¿Hasta qué punto el temor y la ansiedad afectan nuestras vidas? El temor se puede manifestar de varias formas: Con preocupación, afán, timid...
¿Hasta qué punto el temor y la ansiedad afectan nuestras vidas? El temor se puede manifestar de varias formas: Con preocupación, afán, timidez, ansiedad, como alarma, espanto y abatimiento. Una preocupación equilibrada nos ayudará como motivación a trabajar eficazmente. Dios mismo colocó en nosotros un temor como precaución para cuidarnos.
La Biblia nos pide tener temor de Dios como motivación a la obediencia. La ansiedad también tiende a producir indiferencia hacia Dios, sin embargo, es justamente en esos momentos cuando más necesitamos apoyarnos en Dios.
Por otro lado, si la preocupación y la ansiedad llegan a ser muy extremos, afectan al individuo, ya que absorbe mucha energía e impide que la persona tenga fuerzas suficientes para encontrar una solución ante su problema. Una ansiedad crónica, constantemente pone en alerta al sistema nervioso, lo cual es innecesario, acelerando el pulso del corazón; los músculos se tensionan y se estorba al sistema digestivo. Todo esto hace que el cuerpo se tensione, produciendo cansancio crónico y enfermedades irreales en el cuerpo. Finalmente, quita el gozo de vivir, ya que la persona ansiosa se preocupa por situaciones que no suceden realmente.
Por lo general, las personas que padecen ansiedad han experimentado situaciones de mucho temor, la crítica constante por parte de los miembros de la familia, roces entre los padres, en sus hogares les han transmitido temores innecesarios, o el padre ha sido muy duro, impidiendo recibir el cariño que necesitaban.
Por otro lado, es conveniente examinar y diferenciar si es una ansiedad verdadera o irracional. Si es realmente verdadero el peligro o la ansiedad nos lo muestra mayor de lo que verdaderamente es.
Debemos recordarle al creyente ansioso que Dios nos insta a que le expresemos con confianza toda preocupación o deseo (Fil 4:6-7). Así mismo, el creyente debe concentrarse en lo que Dios es y no en su sufrimiento o problema (Is. 36:3). Debe procurar vivir en el presente, vivir día a día (Mt 6:25-34). Obtener una confianza plena en Dios lo ayudará a disipar en gran porcentaje su ansiedad y temor por el mañana (Fil 4:13). Motivar al joven a expresar cada uno de sus temores y ansiedades. Es imposible eliminar por completo esta ansiedad, pero sí se puede lograr que el joven se sienta alivianado y fortalecido, escuchando música que edifique, motivándolo a practicar un deporte, a descansar bien.
Josh McDowell/Bob Hostetler. Manual para consejeros de jóvenes. Edit. Mundo Hispano.
La Biblia nos pide tener temor de Dios como motivación a la obediencia. La ansiedad también tiende a producir indiferencia hacia Dios, sin embargo, es justamente en esos momentos cuando más necesitamos apoyarnos en Dios.
Por otro lado, si la preocupación y la ansiedad llegan a ser muy extremos, afectan al individuo, ya que absorbe mucha energía e impide que la persona tenga fuerzas suficientes para encontrar una solución ante su problema. Una ansiedad crónica, constantemente pone en alerta al sistema nervioso, lo cual es innecesario, acelerando el pulso del corazón; los músculos se tensionan y se estorba al sistema digestivo. Todo esto hace que el cuerpo se tensione, produciendo cansancio crónico y enfermedades irreales en el cuerpo. Finalmente, quita el gozo de vivir, ya que la persona ansiosa se preocupa por situaciones que no suceden realmente.
¿Cuál es la causa por la cual una persona tiene ansiedad y preocupación?
La ansiedad es producida por inseguridades en cuanto a lo relacional: crisis familiares, sintiéndose insuficientes en cuanto a agradar a su cónyuge y mantener su afecto, enfermedades, necesidades no suplidas, o los estudiantes se sienten inseguros en aprobar sus materias. Muchas personas están preocupadas porque sus valores están distorsionados, o sufren de mucha ansiedad porque su conciencia está cargada de culpa. Puede decirse que la ansiedad irracional o injustificada es, tal vez, la más difícil de vencer. Por lo general, las personas que padecen ansiedad han experimentado situaciones de mucho temor, la crítica constante por parte de los miembros de la familia, roces entre los padres, en sus hogares les han transmitido temores innecesarios, o el padre ha sido muy duro, impidiendo recibir el cariño que necesitaban.
¿Cómo se puede controlar la ansiedad?
Es primordial reconocer que uno tiene una ansiedad anormal, excesiva.Por otro lado, es conveniente examinar y diferenciar si es una ansiedad verdadera o irracional. Si es realmente verdadero el peligro o la ansiedad nos lo muestra mayor de lo que verdaderamente es.
Debemos recordarle al creyente ansioso que Dios nos insta a que le expresemos con confianza toda preocupación o deseo (Fil 4:6-7). Así mismo, el creyente debe concentrarse en lo que Dios es y no en su sufrimiento o problema (Is. 36:3). Debe procurar vivir en el presente, vivir día a día (Mt 6:25-34). Obtener una confianza plena en Dios lo ayudará a disipar en gran porcentaje su ansiedad y temor por el mañana (Fil 4:13). Motivar al joven a expresar cada uno de sus temores y ansiedades. Es imposible eliminar por completo esta ansiedad, pero sí se puede lograr que el joven se sienta alivianado y fortalecido, escuchando música que edifique, motivándolo a practicar un deporte, a descansar bien.
Fuentes:
Paul Hoff. El Pastor como consejero. Editorial Vida.Josh McDowell/Bob Hostetler. Manual para consejeros de jóvenes. Edit. Mundo Hispano.