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¿Te has sentido alguna vez como que tu fe no es tan fuerte como quisieras? A Antonio le está pasando eso mismo. Ante las dificultades o desafíos, tiende a sentirse inseguro. Le pasa a menudo que está insatisfecho consigo mismo por este motivo.
Es un buen cristiano, que ama a Dios y quiere sinceramente agradarle. ¿Cómo podría Antonio conseguir una fe más fuerte, que le permitiera disfrutar más de su vida cristiana?
Qué es la fe según la Biblia
La Biblia habla de la fe como la confianza en la Palabra de Dios que lleva a una persona a someterse a Él y obedecer Su voluntad. Tanto la palabra emunah en el Antiguo Testamento como la palabra pistis en el Nuevo denotan las ideas de «verdad, fidelidad, firmeza». El autor de Hebreos define la fe como «la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve» (He 11.1 RV60), y más adelante ofrece una lista de notables «héroes de la fe», que impulsados por su confianza obediente en Dios realizaron hechos sorprendentes.Tales ejemplos de hombres y mujeres de fe en la Biblia, o incluso en la historia de la iglesia, suelen despertar la inquietud de Antonio: ¿Cómo obtuvieron estas personas una fe tan fuerte? Adversidades impensables, situaciones imposibles, metas inalcanzables, y sin embargo triunfaron. «¿Cómo puedo tener esa clase de fe yo también?», se cuestiona.
La fe es dinámica constante
Una de las primeras cosas que debemos saber es que la fe es dinámica, no estática. Esto quiere decir simplemente que la fe constantemente se está moviendo en algún sentido. Puede estar creciendo como también se puede disminuir y atrofiar. Para poner una ilustración, digamos que la fe se parece a nuestros músculos, y necesita buena alimentación y ejercicio constante para desarrollarse y mantenerse sana y fuerte.El crecimiento de mi fe
Esto nos lleva a la primera conclusión en este tema: Antonio no puede esperar que su fe crezca y se fortalezca por sí sola. Tiene que hacer algo para que esto suceda, siempre. No importa cuánto tiempo llevemos de conocer a Dios, no llegará el día en que podamos decir —sin engañarnos a nosotros mismos—: «Muy bien, mi fe ya es lo suficientemente fuerte, ahora puedo relajarme».Lo que se requiere para alcanzar una fe fuerte
Hay varias cosas que la Escritura en su conjunto nos enseña que la fe necesita para fortalecerse. Aquí solo vamos a enumerar a grandes rasgos los ingredientes más indispensables, en nuestra opinión, para desarrollar una fe fuerte:La Biblia
La fe necesita estar fundada en la Palabra de Dios y alimentarse de ella a diario. De hecho, la fe nació como resultado de la Palabra de Dios en nosotros (Ro 10.17). Por eso, cualquier anhelo por una fe más fuerte debe comenzar por afirmar el hábito de leer y meditar en la Palabra de Dios (Jos 1.8; Sal 1.2-3).Pedro instó a sus lectores a que «deseen con ansias la leche pura de la palabra, como niños recién nacidos. Así, por medio de ella, crecerán en su salvación» (1 P 2.2). Escuchar música y leer libros cristianos puede ser de relativa ayuda para Antonio, pero alimentarse directamente del mensaje viviente de la Biblia es indispensable.
La oración
Con mucha razón Spurgeon solía decir: «Temo por el hombre que nunca ora». La fe es el escudo de Antonio (Ef 6.16), y sin la oración este escudo pierde su fuerza, dejándolo como blanco fácil en la batalla espiritual.La oración es el medio por el cual expresamos nuestra confianza y dependencia de Dios. La oración puede guardar a Antonio de caer en tentación (Mt 26.41), cambiar sus preocupaciones por la paz de Dios (Fil 4.6-7), y llevarlo a experimentar el favor de Dios si persevera en ella (Mt 7.7; Col 4.2).
La oración estimularía su fe (Stg 1.6-7; cf. 5.17-18) y de este modo la desarrollaría y fortalecería.
Las buenas obras
Hemos dicho que la fe es como un músculo. Así, la fe que crece y se fortalece es aquella que está en acción, que se ejercita por medio de las buenas obras. Más aún, la única fe verdadera es la que se manifiesta en buenas obras: «Sin embargo, alguien dirá: “Tú tienes fe, y yo tengo obras”. Pues bien, muéstrame tu fe sin las obras, y yo te mostraré la fe por mis obras» (Stg. 2.18).Por «poco espiritual» que pueda parecer, lo que le daría a Antonio una fe más fuerte y vigorosa no es tanto ayunar tres días enteros, hacer largos retiros en soledad, y ese tipo de cosas, sino simplemente poner su fe en acción. ¿Qué oportunidades de servicio tiene él en su comunidad? ¿A quién podrías servir un vaso de agua hoy en nombre de Jesús?
Apenas su fe «entre en calentamiento» mediante hacer el bien a otros, Antonio empezará a notar que su fe está siendo aumentada, ¡y gozosamente!
Las pruebas
Las crisis y dificultades producen resistencia y madurez. «Hermanos míos, considérense muy dichosos cuando tengan que enfrentarse con diversas pruebas, pues ya saben que la prueba de su fe produce constancia» (Stg 1.2-3).Y contrariamente al pensamiento común, la fe no siempre «gana», en el sentido que normalmente se entiende la palabra «ganar». Mira a quiénes más incluye la galería de la fe en Hebreos 11: «Otros, en cambio, fueron muertos a golpes... sufrieron la prueba de burlas y azotes, e incluso de cadenas y cárceles. Fueron apedreados, aserrados por la mitad, asesinados a filo de espada. Anduvieron fugi- tivos de aquí para allá, cubiertos de pieles de oveja y de cabra, pasando necesidades, afligidos y maltratados» (He 11.35-37).
La comunidad
Un aspecto que muchas veces se pasa por alto al abordar el tema del crecimiento de la fe es el papel fundamental de la comunidad de creyentes. La fe de Antonio no podrá crecer aislada de su familia espiritual, la iglesia. Por su naturaleza, la fe necesita expresarse y desarrollarse en el ámbito de la comunión.Esta verdad necesita ser enfatizada con mucha urgencia en nuestros tiempos en que se promueve y practica una fe individualista y centrada en uno mismo. La genuina fe cristiana es siempre comunitaria.
La comunión de la iglesia brindará a Antonio la oportunidad de ser apoyado, ministrado y cuidado por otros (Col 3.16; 1 Ts 5.11), a la vez que le proveerá el ejemplo de otros creyentes cuya fe y madurez puede inspirar en él el crecimiento espiritual que necesita (Fil 3.17; He 13.7). Sin estas condiciones, el desarrollo de una fe fuerte será muy difícil.
Un llamado a la inversión en la fe
¿Qué clase de fe esperas tú tener mañana? Igual que para Antonio, esto se determina por las cosas que hoy estás haciendo al respecto. ¿Cuáles son tus hábitos personales? ¿A qué le das prioridad en tu vida diaria? ¿Quiénes son los amigos que más frecuentas? ¿Cuáles son tus temas de conversación?Invertir en tu fe y en la de tus seres más cercanos es una cuestión decisiva, que requiere intencionalidad, determinación y constancia. ¡Pero es la inversión más segura, tanto en esta vida como en la eternidad!
