos cambios tienen que estar sujetos a la Palabra; la
lupa tiene que ir antes del borrador.
Finalmente, la tercera
herramienta es un par de audífonos, para sintonizar la voz de Dios. No
estudiamos las escrituras sólo para ser expertos en conocimiento bíblico, sino
para escuchar al Señor, ser discípulos fieles y obedecer su voluntad. No bastan
la lupa y el borrador; necesitamos también audífonos espirituales.
¿Cómo debería ser estudiado el libro de Apocalipsis?
¡Quién entra al mundo del
Apocalipsis tiene que estar preparado para muchas sorpresas! El Apocalipsis es
un libro realmente único dentro del canon bíblico y aún en la literatura
universal.
En primer lugar los lectores
modernos del Apocalipsis deben tratar de comprender el mensaje que el libro
tenía para los creyentes del Asia Menor, en tiempos de Juan. Estudiar el
trasfondo histórico, las claves hermenéuticas y el mensaje del Apocalipsis es
un trabajo de toda una vida.
A pesar de la dificultad del paso
de casi dos milenios desde que el libro salió a la luz, abundan los datos que
ayudan a entender el mensaje central de todos los pasajes e incluso la inmensa
mayoría de los detalles. A veces, sin embargo, es necesario simplemente
confesar nuestra actual ignorancia ante ciertas frases del texto. Para otros
detalles hay una o más interpretaciones posibles pero ninguna segura.
A menudo el trabajo de averiguar
las diversas alternativas de interpretación, los pro y los contra de cada una,
es arduo y lento. El Apocalipsis es para los valientes que se animan a buscar
en el texto con la lupa; pero también es para humildes, para los que desean
escuchar con suficiente respeto lo que realmente dice el texto inspirado.
Muchos creen entender este libro
y tienen sensacionales explicaciones para casi todos sus detalles. Eso puede
impresionarnos y hasta deslumbrarnos, pero surge un pequeño problema; cuando
examinamos cuidadosamente el texto del Apocalipsis, muchas veces resulta
difícil o imposible corroborar las interpretaciones espectaculares que
pretenden dársele al libro. Algunas “profecías” (Hitler como el anticristo,
Moscú como Magog, la Naciones Unidas como el caballo blanco) han resultado
claramente equivocadas.
¿Cómo inició Ud. sus estudios del Apocalipsis?
El libro del Apocalipsis me ha
inspirado durante más de medio siglo. Tanto personalmente como en los cursos
del Seminario fui enfocando mi visión en este maravilloso libro. Una
congregación rural de Costa Rica, me rogó a fines de la década del sesenta que
les diera un mes de estudios del Apocalipsis. Fue el primero de muchos
centenares de sermones y clases sobre este libro y sobre escatología, en la
mayoría de los países de América Latina.
He aprendido lecciones valiosas
de los hermanos, los estudiantes de seminario con los cuales estudiamos este
libro, y de mi esposa Doris, compañera fiel en nuestro peregrinaje compartido.
Fue una aventura muy desafiante la de preparar el Comentario Bíblico
Iberoamericano, editado por ediciones Kairos.
¿Es posible entender hoy en día el Apocalipsis, Dr. Stam?
En contraste con el libro de
Daniel, Apocalipsis es un libro abierto. El Cordero desató los sellos. Los
creyentes que tienen sabiduría pueden entender el mensaje de esta profecía.
Pero en este libro no debemos buscar sentidos futuros que el mismo Juan no
hubiera entendido. Es bastante distinto de la impresión que muchos tienen hoy
en día, y de la forma en que muchos suelen leerlo, como si el libro fuera un
rompecabezas esotérico y como si la bendición prometida se dirigiera a los que
fuesen capaces de resolver el crucigrama futurista, y poner en orden
cronológico todos los eventos venideros para hacer un cuadro gráfico de todo el
porvenir.
Lamentablemente la mayoría de los
lectores modernos se acercan al Apocalipsis con muchos presupuestos equivocados
que obstaculizan el entendimiento fiel de su mensaje. Muchas veces le hacemos
al libro preguntas que el autor y los lectores no planteaban. A menudo insistimos
en ver cosas que no están en el texto y, por concentrarnos en esas cosas que
creemos ver pero no están, no percibimos las enseñanzas que sí están escritas.
El Apocalipsis fue escrito para
ser entendido precisamente por los fieles comunes y corrientes de Asia Menor.
No fue escrito para especialistas ni eruditos, quienes tendrían que
explicárselo a la iglesia. Su sitio original no era el escritorio del experto
sino la congregación en su lectura comunitaria.
Muchos ven en el Apocalipsis solo catástrofes. ¿Cuál es el verdadero mensaje presentado por Juan?
Algo raro ha pasado con este
libro. Fue escrito para quitarles el miedo a los cristianos de Asia Menor del
siglo I, pero ahora tiene el efecto opuesto: llena de miedo a muchos lectores.
Ellos, que vivían amenazados, lo recibían como esperanza; nosotros que vivimos
tranquilos, lo recibimos a menudo como amenazante. Algunos hasta sufren
pesadillas con las dantescas imágenes de Juan, y predicadores oportunistas las
explotan para ejercitar un terrorismo apocalíptico. ¡Al contrario: el
Apocalipsis es un mensaje de esperanza en Cristo que debe llenarnos de gozo!
Pero, ¿Tiene el Apocalipsis algo que decirnos referente al futuro?
Es cierto que el Apocalipsis
anuncia muchas cosas venideras que se extienden hasta el mismo fin del mundo.
Habla de algunas cosas futuras que Juan no parece concebir como de su propia
época, como por ejemplo una confrontación final que se llama Armagedón, la
vendida del Hijo del hombre, el juicio final y la nueva creación. Negar todos
estos elementos de escatología futura sería negar el claro mensaje bíblico del
libro.
Pero también es cierto que esas
enseñanzas futuras, por muy importantes que sean, no agotan el mensaje del
Apocalipsis. De hecho, ni siquiera constituyen el mensaje central del libro. Si
analizamos el Apocalipsis cuidadosamente, sin presupuestos que no surgen del
texto mismo, descubriremos que la principal concentración del libro se enfoca
sobre la situación inmediata en que las congregaciones del Asia Menor se hallan
inmersas. En ningún momento deja atrás la realidad sociohistoríca de su época.
Todo el libro de Apocalipsis es
un mensaje directo para sus primeros lectores. Juan describe acontecimientos
futuros, pero en términos comprensibles para los lectores de su época. Nunca
les hace entender que está vaticinando cosas que ellos no podrían comprender,
tales como aviones, bombas, cohetes, petróleo, explosiones atómicas,
computadoras, códigos de barras o microchips. Les habla claramente de temas y
objetos que entienden, aun cuando describe realidades venideras.
Por lo tanto interpretar el
Apocalipsis en términos de cosas que ni Juan ni sus lectores hubieran
entendido, y que tampoco señalan las palabras del texto, es caer en un error
grave.
Algunas recomendaciones para interpretar el Apocalipsis:
– Interpretar el Apocalipsis
exegéticamente: Ser fiel al texto, y a lo que está escrito. No quitar, ni
añadir.
– Interpretar el Apocalipsis
históricamente: Conocer el contexto histórico de lo que ocurría en la época de
Juan.
– Interpretar el Apocalipsis
Cristocéntricamente: El tema central de todo el Apocalipsis es Cristo, el
Señor. No las bestias ni el anticristo.
– Interpretar el Apocalipsis
imaginativamente: Utilizar los ojos de la imaginación y todos los sentidos
físicos para entender la riqueza de su simbología.
– Interpretar el Apocalipsis
pastoralmente: El mensaje debe ser para orientar y fortalecer a la
congregación, especialmente para infundir gozo, y esperanza en medio de crisis.
– Interpretar el Apocalipsis
prácticamente: Para orientar la conducta ética de la vida de la iglesia. El
mensaje tiene mucho que decir también a la comunidad a través de la voz
profética de la iglesia sobre la justicia social y económica.
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Juan Stam (78), oriundo de Paterson, Nueva Jersey, es uno de los teólogos evangélicos «latinoamericanos» más pertinentes de la actualidad. Aunque es estadounidense de nacimiento, se nacionalizó costarricense como parte de un proceso de identificación con América Latina que lleva más de cincuenta años. Está casado con Doris y tienen 3 hijos y 5 nietos. Juan es Dr. en teología, por la Universidad de Basilea, Suiza. Es docente y escritor de libros, artículos y del Comentario Biblico Iberoamericano de Apocalipsis.