¡La depresión no es invencible! Para introducirnos en el tema de los distintos tipos de depresión y su sanidad, nos va a ayudar saber cu...
¡La depresión no es invencible!
Para introducirnos en el tema de los distintos tipos de depresión y su sanidad, nos va a ayudar saber cuáles y cómo son afectadas cada área de nuestro ser. En 1 Tesalonicensess 5.23 tenemos una magnífica radiografía antropológica del ser humano.Hablar de depresión en un cristiano es para muchos una contradicción: «No es posible que un cristiano padezca depresión», es la creencia generalizada. Más aún, para muchos estar depresivos es falta de fe. Pero los grados de depresión van desde un simple estado anímico negativo hasta una seria enfermedad, que se manifiesta a través de angustia, nerviosismo, apatía total, agresividad, etc.
Sintetizando mucho, existen tres tipos de depresión según el área que afecte:
La depresión física o endógena
Es la que sufre nuestro organismo. Generalmente es genético. Aparece por falta de alguna sustancia química en la sinapsis, que conecta las neuronas y que les permite el paso de la corriente bio-eléctrica entre sí.En este caso no debe torturarse a quien sufra esta enfermedad culpándolo por su poco ánimo. El enfermo se siente como encadenado en un pozo cuyas paredes son lisas y del que no puede salir; mientras escucha a alguien gritarle que salga sin poder brindarle ningún tipo de ayuda y tampoco
el que está sufriendo pueda hacer nada. La medicación es imprescindible y el progreso lento.
Los cristianos con este tipo de depresión pueden llegar a tener pensamientos o intentos de cometer actos suicidas. El depresivo comienza a desvalorizarse a sí mismo, a echarse la culpa de todos los problemas de su alrededor, y a pensar inconscientemente que su desaparición sería la solución para los demás. Su muerte significa «eliminar el mal que se ha anidado en su ser y es responsable del mal que sufren los otros». En el grado máximo de depresión se está a un paso del suicidio.
La depresión psicológica
También llamada reactiva, se desencadena por circunstancias externas que despiertan internamente tristeza y angustia. Puede ser por graves accidentes, enfermedades, muerte de un ser querido, conflictos, etc. Este cuadro requiere aconsejamiento pastoral o terapia profesional, y tal vez medicación por breve tiempo.Puede decirse que, frente a la muerte, el cristiano quizá está más expuesto a la depresión reactiva, aunque tenga la esperanza de la vida eterna. Por ejemplo ante la muerte del cónyuge, al cual se había unido de acuerdo a los principios bíblicos llegando a ser «una sola carne» (Gen. 2:24; Mat. 19:5) la separación lo deja «en carne viva»,
porque el cristiano valora de forma diferente, el matrimonio, la familia, la vida, etc.
Para sobrellevar la depresión reactiva en el cristiano la Palabra de Dios es fundamental (Fil 4.6-9, 1 P 5.7) y, si es recetada, medicación suave por un tiempo breve.
Depresión ¿espiritual?
También existe una depresión a la que llamaremos «espiritual», que curiosa y lógicamente ¡solo la sufren los cristianos nacidos de nuevo! Y es cuando el Espíritu Santo «se contrista» y por ende contrista al cristiano que peca o permanece en pecado. La cura es realmente milagrosa, mediante la confesión de pecado que restaura la comunión con Dios. La oración, la lectura, el estudio personal de la Biblia y el congregarse son los complementos indispensables para esta cura milagrosa. Si leemos en Efesios 4 desde el vs. 25 al 32, vamos a comprender mejor este cuadro.Acerca del autor:
Osvaldo Juan Maccio (ojmaccioyasoc@hotmail.com) es anciano de la Iglesia Cristiana Evangélica en Buenos Aires, Argentina. Lleva 52 años de casado con Carmen y tienen cinco hijos y cinco nietos. Es doctor en Psicología y profesor universitario. Ha desempeñado actividades en psicología clínica, educacional y organizacional, y realizado retiros y seminarios para matrimonios por más de 30 años.