vida con gozo, el gozo en la vida,
POR JUAN CARLOS PÉREZ IDARRAGA. Un artículo acerca de como vivir una vida con gozo.
Entre preguntas y preguntas fui entrando al evento, viendo la clase de personas que había. Fue mi sorpresa ver empresarios, profesionales, gente conocida del gobierno, los deportes, la cultura, entre otros. Me senté a prestar atención. Por tres días estuvimos 1.200 hombres que nos considerábamos exitosos, escuchando a otros hombres. Se nos preguntaba como eje central de este encuentro:
«¿Cómo encontrar gozo y equilibrio en la vida en las diferentes áreas del ser?»
Curiosamente me venía haciendo esta misma pregunta de diferentes formas: ¿Cuál es el propósito de lo que hago? ¿Por qué logro ser exitoso en unas áreas y en otras no? ¿Cómo lograr tener satisfacción cuando alcanzo lo que me propongo integralmente?
Me cautivó porque anhelaba esa respuesta personalmente. Paso siguiente, el expositor explicó: «Tenemos la capacidad de lograr lo que nos propongamos, pero muchas veces eso no llenará tu corazón. Solo Dios Padre a través de Su Santo Espíritu podrá llenar tu corazón con gozo. Lo que estás buscando es gozo en esos logros, y el gozo es gratuito».
Miré a mi lado, y me di cuenta que no era el único que anhelaba respuestas. Si hubiera entrado una mosca a ese lugar lo hubiéramos escuchado como un ejército que marcha; el silencio y la atención a la pregunta y sus respuestas eran una necesidad de todos.
Hoy no quiero darte un resumen de lo que escuché ese día. Hoy quiero compartir contigo parte de lo que he descubierto durante estos 18 años como coach, que he venido ayudando a líderes de diferentes partes de Latinoamérica a encontrar ese gozo y equilibrio a medida que son exitosos en las diferentes áreas de su ser.
Es por eso que muchas veces logramos lo propuesto y no hay satisfacción porque no era como nos lo imaginamos, o lo que nos imaginamos no generó lo que esperábamos. El gozo es un «don», o un «fruto espiritual», o un «estado espiritual» que se recibe o se vive cuando vives los propósitos de Dios en tu vida.
Esto significa que no dependerás de lo que logres para tener gozo. El gozo es algo que Dios derramara a través de Su Espíritu Santo en tu corazón cuando lo buscas a Él en una relación personal permanente. Escuché a una joven después de un entrenamiento que di en este tema, la cual dijo: «Ya entendí: el gozo no es el punto de llegada, es la forma en la que viajamos». Esa visión me gustó, porque es real.
Hemos confundido el gozo con el logro de nuestros objetivos o la satisfacción que sentimos. Podemos tener gozo aunque no estemos satisfechos, porque podemos optar gozarnos en el camino a nuestras metas independientemente de que las logremos.
Esa confianza trae gozo al corazón.
Es por esto que él nos anima a decidir que nuestra reacción sea gozarnos independientemente de lo que vivamos.
Pero necesitas renovar esa decisión en medio de cada circunstancia que vivas, pidiéndole a Dios que te llene de ese gozo, porque cada día fue creado por Él para ti. «Éste es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él» (Sal 118.24 RV60).
«Aunque la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me gozaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!» (Hab 3.17-18 RV60).
Acerca del autor:
Juan Carlos (perezidarraga@hotmail.com) es colombiano, pastor, abogado especialista en Derecho Comercial, temas de liderazgo y coaching. Actualmente Gerente general de la Corporación para la Formación Integral y el Liderazgo (CORFOLIDER) y director de los Centros de Formación y Liderazgo Cristiano (CENFOL) en Paraguay. Casado con Carolina Avendaño, con quien tiene dos hijos: Daniela (5) y Emmanuel (2).
El gozo como ingrediente infaltable de la fe cristiana.
Cuando tenía 20 años vivía en Medellín, esa hermosa ciudad colombiana bañada por un río, la cual hoy es ejemplo de innovación a nivel mundial después de haber sido una de las ciudades de mayor violencia. Fui invitado como asistente a un congreso solo para hombres en el mejor hotel de la ciudad. Me hice muchas preguntas: ¿Será que esta es pura gente necesitada? ¿Serán hombres con problemas? ¿Para qué se reunirán?Entre preguntas y preguntas fui entrando al evento, viendo la clase de personas que había. Fue mi sorpresa ver empresarios, profesionales, gente conocida del gobierno, los deportes, la cultura, entre otros. Me senté a prestar atención. Por tres días estuvimos 1.200 hombres que nos considerábamos exitosos, escuchando a otros hombres. Se nos preguntaba como eje central de este encuentro:
«¿Cómo encontrar gozo y equilibrio en la vida en las diferentes áreas del ser?»
Curiosamente me venía haciendo esta misma pregunta de diferentes formas: ¿Cuál es el propósito de lo que hago? ¿Por qué logro ser exitoso en unas áreas y en otras no? ¿Cómo lograr tener satisfacción cuando alcanzo lo que me propongo integralmente?
¿De qué vale?
Uno de los expositores, que era presidente de una multinacional, hizo esta pregunta: «¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero si al final va a perder su alma?» (cf. Mt 16.26). Una pregunta similar la había hecho alguna vez el legendario rey judío Salomón, al final de sus días, cuando había tenido todo lo que cualquier hombre desearía (Ec 2.1-11).Me cautivó porque anhelaba esa respuesta personalmente. Paso siguiente, el expositor explicó: «Tenemos la capacidad de lograr lo que nos propongamos, pero muchas veces eso no llenará tu corazón. Solo Dios Padre a través de Su Santo Espíritu podrá llenar tu corazón con gozo. Lo que estás buscando es gozo en esos logros, y el gozo es gratuito».
Miré a mi lado, y me di cuenta que no era el único que anhelaba respuestas. Si hubiera entrado una mosca a ese lugar lo hubiéramos escuchado como un ejército que marcha; el silencio y la atención a la pregunta y sus respuestas eran una necesidad de todos.
Hoy no quiero darte un resumen de lo que escuché ese día. Hoy quiero compartir contigo parte de lo que he descubierto durante estos 18 años como coach, que he venido ayudando a líderes de diferentes partes de Latinoamérica a encontrar ese gozo y equilibrio a medida que son exitosos en las diferentes áreas de su ser.
- Lo primero que necesitamos entender es: ¿Para qué hacemos las cosas, y qué es el gozo realmente?
- Segundo: El gozo es algo gratuito a disposición de todos, y no depende de lo que hagamos.
- Tercero: Hay que diferenciar el gozo de las emociones y circunstancias que nos rodean.
- Cuarto: ¿Cómo logramos que el gozo permanezca?
Qué significa realmente vivir con gozo
Hay una tendencia psicológica a creer que por el hecho de obtener resultados hay gozo. Hay que diferenciar el gozo de la satisfacción. La satisfacción es la emoción momentánea que vamos a vivir si logramos lo propuesto como nos lo imaginamos.Es por eso que muchas veces logramos lo propuesto y no hay satisfacción porque no era como nos lo imaginamos, o lo que nos imaginamos no generó lo que esperábamos. El gozo es un «don», o un «fruto espiritual», o un «estado espiritual» que se recibe o se vive cuando vives los propósitos de Dios en tu vida.
Esto significa que no dependerás de lo que logres para tener gozo. El gozo es algo que Dios derramara a través de Su Espíritu Santo en tu corazón cuando lo buscas a Él en una relación personal permanente. Escuché a una joven después de un entrenamiento que di en este tema, la cual dijo: «Ya entendí: el gozo no es el punto de llegada, es la forma en la que viajamos». Esa visión me gustó, porque es real.
Hemos confundido el gozo con el logro de nuestros objetivos o la satisfacción que sentimos. Podemos tener gozo aunque no estemos satisfechos, porque podemos optar gozarnos en el camino a nuestras metas independientemente de que las logremos.
El gozo es algo gratuito a disposición de todos, y no depende de lo que hagamos
Piensa por un momento en algo por lo que no haya que pagar. Si observas bien, normalmente pensamos que hay que pagar por todo lo que tenemos. Lo que sucede con el gozo es que es un fruto a cosechar en una comunión íntima con el Espíritu de Dios, el cual Él lo entrega al estar con Él. Aunque no demos fruto puedo decidir gozarme y entender los propósitos que hay en lo que vivo, porque si Dios me ama hay un plan con lo que vivo.Esa confianza trae gozo al corazón.
Hay que diferenciar el gozo de las emociones y circunstancias que nos rodean
El apóstol Pablo lo explicó muy claro que tú y yo seremos transformados de gloria en gloria, cuando nos disponemos a gozarnos en medio de cada situación, circunstancia y emoción que vivamos: «Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor» (2 Co 3.18 RV60).Es por esto que él nos anima a decidir que nuestra reacción sea gozarnos independientemente de lo que vivamos.
Cómo lograr que el gozo permanezca
Quiero que sepas algo: el gozo es como un músculo. Si tú decides gozarte independientemente de las circunstancias o lo que vivas, te vas a dar cuenta que tanto tu relación con Dios va a crecer como la capacidad de gozarte crecerá.Pero necesitas renovar esa decisión en medio de cada circunstancia que vivas, pidiéndole a Dios que te llene de ese gozo, porque cada día fue creado por Él para ti. «Éste es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él» (Sal 118.24 RV60).
«Aunque la higuera no dé renuevos, ni haya frutos en las vides; aunque falle la cosecha del olivo, y los campos no produzcan alimentos; aunque en el aprisco no haya ovejas, ni ganado alguno en los establos; aun así, yo me gozaré en el Señor, ¡me alegraré en Dios, mi libertador!» (Hab 3.17-18 RV60).
Acerca del autor:
Juan Carlos (perezidarraga@hotmail.com) es colombiano, pastor, abogado especialista en Derecho Comercial, temas de liderazgo y coaching. Actualmente Gerente general de la Corporación para la Formación Integral y el Liderazgo (CORFOLIDER) y director de los Centros de Formación y Liderazgo Cristiano (CENFOL) en Paraguay. Casado con Carolina Avendaño, con quien tiene dos hijos: Daniela (5) y Emmanuel (2).