Comprendiendo las cualidades y necesidades de la adolescencia La adolescencia, según la Organización Mundial de la Salud, es un período...
Comprendiendo las cualidades y necesidades de la adolescencia
La adolescencia, según la Organización
Mundial de la Salud, es un período de vida
comprendido entre los 10 y los 19 años,
aunque varios especialistas han desarrollado la teoría que la edad de iniciación de
esta etapa se está adelantando entre los 8
y 9 años, y se está extendiendo en algunos casos hasta los 25 y 26 años. Aunque
estoy seguro que muchos encontrarán en
sus grupos a aquellos denominados «eternos adolescentes», que por no poder cerrar
capítulos en su vida, se encuentran bloqueados en esta etapa crucial y sumamente
trascendente.
Cambios, cambios, cambios...
La adolescencia es principalmente una etapa de cambios en todas las áreas: biológica,
social, sexual y principalmente en el área
psicológica, que va directamente relacionada a la toma de decisiones. Decisiones
que a su vez, en gran manera, acompañarán a una persona toda su vida.
En esta etapa están empezando a desarrollar el área cognitiva (capacidad de pensamiento abstracto). El neo cortex, situado en
la parte frontal de la cabeza, comienza a recibir un flujo de información en forma de
neurotransmisores y un disparo constante
de hormonas, la mayoría de ellas aceleradas a un máximo nivel.
Los adolescentes, acostumbrados en su
niñez a manipular objetos (juguetes), con
el área racional empezando a funcionar, se
ven atraídos y en algunos casos arrastrados
a manipular pensamientos y, en el peor de
los casos, a manipular personas. En algunos de ellos ya desde su niñez se puede notar esta tendencia muy fuerte.
El valor del discipulado personal
Esta es una generación que no se deja llevar por medias tintas, y aunque muchos
la juzguen como holgazana y sin metas
ni objetivos, es una generación que tiene
la habilidad innata de crear y desarrollar
cosas con el menor esfuerzo, pero sí con
mucho acceso al conocimiento y la información.
Los adolescentes tienen la capacidad como
nunca antes —ni después— de manejar la
mayor cantidad de información posible.
Sin embargo, en contrapartida, se caracterizan por carecer de herramientas y estrategias eficaces para tomar decisiones, y es
ahí donde el discipulado personal obtiene
los mayores beneficios y los mejores resultados.
Ayudar al adolescente confundido dándoles principios inmutables, con códigos de
ética y conducta, más que una posibilidad
es una obligación de cada pastor o líder
de jóvenes en este tiempo. Un adolescente en confusión generalmente es producto
de una niñez sin límites y sin guía, y proveerles de esto es una obligación y una necesidad que su adolescente con el tiempo
agradecerá.
Búsqueda de modelos
También este es un tiempo de amplio desarrollo del pensamiento crítico y el idealismo. Los adolescentes buscan personas que
por sobre todas las cosas vivan lo que predican. Al encontrarse con este tipo de pastores y/o líderes, los adolescentes confiarán
sus vidas a ellos y recibirán su instrucción.
Por otro lado, si un adolescente encuentra
una persona que predica cosas malas y vive
conforme a lo malo que predica, también
es probable que genere en él una atracción,
y es por eso que personas adultas de vidas
desordenadas se convierten en modelos a
seguir para muchos adolescentes. En otras
palabras, ellos están buscando personas íntegramente buenas o, en su defecto, íntegramente malas para seguir.
Aprender a tomar decisiones
Una de las capacidades que nuestros adolescentes necesitan adquirir es la habilidad
de resolver problemas y situaciones complejas. Uno de los factores condicionantes,
y probablemente que más bloqueo produce en ellos es el factor emocional. A partir
de los 3 años de edad el área emocional es
prácticamente lo que más desarrollamos,
pero el área mental cognitiva recién a partir de los 7 u 8 años. O sea, las emociones
llevan una ventaja en su aparición y proceso en la vida de nuestros adolescentes.
Es fundamental enseñarles en esta etapa
a no tomar decisiones fundamentados en
sus emociones, enseñarles que estas no son
constantes y por consecuencia poco confiables, al ser muy variables y cambiantes.
El desafío es ir equilibrando el área emocional y el área racional, de modo que la
toma de decisiones se pueda realizar con
madurez y teniendo todas las herramientas
a su alcance.
Si logramos este equilibrio, entre emoción
y razón, estaremos brindando una ayuda
fundamental en el desarrollo de nuestros
adolescentes. Que nuestro buen Dios nos
ayude y nos dé sabiduría.
Por Renée Pereira
Pastor de la iglesia Centro Familiar de
Adoración en la ciudad de Fernando
de la Mora, Paraguay. Casado con
Sara Moreno por más de 14 años, padre de Ian (10) y Nina (4). Diplomado
en Teología y psicólogo clínico y deportivo, actualmente es director del Dpto. de Psicología de
la iglesia Centro Familiar de Adoración (Central). Es además
profesor y coordinador del área de Consejería en el Centro de
Estudios Bíblicos y miembro del Dpto. Educativo de la misma
iglesia.
reneepereiraps@gmail.com